La firma de Colón, otra milonga

LA FIRMA DE COLÓN, OTRA MILONGA MÁS
Puede resultar novedoso e intrigante la particular forma que tuvo el Almirante don Cristóbal Colón de estampar sus firmas. Y muchos tratadistas, por apaño o por escasa investigación, las han catalogado como  cabalísticas y misteriosas, máxime cuando el Almirante recomienda a sus herederos que las usen a su forma y manera por todos los tiempos venideros:
 
Pero será necesario efectuar el manejo de todos y cada uno de los aspectos que envolvieron la vida del marino que entró en la mar navegando, no bajo la perspectiva nuestra actual, sino dentro de su contexto, es decir, comparándola con la de sus contemporáneo. Y en un asunto, como es la forma de firmar el marino, que ha gastado infinidad de tinta, se han emitido teorías por cientos, son pocos los tratadistas – que uno sepa – que hayan entrado en comparar la dicha firma del Almirante con cualquier otra de los personajes regios,  con los que el marino anhelaba emparejarse socialmente.
Así, la firma del rey de Castilla y de León, Enrique III, llamado “El Doliente”, que se fue de este mundo de los vivos corriendo los postreros días del año de 1.406, a la hora de estampar su regia signatura lo hacía del modo y manera como abajo indicamos, sin que por ello, ni en su tiempo ni después, se hayan vertido torrentes de tinta al respecto según fue su real modo de entender su representación gráfica:
El monarca que le siguió rigiendo el reino castellano- leonés, don Juan II, desde 1.406 hasta 1454, firmaba sus despachos y disposiciones de la manera siguiente:
Don Enrique IV, cuya firma también grafiamos abajo, que fue el rey que ciñó corona después de don Juan II, se explayó más en los gráficos decididos para legalizar sus mandamientos, indiferente a si eran legibles o ilegibles para aquellos que cotejaban su particular expresión.
Sus majestades Católicas, los reyes Isabel y Fernando, monarcas durante cuyo reinado comenzó a tomar cierta importancia el hecho de la conveniencia de que nobles y gentes de altura social se iniciaran en el aprendizaje de la lectura y la escritura, van a firmar sus documentos reales con trazos que concretarán rúbricas más en consonancia, incluso, con nuestra época actual:
Y tendrá que pasar el tiempo, para que la moda de la simpleza en la rúbrica, sin que sea algo generalizado supuesto que cada cual de siempre ha estampado su firma con la confección que le ha venido en gana, para que algunos monarcas, como el primer Borbón, Don Felipe V, con trazo casi infantil, firmara exponiendo que él era el rey. Aunque al respecto de quién tenía realmente el reino y el poder, nada se sabe de lo que opinara sobre ello su mandona esposa doña María Gabriela de Saboya.
De cabalística, comparando la firma del Almirante Colón con las que se estampaban en su tiempo, no tienen nada. Lo que si contiene intrínseco, es la excelente tomadura de pelo social, que mientras nos hablaban de cosas así, unas de las mentiras históricas más grandes, el Viaje Colombino, servido en bandeja por el clero al “rey”, lleva ya muchos años llenando de carcajadas serios monasterios, y cátedras ahogadas en agua bendita, no se escribe la verdad de lo que aconteció cuando unos mareantes portugueses y andaluces se dieron a la mar. Pero eso será en otra ocasión. Salud y Felicidad. Juan Eladio Palmis.

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