-Por Antonio Moreno Ruiz
Mi gran amigo y paisano Lalo Gastalver, amén de farmacéutico de postín, es un as de la música rockabilly, hecho demostrado a lo largo y ancho de su fructífera andadura en el grupo “Atomic Propellers” (1), del cual guardaré eterna memoria por haber disfrutado de su música con mi señora en el “Freak show” de nuestro Bollullos de la Mitación del alma.
Con esto del confinamiento que parece que no se acaba nunca, me he acordado que hace tiempo le mandé deberes a Lalo, recordando al grupo Lynyrd Skynyrd; grupo que inmortalizó el amor por su tierra a través de la canción «Sweet home Alabama», y que Siniestro Total cogió el testigo con su versión «Miña terra galega». Un servidor no quiso ser menos, y después de quedar impresionadísimo al ver en vivo y en directo a Atomic Propellers, con el soniquete de “Sweet home Alabama” compuse una letra conminando a Lalo para que le diera su toque personal si así lo estimase. La letra decía así:
ORGULLO BOLLULLERO
Una botella de mosto,
me dispongo yo a beber,
y con cohetes y campanas,
una fiesta va a caer,
va a caer.
Tengo un pino como escudo,
y como equipo el San Martín,
siempre pienso en Cuatrovitas,
siempre estoy pensando en ti,
pensando en ti.
-Estribillo-
Orgullo bollullero,
lo llevo en el corazón,
orgullo bollullero,
Bollullos de la Mitación,
la Mitación.
Los personajes inciertos,
por aquí son multitud,
superando a la ficción,
en cualquier vicisitud,
vicisitud.
Arroyo Majalberraque,
entre olivos, a nadar,
cerro de la Meringuela,
paraíso terrenal,
terrenal.
-Estribillo-
No obstante, no acabó ahí mi ansia poética, y evocando que mi amigo es un gran amante de todo aquello que emane de las músicas de Luisiana, se me ocurrió dedicarle unos versos que titulé “Luisiana en el Majalberraque”. El Majalberraque es un afluente del río Guadalquivir que pasa por nuestro pueblo. No es tan grande como el Misisipi; pero no en vano, tenemos más vinculación con Luisiana de lo que parecería en principio; pues si en la actualidad es un estado que se circunscribe al sur de los Estados Unidos, hace siglos fue la ruta francesa hacia el Canadá, y durante cuarenta años perteneció a España. En la época francesa, se había forjado una población criolla muy de cerca con colonos alemanes, así como con indios y africanos. En la época española, siguió la pujante población criolla francesa (a los años, llegando también criollos franceses de muy al norte, huidos o expulsados de la brutalidad de los británicos en el Canadá) que pronto se asimiló a la española, a pesar de los iniciales recelos; siendo protagonistas de una época pacífica y próspera, hasta que a principios del siglo XIX apareciera Napoleón.
En aquella época Nueva Orleáns entró en el gran circuito universal de la Monarquía Hispánica, estrechando, estrechando así su relación especialmente con La Habana y Veracruz, con quien tantos ritmos compartimos a pesar de que les joda a los mal llamados “puristas”. Porque el flamenco no se entiende sin una gran base de fandango antiguo que se moldeó entre las idas y las vueltas, así como la rumba y la guajira proceden de Cuba, la colombiana la creó Pepe Marchena mezclando zortzico vasco y corrido mexicano y la petenera procede de México (2); entre otros muchos casos. Y no en vano la página Flamencópolis (3) apunta –con buen tino- al estudio del blues como posible conexión con el fenómeno flamenco.
En Luisiana, de todo aquel fecundo mestizaje han salido músicas como el blues, el rock, el jazz o el cajún; siendo que en la primera grabación de cajún el protagonismo fue de Joe Falcón y en la primera grabación de jazz estuvo presente Alcide Nunez, ambos descendientes de familias canarias (4) que se habían asentado en los terrenos pantanosos de Luisiana en la época de Carlos III.
Yo refería hace poco inspirándome en la ágil versatilidad de los Dropkick Murphys (5) al mezclar la raíz folk irlandesa con la rapidez del punk/rock y del hardcore, cómo desde una base hispánica podrían salir resultados cojonudos al combinar la raíz folk con unos ritmos “rockeros” que no nos son ajenos, ni tan siquiera “exóticos”. Ahí sigo dejando la idea; porque no en vano, la cultura country le debe muchísimo a aquello que dejaron los dragones de cuera (6), aquellos soldados de élite, conductores de ganados y hacedores de caminos que dejaron el listón muy alto en Norteamérica, siendo más recordados y valorados en Estados Unidos que en España o Hispanoamérica, como –desgraciadamente- suele pasar en estos casos.
Con todo, sigo empeñado en unir las fértiles aguas que del Majalberraque nos llevan a Luisiana y viceversa y recuerdo aquellos versos que le dediqué a mi gran amigo y paisano Lalo Gastalver, rockero de la eterna juventud:
LUISIANA EN EL MAJALBERRAQUE
Nueva Orleáns se unirá a Bollullos,
el Bayou se unirá al Majalberraque,
guisaremos un potaje con rock, cajún,
blues, y lo que se ponga por delante.
Luisiana en la Calle Larga,
Mardi Gras en el Prado,
cierto aire ranchero de México,
no sin algún toque rumboso cubano.
Las cuerdas se tensan y se mezclan,
con las legendarias décimas de los isleños,
la percusión ondea como un estandarte,
que por el Atlántico une los cielos.
Vamos allá con tupés y guayaberas,
que se agite la coctelera musical,
con sabor de café, ron y puro,
que la noche desconoce el final.
¡Luisiana en el Majalberraque!
¡Rockabilly en Bollullos!
¡Lalo, a la guitarra como tú sabes,
que se escuche en todo el mundo!
Lo dicho: Válganos el confinamiento para inspirarnos y bichear, que tenemos una cultura poderosa y portentosa en la que podemos y debemos apoyarnos para alimentar estupendas creaciones.
NOTAS
(1)Véase: https://www.facebook.com/pages/category/Musician-Band/Atomic-Propellers-1152466778179797/
(2)Recuérdese: https://espanolesdecuba.info/el-origen-mexicano-de-la-petenera-andaluza/
(3)Recuérdese: http://www.flamencopolis.com/archives/3391
(4)Recuérdese: https://espanolesdecuba.info/los-islenos-de-luisiana/
(5) Recuérdese: https://espanolesdecuba.info/ideas-musicales-hispanicas-para-el-siglo-xxi/
(6)Recuérdese: https://espanolesdecuba.info/dragones-de-cuera-castillos-y-leones-en-norteamerica/