Desde Oviedo, en plena crisis económica española, el insigne filósofo Gustavo Bueno conversaba sobre lo divino y lo humano acerca de cómo la mentada crisis-valga la redundancia- no era sólo de raíz económica, sino que arrancaba desde otras perspectivas todavía peores. No hay que olvidar que Bueno fue uno de los pocos que en su día denunció los tejemanejes de la transición, «hecha por gente que no sabía y para salir del paso», parafraseándolo.
¡Cuánto nos tenemos que acordar de este gran pensador!
Pasen y vean: