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La camiseta de la Sampdoria

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Habida cuenta de que en su momento hablamos de las camisetas retro a través de la camiseta de Maradona (1), me he acordado del impacto visual que causaba en mí de niño la camiseta de la Sampdoria.

Esto del fútbol ha variado mucho y no precisamente para bien. Pero desde que la globalización mediática empezó a marcar un antes y un después y lo que parecía inalcanzable, llegó a volverse monótono. También en las camisetas.

La Sampdoria me parecía un equipo que tenía un halo de misterio y exotismo. Recuerdo cuando en el cuadro genovés jugó Víctor Núñez. Sí, porque en aquellos tiempos, era raro ver futbolistas españoles en ligas extranjeras. Y recuerdo cómo me fascinaban los colores de su camiseta: Aquella camiseta azul, con una franja grande blanca que a su vez, albergaba los colores rojo y negro y la cruz de San Jorge; que luego me enteré que se debe a la fusión de dos clubes que a la postre, quisieron mantener algo de sus respectivas y primigenias esencias.

Hablando de eso, cuando estuve trabajando de comercial entre 2018 y 2019, una compañera genovesa que me vio una chaqueta en la que tengo un parche de la cruz de San Jorge, me dijo con los ojos muy abiertos que “era la bandera de la República de Génova, que fue una república marítima”.

Si ahora quiere uno la camiseta de la Sampdoria, basta con darle a un botón. Pero cuando yo era niño, rara vez se veía de refilón en la tele y poco más. Aunque en Sevilla, concretamente en la calle Sierpes, estaba “Deportes Z”, tienda de deportes y armería (lo que hoy sería impensable). Y en esa tienda había camisetas internacionales. Allí uno podía deleitarse la vista viendo de cerca las equipaciones de equipos italianos, franceses, alemanes, argentinos; camisetas de selecciones… Estamos hablando de una época que oscilaba entre el mundial de Italia´90 y el de Estados Unidos ´94…

En buena medida, pasearse por aquella tienda de deportes era una tortura para muchos niños, porque todos sabíamos que nuestras respectivas madres no iban a gastarse las entonces pesetas en aquello. Y con todo, uno soñaba con que algún día podría vestir alguna de aquellas camisetas, o que fuera el regalo de algún santo o de algún cumpleaños… Pero aquello nunca llegaba.

Como cantaban los Héroes del Silencio, “ya somos más viejos y sinceros y qué más dará…” No en vano, ese gusanillo infante nunca se nos fue. Y siendo más viejo y sincero, he de reconocer que cada vez que veo la camiseta de la Sampdoria, se me viene aquel encogimiento de corazón, aquella emoción maravillosa,  aquel mundo de misterio con las sensaciones características del niño que yo fui.

Al fin y al cabo, Sevilla y Cádiz estuvieron llenas de genoveses durante siglos y siempre fui un enamorado de la romanidad y de Italia, que no estoy diciendo que sea lo mismo, pero para entendernos. Pero eso, que al final, la cabra tira al monte.

Y es que en aquellos años el fútbol italiano era como algo inalcanzable.

Luego pasaron los años y bueno… Supongo que también tiene que ver con eso que cantaban los Héroes y que también las idealizaciones llegan hasta donde llegan. Pero aún me dura aquella italofilia que va más allá del fútbol, y por encima de todo ello, la romanidad que tantísimo nos explica.

Y bueno, ¡qué recordada emoción la de bichear entre las perchas la camiseta de la Sampdoria, aquel equipo en el que jugaba un español!

NOTA

(1)Recuérdese:

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