Los «libertadores» como héroes de ficción

Los idólatras (y los justificadores) de Bolívar, San Martín y etc. no se basan en personajes históricos, sino en una ficción. Es la misma «lógica» que puede tener un fanático de Superman o Batman cuando ve un tebeo o una película.

No importan los hechos. Ni tan siquiera importa la lógica. Pero claro, viviendo en el imperialismo universal de la irracionalidad y el “sentimiento”, esto por desgracia ya se presupone.

El caso es que siempre habrá una justificación. Ya puede uno mostrar los documentos en los que Bolívar insultaba a quiteños y peruanos, o en los que pretendía regalar a los británicos Panamá y Nicaragua, que dará igual. “Bolívar es el personaje de la historia más importante después de Jesucristo” es la “lógica” de quienes viven en 200 años de religión paralela, de culto idolátrico, monolítico y agresivo, especialmente visible en Venezuela y Argentina, cuyos nacionalismos han actuado como ramificaciones absolutas y silenciadoras sobre sus vecinos. Cosa que, afortunadamente, parece resquebrajarse, al menos en el Perú y Colombia.

Mas, como se dice que hay un Cid literario y un Cid histórico, en el caso de los “libertadores” no es que sean “literarios”, es que quizá sean hasta “metafísicos”.

De hecho, el triunfalismo mítico sobre esta época de nuestra historia niega hasta que Miranda, Bolívar, San Martín y otros tantos más murieran arrepentidos. Según la documentación que se conserva de ellos mismos. Como según la documentación, los ejércitos realistas (los grandes olvidados de nuestra historia hispanoamericana) eran constituidos por mayoría absoluta de americanos. Pero claro, eso no cansa con la ficción épica de que “fue una epopeya que nos libertó de una malvada potencia europea absolutista que abusaba de la inocente América”; desde luego, suena mucho más “literario” que analizar una guerra civil muy prolongada luego de un vacío de poder.

Por mitos, tenemos hasta el criollismo de San Martín. Si contamos el criollismo por años, el realista Boves era más criollo que él. ¿Pero qué importa eso cuando la ficción es más bonita? Si puedes hasta ocultar los muchos años que San Martín fue soldado español, o la ficción de los criollos discriminados cuando los Bolívar llevaban ocupando cargos en la Monarquía Hispánica desde finales del XVI…

Y al final esto es como todo: ¿Cómo le sentaría a un «fan» de Superman o Batman que sacaran un tebeo o película donde su héroe admite estar arrepentido y renegar de toda su «obra»?

“Obra” que ni siquiera se llegó a cumplir, porque la América Española acabó dividida en muchos estados para beneficio de otras grandes potencias. No “soñaron” la unidad, sino que destrozaron la que había.

¿Eso es para celebrar?

Como dice el quiteño Francisco Núñez del Arco: “Bolívar sabía perfectamente para quién trabajaba y lo que hacía. Una gran falla de nuestro medio es la inconsistencia de ideas en todos los sectores del pensamiento -si se le puede llamar así-, los dogmas preceden a la razón y se acaba justificando lo injustificable con tal de caber en el dogma. La izquierda letrinoamericana ha sido y es experta en esto, especialmente en lo que se refiere a las figuras de la mal llamada independencia como Bolívar. Exculpar a Bolívar es exculpar a las oligarquías históricas y actuales que él representa directamente, es exculpar a lo que la izquierda marxista llama los enemigos de clase de los pueblos a los que dicen querer favorecer. Ser de izquierda y defender a Bolívar sí que es una contradicción casi hasta biológica. Es un insulto a la inteligencia tratar de desconocer la responsabilidad puntual y enorme, casi exclusiva en muchos aspectos de su accionar sobre nuestra realidad para llevarnos al subdesarrollo y la dependencia después de la mal llamada independencia. Los dogmas, más los históricos, no pueden ni deben caber en la mente inteligente de cualquiera, más allá de las ideologías. Sugiero la lectura de la obra de un izquierdista inteligente para entender esto, izquierdista no sólo de palabra, sino de acción, Augusto Zamora, parte del gobierno sandinista de Nicaragua entre 1979 y 1990, “Malditos Libertadores: Historia del subdesarrollo latinoamericano”, un libro para entender que se puede pensar la historia desde la izquierda más allá de los dogmas. Léanlo y saquen sus propias conclusiones. Bolívar sabía perfectamente para quien trabajaba y lo que hacía, son múltiples sus cartas, declaraciones y propuestas públicas, reservadas y privadas donde lo dice a lo largo de los años y desde muy temprano, quizás en esta carta -citada en el libro de Zamora- a Sucre del 26 de mayo de 1823 encontramos una de sus afirmaciones más explícitas al respecto: «Inglaterra es la primera interesada en el éxito de esta transacción ya que desea formar una liga con todos los pueblos libres de América y de Europa contra la Santa Alianza, para ponerse a la cabeza de los pueblos y dirigir el mundo. No es interesante para Inglaterra que una nación europea como España mantenga una posesión como Perú en América. Prefiere que sea independiente con un PODER DÉBIL Y UN GOBIERNO FRÁGIL. Es por eso que bajo un pretexto cualquiera, Inglaterra apoyará la independencia de Perú.» No sean ciegos señores izquierdistas, porque como sabemos no hay peores ciegos que los que no quieren ver.

Y esto desde la izquierda, pero es que la derecha quizá sea todavía peor, por imposible que parezca.

Francisco Núñez del Arco siempre se pregunta “¿qué celebran?”

Seguimos preguntando:

¿Guerra espantosas contra paisanos que además acabaron como el rosario de la aurora?

Incluso mucho después de las independencias, estados hispano-americanos que se anunciaban prósperos y motores de nuestro mundo como Cuba, Venezuela y Argentina, han caído presas de la tiranía socialista.

¿Y doscientos años después de aquella “supuesta epopeya” se le sigue echando las culpas a “España”?

¿Esa es la mentalidad de los supuestos “grandes ganadores”?

Lo increíble del asunto es que esta idolatría de ficción se ha mantenido en España tanto como en Hispanoamérica hasta en las más altas cotas intelectuales. Menéndez Pelayo y Unamuno sólo tuvieron palabras de elogio para Bolívar, para el Bolívar literario que consciente o inconscientemente ayudaron a alimentar; el Bolívar que no tiene nada que ver con el real/histórico; ese Bolívar de ficción al que en 1970, esto es, en la España de Franco, se le levantaban estatuas en Madrid.

“Eran hijos de España”, suelen decir nacionalistas y derechistas varios. Y también marxistas. Total, qué más da…

Sí, Bartolomé de las Casas y Antonio Pérez también lo eran. Y eso no les hace buenos.

Como hijos de España son Pujol y Junqueras y como lo fue Sabino Arana.

¡Menudo argumento!

Pero es que la culpa la tiene quien escribe estas líneas. ¿Para qué ir a los hechos cuando la ficción

De todas maneras, se reitera, 200 años después, no se ve que esta ficción haya servido para nada bueno. Justo en los bicentenarios, que por cierto, entusiasmo despiertan muy poco (lo mismo que pasó en España con lo de las Cortes de Cádiz), deberíamos reflexionar. No porque queramos volver atrás en el tiempo, sino porque uno de los problemas de la sinfonía inconclusa de la hispanidad es lo malamente que está contada nuestra historia; empezando cómo injustamente se ha olvidado tanto en América y en España a los realistas americanos. Y así es imposible construir, siendo que lo único que “avanza” es un Foro de Sao Paulo que precisamente basó buena parte de su propaganda en los “libertadores” como héroes de ficción; costumbre que atraviesa las ideologías.

Pero nada, algunos siguen empeñados incluso en hacer hispanismo con eso…

Si es que demasiado poco pasa.

P.D.: «Tú criticas a Bolívar y a San Martín porque eres español!». Ah, pero en España…

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