Manuel Valls habla de la suciedad del alma

Manuel Valls, ex primer ministro francés, se permite el lujo de venir a España a dar lecciones; al mejor estilo bonapartista. Todavía no se enteran de que el mismo Napoleón fue quien dijo «aquella desgraciada guerra de España me perdió…». No lo asumen, y se creen que somos su colonia.

Valls, que lo hizo tan bien en una Francia que no tiene problemas. Él, traicionando y dejando en la estacada al partido Ciudadanos al cual se había agregado, imponiendo cordones sanitarios y exclusiones, ayudando a poner en la alcaldía barcelonesa a la analfabeta bolivariana Ada Colau; la misma que dijo que el Almirante Cervera, militar adscrito al liberalismo progresista (cuyo valor fue ensalzado hasta por Fidel Castro) era un «facha»; la misma que justifica las agresiones a los militantes de Vox pero llora con lágrimas de cocodrilos cuando el independentismo la abuchea y la insulta como «zorra», «puta» y demás lindezas ¿machistas/heteropatriarcales?

Valls habla de suciedad de manos y de alma ante cualquier tipo de pacto con Vox. Sin embargo, no pareció ensuciarse el alma cuando recibió en París con alfombra roja y todo al dictador sanguinario Raúl Castro; al mismo que continúa teniendo a la perla del Caribe como un campo de concentración con prostitución infantil y explotación esclavista.

Asimismo, la superioridad moral de Valls no parecía ensuciarse el alma cuando éste expulsaba gitanos de Francia.

Como una vez dijo Kiko Rivera (sí, el hijo de la Pantoja) en una entrevista de la telebasura: «A papá mono no le vengas con plátanos verdes». También podríamos decirle a Valls que «tus sermones, para mis cojones». Y también se dice que dime de qué presumes y te diré de qué careces.

Seguramente que Bilderberg y otras sociedades secretas, tenebrosas y hediondas están empujando. Tan seguro como que a lo mejor provocan -parafraseando a Vázquez de Mella- «un 2 de mayo más glorioso que el de 1808».

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