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Hoy es Viernes Santo

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-Por Gonzalo Alba Beteré

VIERNES SANTO


Hoy es Viernes Santo, día de luto para los cristianos, día en el que la Pasión y Dolor de Cristo llegan a su cota máxima de sufrimiento, a la muerte de nuestro Señor en la Cruz, pero también a la cota más alta del Amor: al ofrecimiento de su vida por todos los hombres.

Este Viernes Santo no será normal para España, no. Pero no porque no veamos a Cristo crucificado por nuestras calles, no. Por todo lo contrario: porque hoy hay miles de representaciones de nuestro Señor muriendo en las calles, en los hospitales, en las familias, en las residencias.

En estos nefastos días son miles de veces las que se ha visto ese rostro expirando, como la del sevillano Cristo de la Expiración de la foto, llamado el Cachorro por el pueblo. Miles de personas, 15.000 según ese Pilatos que se lava las manos y que está contento porque los niños también lo hacen, y por mantenerse en su palacio rodeado de su guardia pretoriana, pero que desgraciadamente son muchas más en la realidad.
Hoy el dolor está en nuestras calles.

Hoy el Cachorro sale en procesión en España no sólo en Sevilla, sino en todas nuestras ciudades y pueblos. Hoy Pilatos y su Sanedrín sonríen. Nuestro Pilatos patrio o los miembros de su cómplice Sanedrín asomarán sus caras hoy en las televisiones para distraer nuestra atención con mentiras y falsas promesas de resurrección. Pero no podrán borrar de nuestro recuerdo esas caras exhalando su último suspiro. No podrán borrar de nuestro recuerdo los actos de heroicidad de nuestros sanitarios, los verdaderos Cirineos de hoy en día, que han sacrificado hasta su vida por ayudar a quienes estaban condenados ya hacían su último recorrido por la Vía Dolorosa hasta su Gólgota, su Ifema de turno, su cama en la Residencia, o su cama en su casa para expirar. No podrán quitar de mi recuerdo el acto de ese sacerdote en la Clínica Universitaria de Navarra contagiado por no querer separarse de los enfermos, ni de tantos mayores que cedieron los respiradores a quienes tenían más futuro que pasado. No podrán borrar de nuestro recuerdo las lágrimas vertidas por tantas madres y tantos hijos, como las de María y San Juan al pie de la Cruz.

No, no podrán borrar estos meses de Pasión por mucho pan y circo que ofrezcan al pueblo. La verdad no se oculta con la mentira, sino con el silencio. Y no nos vamos a callar, porque tras nuestro luto de hoy, la esperanza volverá a reinar dentro de tres días en nuestras vidas, cuando se abra el Sepulcro y descubramos que quien murió ahora se encuentra vivo en nuestros corazones para siempre, porque la muerte no es el final. Y ya nunca podrán quitarnos la esperanza en una justicia verdadera, en alcanzar una vida mejor para España y los españoles. Nunca. No, la muerte no es el final, sino el principio.

Cuando la pena nos alcanza
por un compañero perdido
cuando el adiós dolorido
busca en la Fe su esperanza.

En Tu palabra confiamos
con la certeza que Tú
ya le has devuelto a la vida,
ya le has llevado a la luz.
Ya le has devuelto a la vida,
ya le has llevado a la luz

Me asaltan las lágrimas al hacer este escrito, al pensar en tantas vidas truncadas; en tantos padres que han perdido a sus hijos o hijos que han perdido a sus padres; en tantas familias destrozadas; en tantos finales lejos de los suyos, arriba, solos en sus cruces, en frías camas de hospital. Pero es nuestro deber hoy llorar y rezar por nuestros caídos. No perdamos la Fe y luchemos al tercer día con la esperanza de que pronto resplandecerá la justicia.

Viva España. Viva Cristo Rey.

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