La opinión de Amílcar: Cuba, datos y política

He escrito un trabajo para El Estornudo dirigido primero a quienes quieren entender los datos, los gráficos, la ciencia detrás de ellos, a la sociedad que actuando responsablemente tiene y tendrá un aporte vital para disminuir el impacto de la COVID-19 en Cuba.

Y en segunda instancia, lo dirijo a quienes sin aportar datos, análisis científicos sólidos o pruebas documentales, acusan al gobierno de Cuba de estar falseando la cifra de contagios y de fallecidos.

Dejo aquí los principales mensajes del texto.

1️. Existe una diferencia abismal entre sugerir que el gobierno de Cuba podría estar cometiendo algún error que condicionaría el crecimiento lineal en los últimos días de la curva epidemiológica, y del otro lado, asegurar que miente. Lo primero muestra una preocupación genuina basada en el análisis comparativo de curvas epidemiológicas. Lo segundo, – cuando menos – ignorancia y desinformación.

2️. Es cierto que desde hace varios días la curva con el acumulado de casos confirmados en Cuba ha venido mostrando un crecimiento lineal (Figura 1). No lo es, sin embargo, que Cuba sea el único país que ha mostrado este comportamiento. Existen al menos diez países que han tenido un comportamiento similar. Nueva Zelanda, por ejemplo, uno de los referentes en el control de la pandemia, mostró esta tendencia en un período semejante de su epidemia.

3️. La preocupación con el per capita de test/millón de habit. de Cuba (2,685 ayer) es genuina, pero no debe desentenderse del agresivo programa de vigilancia epidemiólogica que ha desplegado el país y sobre todo de las siguientes perspectivas, i. ese valor es superior al de países como Costa Rica (2,310 test/millón de habitantes), República Dominicana (1,683 test/millón habitantes), El Salvador (2,216 test/millón habitantes), Brasil (1,373 test/millón habitantes), México (384 test/millón habitantes) o Ecuador (1,975 test/millón habitantes).

4️. Siguiendo con el tema de los tests, ese per capita de ayer 2,685 test/millón de habitantes con 1189 casos, es 16 veces superior al de Estados Unidos (166 test/millón habitantes) cuando ya tenía 22 000 confirmados o 12 veces el de Francia (225 test/millón de habitantes) cuando tenía un número semejante de confirmados (1412). Resumiendo, si hay países que van muy bien, incluso mejor – véase la curva de Costa Rica – con per capita inferior, no veo cómo ese per capita de test de Cuba justificaría el supuesto engaño.

5️. Hay un gráfico muy importante que niega rotundamente –al menos hasta el momento – estas acusaciones. Se trata de la curva de velocidad de crecimiento del número de fallecidos y que está normalizada a partir de la fecha de notificación de los primeros cinco fallecidos en cada nación. La curva de Cuba es de las que menos crece – menor pendiente – , y está bien alejada del recorrido de los territorios con situación más crítica (Figura 2). Este es un gráfico muy confiable, porque a diferencia del total de casos confirmado, que depende de número de tests realizados por cada país, contabiliza el número de fallecidos.

6️. Para restarle crédito a esta curva, hay quien afirma que no tiene valor porque Cuba está ocultando muertes. Estos son los mismos que aseguran que según sus modelos, Cuba ya debería rondar los 5000 casos confirmados de COVID-19. Este tema vuelve a ser resuelto con datos, con la ciencia que ya se ha hecho. Según un estudio de The Journal of American Medical Associaton (JAMA), una de las revistas de ciencias biomédicas más prestigiosas del mundo, el 9% de 1529 casos confirmados de COVID-19 en Italia necesitaron una unidad de cuidados intensivos (UCI). Si consideramos este dato y los valores propuestos por los modelos de quienes supuestamente demuestran el engaño del gobierno cubano, hoy tendrían que haber cerca de 450 enfermos de COVID-19 en UCIs en Cuba. Sucede que por mucho que Cuba tenga uno de los per capitas más elevados de camas hospitalarias/millón de habitantes en la región (Figura 3), y todo el control de la información que quieran argumentar, no hay forma de ocultar semejante explosión en la demanda de camas de UCI en tan corto período de tiempo sin que nos hubiéramos enterados. El argumento vuelve a fallar.

7️. Cuba implementó el cierre de sus fronteras, escuelas, el aislamiento social y limitó la transportación de pasajeros el 23 de marzo, con apenas 40 casos confirmados y una muerte. Estos datos son muy cercanos a los de Costa Rica (35 casos/0 fallecidos), y diametralmente distintos a los de Italia (>7000 confirmados/463 muertes) o España (>24900 confirmados/1720 fallecidos). Insisto además en el agresivo sistema de vigilancia epidemiológica. Con un per capita de tests superior – como ya vimos – y habiendo tomado medidas en momentos semejantes, es esperable que el desempeño de Cuba sea más cercano al de Costa Rica –aunque, repito, no son las únicas variables– que al de los países más críticos. No a no entender dónde está el problema. Ni las pruebas.

8️. Ninguno de los datos analizados configura hoy un escenario de epidemia descontrolada para Cuba. Yo apoyo totalmente el papel de iniciativas ciudadanas que alerten sobre posibles fallos. Pero estas deben estar basadas ante todo en datos, en análisis científicos que incluyan la mayor cantidad de variables epidemiológicas posibles. Y ninguna ideológica. Disminuir el impacto de la COVID-19 en Cuba, aumentar la percepción de riesgo y la responsabilidad ciudadana depende en gran medida de que hagamos más ciencia y menos tertulia política.

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