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La esclavitud y sus consecuencias en la anexión de República Dominicana

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-Artículo del investigador hispano-venezolano Emilio Acosta Ramos


La historia de la esclavitud en España y en sus territorios en América, como en otras partes del mundo, es amplia y sus orígenes se pierden en el tiempo. Conducta habitual durante la Antigüedad, la caída del Imperio Romano hizo que su uso fuera en declive en Europa, comparativamente con los años de bonanza imperial, pero la trata de esclavos seguía siendo habitual como comercio basado en los cautivos de guerra: musulmanes en la vertiente mediterránea e infieles de origen báltico en el norte europeo.


En la época Virreinal en América, La trata de esclavos como bien se sabe estuvo a cargo de los imperios, Británico, Portugués y Holandés, el imperio Español no se dedicaba al comercio de esclavos, al contrario no se veía esta actividad con buenos ojos, llegando incluso a tener que aceptar esclavos obligatoriamente, como ocurrió con el fin de la guerra de los 7 años, donde resultaron vencedores los enemigos de España, llegando a colocar condiciones de paz en el tratado de Utrecht la compra de más de 140.000 esclavos negros a los Ingleses y Portugueses, teniéndolos que recibir en contra de su voluntad. Y el trato a ellos fue muchos más humanos que en otras colonias, Jane Landers (Historiadora afroamericana) apunta que «Aunque la mayoría de los africanos en España eran esclavos, no todos lo eran. La ley y las costumbres españolas garantizaba a los esclavos una personalidad moral y legal, así como ciertos derechos y protecciones que no se hallan en otros sistemas de esclavitud», señala.


Una de las razones importantes del origen de la independencia de las naciones Hispanoamericanas tuvo que ver con la existencia de la esclavitud, cosa que en la península la corona no veía con buenos ojos.


Allí en las cortes de Cádiz en 1812, entre otras cosas se prohibió la esclavitud, 50 años antes que en Estados Unidos y el resto del mundo, así de adelantada estaba la sociedad Hispana. Es común que en las escuelas enseñen que por ejemplo “la libertad de Colombia se alcanzó el 20 de julio de 1810”. No obstante, si bien la independencia se dio desde 1810, y se reafirma en 1821 con la Constitución de Cúcuta, la cual mantuvo la vergonzosa institución de la esclavitud. Mientras para la fecha, en la península española la esclavitud ya se había acabado de facto y jurídicamente se haría casi dos décadas antes que en lo que hoy es Colombia (allí en 1837, en Colombia hasta en 1851). En Colombia solo se pudo abolir la esclavitud luego de vencer la resistencia férrea de esclavistas como Julio Arboleda y su hermano Sergio Arboleda, siendo necesario que el Estado “compensara” con astronómicas sumas monetarias a los terratenientes propietarios de esclavos. Lo que sí es verdad, es que la mayoría de esos defensores de la esclavitud fueron militares destacados del “ejército patriota”. Los menos interesados en que esa institución se mantuviera eran los peninsulares, pues su incipiente industria que empezaba a surgir especialmente en Cataluña y el País Vasco necesitaba mano de obra y consumidores libres, que pudiera manejar dinero para que a la vez pudieran ser compradores de sus productos. ¿Qué ganaba un campesino de Castilla con que un terrateniente criollo del Cauca tuviera 200 esclavos en alguna de sus haciendas?


Pero vemos un caso especial y es la Isla de Cuba, en Cuba se abolió la esclavitud en el año de 1880, ¿por qué tantos años después? Si en España ya estaba abolida de hacía décadas. Pues los terratenientes criollos cubanos viendo por sus intereses querían seguir contando con la esclavitud para su negocio en las haciendas, España al perder todos sus virreinatos en América, se vio en la obligación de ceder en el reclamo de los criollos Cubanos para que siguieran leales a la Corona y no surgiera levantamientos independentistas. Y por este motivo la institución de la esclavitud siguió en Cuba hasta bien entrado el siglo XIX.
En 1861, cuatro décadas después del triunfo de los movimientos independentistas de Hispanoamérica y cuando Cuba y Puerto Rico eran las dos únicas provincias supervivientes del imperio español en este continente, el presidente dominicano Pedro Santana le propuso al gobierno de España —y éste aceptó— la anexión de la República Dominicana con la categoría de provincia española de ultramar: primera y única vez en la historia americana en que una nación independiente le pedía a su antigua metrópoli que impusiera nuevamente su dominación.


España no estaba muy a la labor de la anexión de este territorio, ya que no lo necesitaba y económicamente más bien le generaría gastos, pero los Cubanos vieron con buenos ojos esta posibilidad al poder expandir sus negocios agricultores.


Tras el informe favorable de Gutiérrez de Rubalcaba, comandante general del Apostadero de La Habana (julio de 1860). El general Santana, anticipándose a los acontecimientos, entregó su país a España, y el 18 de marzo de 1861 Santo Domingo se reincorporaba a la corona de Isabel II. Estos acontecimientos ocasionaron la partida inmediata desde Cuba de una fuerza naval constituida por dos vapores de ruedas, tres fragatas de hélice y un transporte al mando del mismo jefe de escuadra Gutiérrez de Rubalcaba, para realizar una demostración de fuerza frente a Puerto Príncipe con el fin de disuadir a las autoridades de Haití de realizar actos hostiles contra la nueva posesión española y ocupar varios puertos dominicanos.  Pero España no regresaba sin condiciones. El gobierno dominicano había pedido que se preservara la libertad individual —bastante menoscabada en las restantes colonias españolas del Caribe- y que no fuera a restablecerse la esclavitud, que todavía regía en aquellas. Asimismo, el carácter jurídico del territorio que se reintegraba a la “madre patria” era de provincia española, con todos los privilegios que esto implicaba. El acuerdo bilateral prescribía también el empleo del mayor número posible de funcionarios civiles y militares dominicanos en el nuevo gobierno español y el reconocimiento de los actos de los gobiernos dominicanos desde el cese de la dominación haitiana hasta la fecha.


Aunque el gobierno español aceptó estas condiciones, en la práctica no tardó en incumplirlas: la mayoría de los funcionarios públicos dominicanos fueron sustituidos por españoles procedentes de Cuba y Puerto Rico; y delegó prácticamente la administración de Santo Domingo a las autoridades cubanas. Pedro Santana dependía del Capitán General de Cuba, y sus funciones y decisiones estaban supeditas a la supervisión y autorización de sus superiores en la jerarquía burocrática española.


El desplazamiento de los funcionarios y militares afectos a Santana. No obstante el compromiso que había asumido la Corona española de utilizar el mayor número posible de funcionarios y militares dominicanos en su gobierno en Santo Domingo, la realidad fue que muchos de los criollos que ocupaban posiciones en la administración pública y militar al momento de la anexión fueron sustituidos por funcionarios españoles procedentes sobre todo de Cuba y Puerto Rico.


El despotismo de algunas autoridades, como el liberal Buceta; el aumento considerable de las contribuciones; la manía de algunos aplatanados procedentes de Cuba, que querían tratar a los negros de Santo Domingo, hombres libres, como se trataba en Cuba a los esclavos, fueron concausas que produjeron la explosión mucho antes de lo que podía preverse.


Lo que hizo que empezara una guerra, La Guerra de la Restauración fue una guerra llevada a cabo en Santo Domingo desde 1863 hasta 1865. En España, la guerra estaba demostrando ser extremadamente impopular. Y las tropas españolas estaban mayoritariamente constituidas por voluntarios de Cuba y Puerto Rico. Después de gastar más de 30 millones de Reales. El Ministro de Guerra de España ordenó el cese de las operaciones militares en la isla, mientras que el nuevo primer ministro Ramón María Narváez llevó el asunto ante las Cortes Generales.


Las Cortes decidieron que no querían financiar una guerra por un territorio que en realidad no necesitaban, y el 3 de marzo de 1865, la reina Isabel II firmó la anulación de la anexión. El 15 de julio, las tropas españolas abandonaron la isla, todo esto surgido por la dejadez de España y la tozudez de los Cubnos en mantener la esclavitud, institución que 2 décadas después iba a dejar de existir en la propia Cuba. España aprobó en el Congreso la abolición de Ley de Patronatos en 1880 y en 1886, la esclavitud quedó totalmente abolida.


La norma firmada por Alfonso XII, no solo abolía la esclavitud, sino que obligaba a los patronos a mantener a sus patrocinados, vestirlos, asistirlos en sus enfermedades, retribuir su trabajo con el estipendio mensual que en esta ley se determina, dar a los menores la enseñanza primaria y la educación necesaria para ejercer un arte, oficio u ocupación útil, alimentar, vestir y asistir en sus enfermedades a los hijos de los patrocinados que se hallen en la infancia y en la pubertad, nacidos antes y después del patronato, pudiendo aprovecharse sin retribución de sus servicios.


La esclavitud, gracias al estado español, quedó completamente abolida en Cuba.

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