La famosa marca de cosméticos francesa llega a un acuerdo con la empresa Organovo para comenzar a imprimir piel artificial.
Ya en la década de 1980, L’Oréal comenzó a trabajar en crear muestras de tejido cultivadas en laboratorio que respondieran igual que la piel humana, lo que permitiría reducir su consumo de piel humana real (hasta entonces utilizaba la proveniente de donaciones de pacientes de cirugía estética). Este ambicioso proyecto culminó en 2013, cuando anunció que ponía fin a la experimentación en animales para pruebas cosméticas.
El proceso que seguía hasta ahora obligaba a recoger estas donaciones, cortarlas en pequeñas muestras y descomponerlas a nivel celular. Después, las células recibían un tratamiento de señales biológicas que buscaba imitar los estímulos que recibiría la piel en un cuerpo humano. Se buscaba que las muestras reaccionasen igual a como lo harían en un entorno real. Con este proceso, las muestras tardaban alrededor de una semana en formarse.
No se puede decir que este proceso no fuera eficaz. Actualmente, L’Oréal es un gigante tecnológico que invierte alrededor de 1.000 millones de euros al año en investigación. Cuenta con instalaciones del tamaño de tres piscinas olímpicas y un equipo de 60 científicos dedicado al desarrollo de nuevos cosméticos. Generan más de 100.000 muestras de piel humana sintética, con un tamaño de 0,5 cm² y un grosor de hasta 1 mm cada una, alcanzando juntas 5 m² en total. De esta cantidad, sólo la mitad se destina a investigación propia; el restante se vende a compañías del sector a unos 60 € por muestra.
Entonces, ¿por qué cambiar su modelo productivo? La respuesta está en la bioimpresión de Organovo.
¿Qué es la bioimpresión y cómo funciona?
Esta técnica de impresión en tres dimensiones permite colocar células de manera individual sobre una superficie para crear patrones predefinidos.
El proceso comienza con el estudio compositivo del tejido que se quiere imprimir. A continuación se crea el patrón de capas multicelulares que compondrán el nuevo tejido a través de un proceso llamado biotinta, exclusivo de las impresoras en tres dimensiones de Organovo (éstas están compuestas de dos cabezales: uno coloca las células de manera individual mientras que el otro compone una matriz que las sujete). La biotinta se comienza a imprimir en capas superpuestas verticalmente. Un biogel o tejido desprovisto de células se utiliza para separar estas capas y componer una base para la formación de la estructura final.
Una vez compuestas las muestras, se les pueden inducir enfermedades cuyo progreso es evaluado en un entorno real, al igual que sus posibles tratamientos. Es por tanto el campo de pruebas perfecto, ya que responde igual que un tejido normal, pero su origen es artificial.
¿Por qué es relevante?
L’Oréal ya ha hecho realidad el sistema de obtención de piel artificial, pero la tecnología de Organovo permitirá acelerar su producción y automatizarla en los próximos cinco años, logrando una venta más rápida y de mayor volumen.
Se espera llegar a un futuro en el que los hospitales puedan disponer de muestras de piel personalizadas según las necesidades de cada paciente en áreas como la de trasplantes y cirugía estética.