Y así sigue siendo. Vemos hoy en día cómo los separatismos se ceban contra España por mor de gobiernos traicioneros; pero es un problema que asimismo padecen Argentina y Chile; como en su día padeció México para con Centroamérica o Panamá de Colombia y tantos otros casos que se han dado en el balcanizado mundo hispánico. Los restos de aquella monarquía que se extendía por cuatro continentes quedaron sin armazón geopolítica y económica y toda vez que se haya hecho algún intento de aproximación, ha sido desbaratado con mayor o menor violencia por el imperio británico que ejecutó la secesión que se traduce en doscientos años de soledad; imperio que con sus más y sus menos sigue existiendo y es el mayor beneficiario del indigenismo; que no es otra cosa que una construcción ideológica europea adoptada por mucha gente que en realidad quisiera ser anglosajona y esa es la espina clavada que tienen.
Pasen y vean a Borja Cardelús, un gran defensor de la civilización hispánica: