Mauri Castillo sigue esperando la nacionalidad española

Mientras que el gobierno la concede a un ex atleta como Sotomayor, que se declara además «fiel a Cuba», Mauri Castillo sigue esperando su turno desde 2013

 
Pablo Salvago Sevilla

El viernes se conoció que el Consejo de Ministros concedió la nacionalidad española por carta de naturaleza al gimnasta de origen guineano Thierno Boubacar y a los atletas cubanos Orlando Ortega y Javier Sotomayor. Alguno pensará si el mítico saltador tiene un hijo que apunta alto, pero no, se trata del mismísimo plusmarquista mundial de altura, de 47 años y retirado desde octubre de 2001 tras ser relacionado con algunos escándalos de dopaje. ¿Cuál es el motivo de esa nacionalización?Es lo que se pregunta un exiliado cubano que vive, se entrena y trabaja en Sevilla desde hace años y cuyos papeles para tal fin llevan tramitándose desde 2013. «Llevo muchos años aquí, compitiendo por un club español (Playas de Castellón) en la Copa de Europa, con una escuela de atletismo para niños y nadie jamás podrá relacionarme con el dopaje. ¿Qué más tengo que hacer para que miren mi caso?», apunta Mauri Castillo, que en la actualidad, aunque su prueba es el 1.500, contaría con la segunda mejor marca nacional de 2015 en el 800.
«Presenté los papeles a principio de 2013, poco después que Indira Terrero (española desde marzo de 2014 y que como el protagonista se quedó aquí tras los Iberoamericanos de San Fernando de 2010) y aún sigo esperando. Ya no me creo esperanzas. Cuando llegue, pues llegó, pero cosas como las de Sotomayor me hacen cuestionarme muchas cosas», afirma el atleta de Ciego de Ácila, en Sevilla desde 2010. Desde ese momento su país, Cuba, no lo considera ciudadano, pero sin la nacionalidad española no puede representar a ninguna nación en los grandes eventos. «Estoy deseando correr para España», no para de afirmar mientras se pregunta por qué alguien que vive en Cuba como Sotamayor sí ha adquirido el derecho que él tanto pelea. «No lo entiendo. Él vive en Cuba. Entiendo lo de Orlando (vallista destacado, sexto en Londres 2012 a los 21 años) que lleva dos años trabajando en Guadalajara, pero otros casos son incomprensibles», destaca. Y es que Sotomayor lo tiene claro: «Yo no voy a renunciar nunca a la nacionalidad cubana», señaló a la agencia Dpa. «A mí me surgió esta posibilidad hace dos años. Yo lo acepté, pero no voy a renunciar a Cuba», añade.
Mucho más por el atletismo español ha hecho estos años Castillo, habitual liebre para la Federación Española cuando se necesita que los atletas patrios obtengan la marca mínima cara a algún gran evento. «La Federación me dice que es el Gobierno el que nacionaliza, pero dudo mucho que alguien del Gobierno sepa quién es Orlando Ortega así como así. ¿Alguien le dirá algo, no? Estas cosas me cabrean mucho, porque nunca me he negado a nada cuando me lo han pedido ayudando siempre en lo que sea. Siento que alguien me está engañando», explica el atleta, que ya se perdió la cita de Londres de 2012 o el Mundial de 2013 pese a tener mínimas en 800 y 1.500. «Incluso presenté hace ocho meses un certificado de no tener antecedentes penales. No sé qué será lo siguiente que me exigirán», afirma el mediofondista, que lleva una escuela de atletismo con su nombre para niños.
«El expediente lleva en estudio desde hace meses y la Federación Española se limita a decir que de ella no depende nada. No sé qué pensar ya. Ni ahora ni cuando otros muchos nacionalizados dan positivo. Pero no pasa nada. A mí en cambio, que jamás podrán señalarme por nada de eso, me hacen esperar. Ya he perdido mucho tiempo, pero aún me queda ilusión. Espero que me den pronto la oportunidad de competir por España. Demostraría que la apuesta no fue un error», indica.
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