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Historias de la emigración: Feíto y Cabezón

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Por: Lourdes López, escritora. Puede adquirir su último libro Yo nací en Camagüey aquí.

            Mi abuelo y sus  hermanos (salvo uno que era sordomudo que quedó en el pueblo) salieron todos a la vez alrededor de 1910 con destino a América.

            Habían nacido en una aldea de Valladolid lindante con Zamora, en la zona de los montes Torozos: Pobladura de Sotiedra. La reconquista pasó por aquellas tierras alrededor del siglo XII y dejó una ermita románica muy bonita. Las casas son de adobe. Está a 30 kms al norte del Duero a la altura de Tordesillas, a 30 al sur del Órbigo, esto es, de Benavente, y a 17 kms de Toro, que es ya provincia de Zamora.

            Cuando conoces esta aldea, entiendes a los conquistadores. Porque ahi no hay nada. No hay apenas árboles, no hay flores, no hay agua. Y sin embargo está rodeada de agua por los cuatro costados. Seguro que debajo tiene también un acuifero tremendo.

            Pero en 1910 ahí no se podia vivir. Habían talado los árboles originarios para plantar cereal, que los cubanos hasta 1898 estaban obligados a comprar. Sin embargo, no es zona de cereal, la tierra es pobre, y por entonces tampoco había tecnología suficiente para introducir regadío.

            Los chicos habian salido muy espabilados. Eran rubios y con pecas, podian pasar por irlandeses, que seguramente serían sus antepasados, porque como es sabido hubo varias inmigraciones de irlandeses católicos huídos de las persecuciones anglicanas inglesas.

            Mi abuelo salió de la aldea con unos 15 años, embarcó en el vapor italiano Giulio Cesare con rumbo a Buenos Aires, y estuvo alli varios años. Luego se volvió, se casó con mi abuela y monto un próspero negocio de moda de mujer. No quiso nunca vender las pocas tierras que heredó, pero tampoco quiso volver nunca por el pueblo.

            En cambio otros dos hermanos de mi abuelo emigraron a Cuba. Uno saltó de allí a Estados Unidos a los pocos años. El otro montó unos prósperos almacenes en La Habana, que según me contaron, hace unos años todavía estaba en pie y mantenia el rótulo.  La busco en facebook y se lo cambiaron al fin. Ahora se llama “La Cubana”.

            Pero su nombre original sigue en el recuerdo de los habaneros. Leo en Facebook: “Ay, aquella famosa ferreteria, Feito y Cabezón, situada en la calle Reina, creo que esquina con Lealtad, en  La Habana. Y con ese nombre tan gracioso y sugestivo que lo hacía a uno imaginar que el dueño del negocio no sería un adonis, pero era por lo menos simpático. Ya sabes, un tipo con tal sentido del humor que era capaz de reírse de su propia fealdad, para colmo con la agravante de macrocefalia. Pero tate, tate. No era un solo dueño, sino dos socios: uno apellidado Cabezón y el otro Feito. Este ultimo apellido es bastante usual en Asturias y se pronuncia “fei-to”, aunque en Cuba, claro, todo el mundo decía Feíto, con el acento en la i, por que parecia más un un apodo que un apellido.

            Era la ferretería más grande de La Habana, habia de todo y los dueños muy amables, cuando la Habana era la Gran Habana.”

            A lo cual se añade: “Creo que ambos se fueron para Panamá donde montaron Feito y Cabezón nuevamente e incluso creo que una hija, no se de cual de los dos, fue reina de belleza. “

Bueno, yo no sé qué fue de Feito, era muy niña entonces. Pero ¿saben? Ese hermano de mi abuelo,  salvó a mi familia de morir de hambre en la guerra civil, que se la tuvieron que pasar en Madrid. No murieron gracias a las cajas de alimentos que les enviaba Nicolás desde Cuba. Sabe Dios cómo conseguiría hacérselas llegar.

            Cuando Fidel bajó de Sierra Maestra y les requisó el negocio, mi tío Nicolás era ya muy mayor, y se quedó sin nada. Se vino para España con su mujer y una hija. Su hermano, mi abuelo Andrés, había muerto ya. Mi abuela les compró un piso en Moratalaz. Pero esa es otra historia….

SIN COMENTARIOS

  1. ¡Dios mío!, esa tienda quedaba como a unas 8 o 9 cuadras de mi casa, la casa en la que siempre viví hasta hace 18 años atrás, cuando me vine para los EEUU.

  2. Todos en La Habana conocemos esa ferreteria como Feito y Cabezon aun, al igual que nadie llama a las Calles Reina o Carlos III por otro nombre.
    Cuba se detuvo en el tiempo, mejor dicho, la detuvieron y de la misma forma quedaron los nombres originales de negocios, calles, parques, hospitales etc.

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