Isaac Querub: 'Los hijos de Sefarad han aceptado sin rencor el silencio'

Después de que el pasado miércoles el Senado aprobara la ley que permitirá que los sefardíes originarios de España obtengan la nacionalidad española, Isaac Querub, presidente de la Federación de Comunidades Judías de España, analiza la nueva situación que traerá consigo dicha normativa, la historia de esta comunidad, expulsada de España en 1492 tras el Edicto de Granada, la situación de la cultura judía en Europa y la importancia de la educación para romper estereotipos y acciones antisemitas.
La obtención de la nacionalidad española es un paso más para lograr ese equilibrio histórico tan denostado a lo largo de estos siglos. ¿Es suficiente la reciente ley aprobada por el Senado para curar las heridas del pasado?
El preámbulo de la norma reconoce el enorme sufrimiento que produjeron las persecuciones, padecimientos y vejaciones, así como el carácter injusto de las expulsiones de 1492 y 1498. Sin embargo, lo relevante es la voluntad que expresa el legislador de abrir una nueva etapa de concordia entre España y la diáspora sefardí, un nuevo espacio de convivencia entre el judaísmo y la hispanidad.

¿Queda algo más por hacer?

 
Isaac Querub, presidente de la Federación de Comunidades Judías de España FCJE
La Ley debe resolver las situaciones particulares de los sefardíes que desean ser ciudadanos españoles y que se encuentran en zonas conflictivas. En Venezuela, por ejemplo, el Instituto Cervantes no cuenta con sede, lo que teóricamente impediría a los interesados solicitar la nacionalidad española, ya que no podrían presentarse a examen alguno de integración (conocimiento de los valores constitucionales y realidad sociocultural española), necesario para acreditar la especial vinculación con España, uno de los requisitos que exige la Ley. El Gobierno debe atender este tipo de casos con sensibilidad, para no dejar fuera a quienes reúnen los requisitos para adquirir la nacionalidad española por carta de naturaleza.
Un compromiso político y ciudadano…
Es necesario que los poderes públicos y los ciudadanos trabajemos en el reconocimiento de la diferencia religiosa, en la «alteridad», en la diversidad, en el diálogo interreligioso desde la interacción positiva y constructiva entre personas de diferentes creencias religiosas o espirituales, tanto a nivel individual como institucional. Que la vida judía se vea con normalidad en el seno de la sociedad española, que los medios de comunicación ayuden a promover el encuentro y entendimiento con comunidades pequeñas y bastante desconocidas. Todo lo que sea necesario para erradicar los prejuicios y estereotipos que durante tantos siglos han supuesto una pesada losa y que afectan negativamente a la convivencia.

Desde 1492 hasta ahora ha habido un parón en el tiempo, en la investigación de ese movimiento.¿Cree que la Historia de España ha intentado borrar ese pasado?

Hubo un paréntesis entre el siglo XV y el siglo XIX, durante el cual apenas hubo presencia de judíos en España ya que estaba vetada. Pero justo es reconocer la formación en España de una corriente de opinión favorable a los sefardíes desde los tiempos de la reina Isabel II (recuérdese al diputado Castelar o al senador Pulido) hasta nuestros días, que ha ido reforzando los vínculos entre España y los sefardíes. En todo caso, los hijos de Sefarad han aceptado sin rencor el silencio de la España mecida en el olvido, como dice el preámbulo de la Ley, siendo fieles a sus tradiciones, remedando en el judeoespañol primigenio de sus ancestros los rezos, cantigas y recetas, los juegos y los romances que aprendieron y cultivaron sus antepasados en Sefarad.
Han sido muchos siglos de nomadismo, de árboles genealógicos incompletos a raíz de la expulsión y del continuo movimiento de familias y miembros de la comunidad sefardí. Muchos incluso desconocen sus raíces.

¿Cómo recuperar esta falta?

La casuística es muy variada. Hay familias que han mantenido a lo largo de todo este tiempo sus tradiciones, por lo que lo tienen menos complicado para acreditar su condición de sefardí. Pero también están quienes tienen más complicado acreditar sus raíces sefardíes por distintas razones, al haberse roto los lazos con generaciones precedentes, porque abandonaron el judaísmo o se asimilaron. Hay quienes dejaron de hablar el ladino o haketía para adaptarse a la lengua del país de acogida. No olvidemos tampoco tantas y tantas familias sefardíes y no sefardíes, claro, rotas o desaparecidas en los campos de exterminio nazis procedentes de Grecia, de Francia, etc… Todas estas circunstancias hacen difícil cumplir con los requisitos de la ley, aunque afortunadamente el legislador ha dejado abierta la posibilidad de acreditar la condición de sefardí originario de España a través de cualquier circunstancia que lo demuestre fehacientemente.

¿Existe alguna cifra de cuántas personas se acogerían a dicha medida?

Las previsiones que maneja el Gobierno estiman que el número de expedientes podrían estar entre 90.000 y 200.000. Pero la prudencia aconseja esperar unos meses tras la entrada en vigor de la Ley, a fin de valorar los resultados de aplicación de la ley.
Algunos sefardíes ven como un arma de doble filo esta medida. Ciertos portavoces y familiares de los moriscos también piden que el gobierno les conceda la nacionalidad española. ¿Se podría generar un conflicto entre ambos bandos por la decisión?
No hay bandos. La Ley reconoce a un colectivo singular, el de los sefardíes, el acceso a la nacionalidad española, al igual que otras leyes que se aprobaron en el pasado, como por ejemplo la ley que se hizo para los extranjeros que participaron en las Brigadas Internacionales, y solo para ellos. O la ley de la Memoria Histórica, que se aprobó para conceder la nacionalidad española solo a los descendientes de los exiliados de la Dictadura. Eso no quiere decir que el Gobierno desconozca o se haya olvidado de otras demandas muy razonables, como las de los moriscos o el pueblo saharaui, que seguro serán tratadas en su momento.

¿Europa es antisemita?

Los países que integran la Unión Europea y sus ciudadanos compartimos unos mismos valores de respeto a la dignidad humana, libertad, igualdad, Estado de Derecho y respeto a los derechos humanos, incluidos los de las minorías. Son antisemitas los fundamentalistas islámicos, los neonazis, determinadas formaciones de ultra izquierda y ultraderecha, los terroristas y quienes pretenden subvertir el orden constitucional establecido. Pero la inmensa mayoría de europeos no solo respeta a los judíos, sino que convive pacíficamente. Los asesinatos de París, Bruselas, París de nuevo y Copenhague así lo demuestran: las matanzas de judíos por el simple hecho de serlo han sido llevadas a cabo por el antisemitismo violento, por el yihadismo o Islam radical y por intermediarios de la barbarie.

Pero ha habido un cierto repunte de acciones violentas contra todos aquellos que son extranjeros…

Es preocupante la creciente oleada de antisemitismo violento que conviene atajar cuanto antes y no caer en la trampa del apaciguamiento. Ha de hacerse un esfuerzo colectivo, serio, con todos los medios al alcance de un estado democrático y con la ley en la mano, por cortar la cabeza de la serpiente o de las serpientes, estén donde estén. Sin complejos ni contemplaciones. No bastan los discursos grandilocuentes. Resulta de vital importancia insistir en la educación de niños y jóvenes así como en la aplicación estricta de las leyes contra los delitos de incitación al odio y al antisemitismo. No me cansaré de repetirlo. El antisemitismo afecta a toda la sociedad, pues cuando surge con fuerza, es que se esta fraguando la tragedia.

¿Se comprende y se tolera en España la historia sefardí o siguen habiendo barreras al respecto?

Lo que en España conocemos sobre los hijos de Sefarad que fueron expulsados en el siglo XV y sobre la cultura sefardí es poco. No se explica bien en los colegios, en los institutos o universidades a menos que se trate de carreras muy concretas. Se trata de una cuestión en la que se puede mejorar, en la cual deben poner el punto de mira las autoridades competentes para que los españoles conozcamos parte de nuestra historia.

¿La nueva ley podría acabar con esto?

La aprobación de la nueva ley es una oportunidad histórica para evitar que las carencias de los programas educativos y la falta de información se interpongan como barreras en la convivencia entre culturas diferentes. Pero fíjese bien, durante la Shoa, la noche mas oscura de la humanidad, diplomáticos españoles íntegros y valientes, que han merecido el titulo otorgado por Yad Vashem de «Justos entre las Naciones», recordaron y asumieron la Historia de España, de Sefarad, y arriesgando su propia vida, concedieron «laissez-passer», visados y pasaportes españoles para salvar a hombres, mujeres y niños judíos de una muerte segura a manos del régimen alemán nazi.

¿Qué imagen cree que existe en la sociedad española sobre la comunidad judía?

Los judíos estamos perfectamente integrados en la sociedad española, conviviendo pacíficamente con los españoles de tradición cristiana, musulmana, atea o de otras culturas. Pero es igualmente cierto que algún sector de la opinión pública tiene una imagen estereotipada del judío, que le relaciona con el dinero, el poder o el fanatismo religioso.

Pero aún siguen presentes algunos estereotipos…

Es evidente que los estereotipos no muestran la realidad de los judíos que comparten los valores constitucionales de nuestro país. La gran mayoría de nosotros somos personas respetuosas con las diferencias culturales o religiosas de nuestros conciudadanos, que nos gusta vivir en países como España donde se respeta la vida y la dignidad de las personas, donde se trabaja para vivir y disfrutar de la familia, lugares donde sus ciudadanos estamos dispuestos a trabajar y pagar impuestos para poder recibir servicios públicos que nos facilitan la vida, como los colegios, la recogida de basuras, la limpieza de las calles, o los centros de atención primaria y hospitales.

¿Falta información al respecto?

Puede que lo que falte sea interés. La información en la era de las nuevas tecnologías está al alcance de cualquiera. Internet es un mundo donde se puede encontrar buena información, al tiempo que datos falsos o manipulados, pero en todo caso el acceso a la información sobre la cultura judía está a un solo click de distancia. Los medios de comunicación juegan un importante papel como notarios de la información, que deben ofrecer de manera completa y contrastada para evitar la desinformación y en algún caso la confusión.

¿Se confunde sefardí con israelí?

Existe cierta confusión en los conceptos que a veces manejan los medios de comunicación y determinados agentes sociales, pues utilizan como sinónimos términos que no lo son, como por ejemplo: «sefardí», «israelí», «israelita», «judío» o «hebreo.» Es evidente que hay que seguir haciendo pedagogía al respecto. Los antisemitas suelen aprovecharse de esta confusión para agredir a los judíos o para deslegitimar al estado de Israel. Pretenden no entender nuestro amor y nuestra lealtad por la tierra de Israel y por el estado de Israel. Y este amor y esta lealtad son perfectamente compatibles con el amor y lealtad a nuestros países de nacimiento o de acogida.
CLARA FELIS, El Mundo

Salir de la versión móvil