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La prosperidad de la Nueva España

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-Artículo de Francisco Núñez del Arco

Un rasgo sociológico indicador de la prosperidad y riqueza de la Monarquía Hispánica en América, fueron las fortunas que se amasaron en nuestros territorios. Es bien conocida la vinculación entre la nobleza inglesa y la plutocracia estadounidense a finales del siglo XIX y principios del XX, mismas que empezaron a unirse matrimonialmente para, las unas dar los títulos y el abolengo, y las otras las fortunas. Pero es prácticamente desconocido que este tipo de alianza sucedió antes, durante el siglo XIX, entre la élite mexicana y la nobleza centroeuropea. Era tal la riqueza de muchas familias mexicanas, que varias familias nobles centroeuropeas buscaban casar a sus vástagos con hijas de esas familias mexicanas para mantener la posición económica que cada vez más, con un siglo de ilustración encima, era difícil de sostener y perpetuar. Muchos príncipes, duques, condes y demás nobles titulados alemanes y austriacos, tienen antepasados mexicanos por esta razón. Otras familias mexicanas que conservaron su fortuna de la época hispánica, ante el desastre del Estado mexicano, no pudieron mantenerlas, pero se demoraron más de un siglo, o sea cuatro generaciones, en algunos casos para gastársela toda. Así era el nivel de riqueza de lo que algunos ideólogos llaman el atraso español.

A diferencia de la América del Sur, la América Central y del Norte españolas no sufrieron una cruenta guerra civil para conseguir su separación de los demás reinos hispánicos, la misma se logró por medios políticos. Así, el que fuera el Virreinato de Nueva España, es decir, los territorios actuales de los estados de California, Nevada, Utah, Nuevo México, Arizona, Colorado, partes de Wyoming, Oklahoma y Kansas, así como Texas, dentro de los Estados Unidos; México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica; no tuvo la terrible pérdida humana y económica que sí tuvo la América del Sur española, con más de tres lustros de guerras, la destrucción de sus economías y el aniquilamiento de buena parte de sus élites y fortunas. Lo demás es historia.

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