Con un enérgico apretón de manos, vestidos con guayaberas y de blanco impoluto, como dicta la tradición, los líderes de la principal organización de sacerdotes babalaos y de la mayor iglesia santera de Miami sellaron una unión con la que quieren sacar a esta religión de las sombras en Estados Unidos.
Fue en una ceremonia sencilla celebrada a principios de mes en una casa particular y ante medio centenar de fieles de esta religión de origen afrocubano.
Los encargados de firmar la alianza fueron el Obá Ernesto Pichardo, director de la iglesia Lukumí Babalú Ayé, y el babalao Manuel Erice, de la organización Kolá Ifá, que reúne a más de un centenar de sacerdotes santeros.
Su intención: mostrar que detrás de los rituales secretos, los santos coloridos y los sacrificios de animales hay una religión seria que se practica en muchos lugares de Estados Unidos y que quiere abrirse paso y fortalecerse.
En palabras del portavoz de Kolá Ifá, Javier Aguilar, el objetivo del convenio es acabar con las divisiones y que haya una mayor vinculación entre los practicantes o santeros y los babalaos, los sacerdotes que desde 2000 emiten cada diciembre sus pronósticos anuales.
«A partir de esta alianza, se une todo lo que es la parte pastoral y las actividades: ellos, que son los que las practican, podrán traer a sus deidades y nosotros podremos participar con ellos en esta actividad», le explica Agular a BBC Mundo al aclarar que, en su religión, los sacerdotes «no imponen la fe».
«Estamos siguiendo la Directiva de Olofin (el Dios supremo de la religión Yoruba) de respeto mutuo y la colaboración fraterna», les escribió Obá Pichardo, por su parte, a los fieles de su iglesia en la red social Facebook para convencerles de los beneficios de la unión.
Los sacrificios de animales, en la Corte Suprema
Además, quieren crear una estructura de relaciones públicas e información sobre esta religión y crear un «currículo educativo», una especie de catecismo de la santería, para recoger las bases de esta fe que llegó a América desde África occidental con los esclavos y se sincretizó con el catolicismo.
Pero, entre los motivos de los jerarcas de este culto también hay una especie de reivindicación para que se les deje de asociar con la magia negra y los sacrificios de animales.
«Que se entienda que nosotros no somos los que estamos tirando cosas en la calle, ni contaminando el medio ambiente, ni el agua del mar; nosotros no hacemos esas prácticas que nos achacan, aunque como en todas las religiones hay personas que no son verdaderamente practicantes y hacen eso», le dice Aguilar a BBC Mundo.
Y es que, según denuncian sus practicantes, todavía hay mucho estigma con la santería pese a que han pasado más de diez años desde que la iglesia Lukumí Babalú Ayé fuese reconocida por la Corte Suprema de EE.UU.
Que se entienda que nosotros no somos los que estamos tirando cosas en la calle, ni contaminando el medio ambiente, ni el agua del mar; nosotros no hacemos esas prácticas que nos achacan, aunque como en todas las religiones hay personas que no son verdaderamente practicantes y hacen eso
Fue en 1993 cuando el máximo tribunal de EE.UU. dio la razón a la iglesia frente a la alcaldía de Hialeah, después de que este distrito de Miami con mayoría de población de origen cubano, prohibiese a los devotos de Lukumí Babalú hacer sacrificios de animales.
Pese a los avances, a juicio del portavoz de Kolá Ifá, todavía queda trabajo por hacer para que salga de la sombra:
«Es necesario que la comunidad entienda que lo que hacemos es por el beneficio y el bienestar de los seres humanos», afirma el babalao Aguilar, quien dice que el objetivo de su grupo es tomar las medidas necesarias para ayudar a la gente.
Con esta declaración se refiere a las predicciones que, gracias al estudio del libro sagrado de su religión, los babalaos sacan cada año.
Credo en expansión
Pese a que es difícil estimar el número de fieles que siguen esta religión afrocubana puesto que la mayoría de actividades se hacen en privado, los jerarcas santeros aseguran que se practica en diferentes lugares de Estados Unidos.
Concretamente, tienen datos de la existencia de grupos santeros en Filadelfia, Nueva York, Los Angeles, Texas y Nueva Jersey, además de Miami la principal sede de la reunión en EE.UU.
«El cubano de por sí es practicante de esta religión … aunque no sea una práctica directa hacia la tendencia afrocubana o Yoruba, todos creemos en un santo o en una deidad:, afirma Aguilar.
«Yo te diría que todos los cubanos que estamos en Miami aunque no seamos practicantes, le ponemos una manzana a Santa Bárbara o le pedimos no ponernos enfermos a San Lázaro», añade.
Pero la base de la iglesia no es solo cubana. A ellos se están sumando «venezolanos, colombianos, nicaragüenses y otros centroamericanos», indicó.