La ciutat cremada

Por: Lourdes Cabezón López

¡Qué bárbaro! ¡Nunca creí que llegaría a pasarme la tarde viendo una batalla de verdad, en vivo y en directo, por la televisión, a todo color, y en Barcelona.

Tres acontecimientos me han tenido a mí pegada a la pantalla como si fuera una polilla en la noche, supongo que como a todos ustedes: los aviones chocando contra las torres gemelas el 11-S, la gente subiendo la escalera de la estación de Atocha mientras explotaban más bombas el 11-M, y esto.

En los tres casos, no me podia separar de la TV, que normalmente no me atrae nada, porque algo o alguien en mi interior me avisaba de que había habido un cambio muy importante. Había un antes y un después. Dolor, heridos, muerte. La emergencia de un nuevo poder, la caída de otro…

La realidad supera siempre a la ficción. No obstante, a los que hayáis corrido delante de los grises, que tenían muchos menos medios que la actual poli «democrática», ¿no os parecen muy, muy, muy bestias estos antisistema?

Si nos ponemos a comparar, después de ver esto, contra Franco no había batallas. Simplemente los manifestantes “saltaban” en un punto, sacaban sus pancartas, gritaban sus reivindicaciones y en cuanto aparecía la policía se disolvian.

Qué tiempos… tan tranquilos.

No sé qué puñetas tienen estos chicos del gobierno contra Franco para sacarlo de su tumba. Seguro que a ninguno de estos les tocó un pelo, seguro que no les hizo daño alguno.

Salir de la versión móvil