Hay un perro mordedor, que después de dar tantas sangrientas dentelladas al mundo entero, la inmensa mayoría de los que llevan su documento de identidad como ciudadanos de los EE.UU. siguen limpiándose el trasero con una piedra, y no por razones de consumo de celulosa, sino porque como buen imperio capitalista cumple con la norma histórica que lo imperial siempre es minoritario; de unos muy pocos, y no da, ni ha dado nunca al pueblo del común, ni para comprar papel higiénico.
El otro perro, el que llamamos desde aquí el “Gigante Asiático”, porque a la subvencionada prensa española por el imperio yanqui, le prohíbe que se denomine como China COMUNISTA o deja de anunciar las excelencias de sus productos comestibles envenenadores; y eso que el importe y gasto de la publicidad lo deduce de los tremendos beneficios que obtiene de que toda España sea un enorme paraíso fiscal para las empresas gringas, los chinos comunistas le están dando al planeta, al medio ambiente, como país milenario que es, un tratamiento muy diferente del que le han dado y le dan los EE.UU, a un planeta Tierra que consideran, en su ignorancia, suyo; de su propiedad.
Dentro de un sueño utópico, si los EE.UU. se quedaran cacareando y sin plumas como ya están millones y millones de sus habitantes que viven bajo el umbral de la miseria más espantosa porque enfrente tienen el sistema de gobierno más brutal e inhumano que nunca haya existido, con plena libertad individual para morirte en la calle sin ningún tipo de auxilio, otro gallo le cantaría a la humanidad al completo. Pero el éxito, “el triunfo norteamericano” es que detecta (experiencia entre colegas) muy rápidamente el “precio” que tienen los gozan de un espacio de poder, en la parte del mundo que sea, e invierten de inmediato en lo que sea mantener y fomentar la basura del mundo.
En Madrid, en la cumbre sobre el clima, si para empezar la inmensa mayoría de gringos no saben ni donde está Madrid aunque sea un estado cuasi asociado; mucho menos le va a preocupar el planeta que, para ellos empieza en donde acaban y empiezan sus propias fronteras de país de los últimos en llegar al juego mundial, pero el que está resultando el más brutal y letal para la paz está, y el culpable directo para que la pobreza de la mayoría de sus habitantes sea su pan diario, a pesar de tener de rodillas a mucha parte de los moradores del mundo a los que no respetan porque en las armas de fuego entienden y basan su poder. Y si no respetan a sus semejantes ni a sus propios ciudadanos, mucho menos van a respetar los territorios planetarios.
La China Comunista, con buen criterio, no ha acudido a Madrid a la Cumbre Mundial Sobre el Clima, porque el mundo que habitamos no debería ser motivo para que, encima, un elenco de políticos y países que en sus orígenes, caso de España, de la Comunidad de Murcia, están demostrando con su proceder que el futuro del planeta con el hecho de que aguante hasta que ellos mueran, los que venga por detrás, si logran vivir será asunto de ellos, y que se jodan.
El Clima es un asunto más serio de la manera circense a como se está encarando todo. Y lo de Madrid, es un encuentro para engordar postureos, estrechar manos; viajar los poderosos y sus sirvientes; pero sin el poder ejecutivo, que sin necesidad de encuentros de peinados de peluquería y trajes elegantes, se puede llevar a cabo, si realmente existiera ese deseo o voluntad de cuidar lo que heredamos, porque la parte de los asistentes que van al encuentro a Madrid que uno pueda conocer, representando a la Comunidad de Murcia, siempre nos quedará la duda si no van a reírse, mirando solamente respetuosos a sus amos.
Salud y Felicidad. Juan Eladio Palmis.
ARGENTINA
Y si te digo peonza,
estoy nombrando tu forma,
te estoy nombrando Argentina.
Yira, yira, brilla el sable
con un negror que no cabe
en noche alguna que acueste
un sol ya viejo y cansado,
cansado de ver galones,
cansado de ver regiones
que ayer supieron del gaucho,
del gaucho y de boleadores
aferrados a la tierra,
arrimándole canciones,
guitarras con sentimiento,
donde un caballo de miedo,
donde un caballo de noche,
galopa en el cono sur.
Y si te digo peonza,
yira y yira, brilla el sable,
te estoy nombrando Argentina,
estoy nombrando tu parto:
un parto de generales;
unos generan la muerte,
otros matan libertades.
Y siempre allá por tu vientre
vas pariendo generales.
Y por la zamba la rabia,
guitarra arriba al cantarte.
Pienso en ti y me desgano,
poncho negro, negro tango,
de una esperanza sin sable,
de otra vez gaucho y galope;
poder reciclar tu nombre.
Y cantar junto a los paisanos,
paisanos con los sombreros,
sombreros con alas anchas,
sin más generales
ni más miradas al norte
ni más miedos por las Pampas
que a la escarcha del pampero.