La lástima del odio

La lástima es que el odio a España sea propagado y financiado tanto por el estado español como por muchos españoles

Por Antonio Moreno Ruiz
Personajes como Julio César, Pompeyo o Sertorio reprodujeron las guerras civiles romanas en Hispania. La conquista romana no fue fácil, porque amén de las problemáticas desavenencias entre los propios romanos, quienes combatieron duramente unos contra otros; en muchos sitios hallaron una resistencia brutal por parte de la población indígena. A los romanos les entraba pavor cuando crucificaban guerreros iberoceltas y éstos morían entonando roncos cantos de guerra. Pronto descubrieron que los iberoceltas eran mejores escoltas que esclavos, puesto que como esclavos, o se suicidaban o mataban a sus dueños. Así, mientras que en cincuenta años la conquista de la Galia estaba finiquitada, en Hispania sin embargo las guerras se prolongaron durante dos siglos.
Tarik Ben Ziyad, al mando de tropas bereberes, tras la victoria de Guadalete en el año 711, sentó las bases para la conquista musulmana de Hispania, bajo generalato árabe (de Muza a los omeyas). Apenas un siglo después se produjeron las primeras conjuras bereberes para expulsar a la minoría árabe que le entregó las peores tierras y el peor botín, siendo necesario llamar a los «samiyyun» (caballería de élite) sirios. Todavía en el siglo X existía ese resentimiento que supo explotar Ben Hafsun, el caudillo descendiente de visigodos que volvió al cristianismo de sus antepasados, uniendo a mozárabes (cristianos bajo dominio musulmán), muladíes (hispanos conversos al islam) y bereberes contra la élite califal.
En cambio, todo esto parece muy pintoresco y muy bonito para, acto seguido, escandalizarse por Hernán Cortés, o por Pizarro y Almagro… Y como dice mi amigo el historiador quiteño Francisco Núñez del Arco: «Si la conquista de América por Castilla fue realizada por un puñado de burdos y viles pillos, cretinos salidos de la hez de la sociedad peninsular, lo más refinadamente inicuo que produjo esa nefasta tierra… ¿Qué era América y quiénes eran sus habitantes que no pudieron nada contra ellos?» Y es que algunos, en su idiotez crónica, no llegan a darse cuenta de que sus pseudo-argumentos los hacen quedar rematadamente mal. La lástima es que el odio a España sea propagado y financiado tanto por el estado español como por muchos españoles, así como ha sido asimilado «religiosamente» por buena parte de su población. Y con los «argumentos» que tristemente conocemos.

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