Las trochas militares jugaron un papel fundamental en las dos guerras de Cuba en la lucha contra los insurgentes.
Eran básicamente muros defensivos situados en las partes de Cuba donde había menos distancia entre el norte y el sur. Su función era dificultar al máximo los movimientos de la guerrilla. Las dos más importantes eran la trocha de Júcaro Morón y la de Mariel. La primera tuvo dos versiones una para la Guerra de los 10 años (1868-1878) y otra de nueva generación mucho más moderna, construida en 1897.
La trocha de Júcaro Morón era, sin exagerar, una pequeña maravilla de la ingeniería militar española. Tenía 68 fuertes, 71 torres de vigilancia, cada una dotada de reflectores de 500 metros de alcance y teléfono, 38 posiciones de fuego cruzado, 2 baterías artilleras…Guarnecida por 10000 soldados. Cubría una distancia de 69 kilómetros., incluyendo un pequeño ferrocarril de transporte militar.
Esta muralla defensiva, construida en 1897 por el Coronel Ingeniero José Gago, bajo la supervisión del General Weyler, sirvió para obstaculizar eficazmente los movimientos de las guerrillas cubanas. Estaba prevista la instalación de ametralladoras, pero no llegó a concretarse.
En Cuba, tal y como luego se confirmó en las guerras del siglo XX, los muros defensivos fueron eficaces contra la guerrilla, pero no contra ejércitos regulares potentes como el de Estados Unidos.
Rafael María Molina Sánchez. Historiador