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Franco-tiradores contra la Democracia y la unidad de España

“Cuando a principios del S. XIX, Francia invadió España, y los territorios hispanoamericanos empezaron a independizarse sin posibilidad material de defenderlos desde la exhausta metrópoli, dejamos de ser Grande.
Cuando en la década de los 80, nos invitaron a entrar en la Unión Europea para salvaguardar nuestra reciente democracia de la tentación totalitarista manifestada en el 23 F, y aceptamos, dejamos de ser Libre.
Cuando en el año 2018, se constituyó un nuevo gobierno con el apoyo de todas las fuerzas separatistas, por una vez unidas para modificar la Carta Magna y obtener la creación de un Estado Plurinacional, dejamos de ser Una” (J.F.R.Q.)
El sábado 2 de junio de 2018, se podía leer en la prensa nacional:
«De simple Pájaro a Ave Fénix:
Pedro SÁNCHEZ tuvo los peores resultados electorales de la historia del PSOE, fue repudiado por la mitad de su partido, nunca ha manifestado claramente su modelo de Estado y, además, su programa electoral es desconocido. Asimismo, se le escuchan declaraciones contradictorias un día sí y otro también, se cree que sus criterios son dictados por otros.
Pues bien, a pesar de ello, fue nombrado PRESIDENTE DEL GOBIERNO, y eso fue posible gracias a la coalición improvisada entre partidos que tradicionalmente han apoyado el terrorismo con partidos separatistas, algunos de ellos pendientes de juicios por corrupción. Curiosamente, nadie ha comentado los numerosos casos de corrupción destapados en su propio partido, con importes muy superiores a los del partido cesado (PP)”
Lo que acabo de relatar me parece tan grave y anómalo que, lógicamente, estoy obligado a plantearme toda una serie de interrogantes, máxime, cuando mi lugar de residencia es Francia, con un sistema electoral diferente, y en el que la situación generada en España sería imposible. Mis preguntas son las siguientes:
Un país cuyo sistema electoral permite que el gobierno sea constituido por el candidato de uno de los partidos menos votados, con el apoyo de partidos de ideologías opuestas y contrarios a la legalidad vigente, que además tuvieron aún menos votos, ¿puede considerarse un país democrático?
¿Puede considerarse democracia un sistema en el que se permiten alianzas partidistas para derrocar al partido más votado, es decir, para derrocar al partido que obtuvo mayoría de votos y, por lo tanto, la confianza del pueblo?
Un país donde las minorías van a marcar las tendencias legislativas contrarias a los intereses de la mayoría, ¿puede seguir considerándose democrático?
Si la respuesta es no, quiere decir que se produjo una taimada usurpación del poder, en la cual, aun siendo utilizadas estratagemas legales, lo fueron en contra del espíritu de la ley y de la Carta Magna. Partiendo de esta hipótesis, podemos cruzar dos perspectivas jurídicas diferentes para analizar el caso. Una, basada en el derecho fiscal y la otra en el derecho de la Unión Europea:
Perspectiva fiscal:
Cuando esto que acabo de describir ocurre en el marco del derecho fiscal con el fin de evadir impuestos legalmente, se dice que hubo abuso de derecho o de ley, y se penaliza.
En consecuencia, en el caso político que nos ocupa, si la estratagema para situar a una minoría en el poder y permitir un ejercicio legislativo contrario a los intereses de la mayoría, con procedimientos que, aunque legales, son contrarios al espíritu de la ley y de la Carta Magna, ¿podríamos considerar dichas acciones como un delito de abuso de ley?
Si así fuesen consideradas, dichas acciones debieran ser declaradas nulas de pleno derecho, y su nulidad daría lugar a la obligatoriedad de convocar elecciones, con el fin de restaurar los principios democráticos y elegir un gobierno legítimo. No podríamos hablar de golpe de Estado pero si de abuso de ley.
Perspectiva de la Unión Europea:
Por otro lado, al margen de los principios nacionales de derecho fiscal o tributario, si aplicamos los principios de la Unión Europea a este caso de funcionamiento político y poco democrático, debemos recordar que en múltiples jurisprudencias se dice que toda acción o no acción que pueda alterar los equilibrios esenciales de la sociedad, debe respetar los principios de legitimidad, justificación y proporcionalidad.
En el caso español, mantener una situación contraria a los preceptos democráticos y al espíritu de la ley y de la Constitución, no puede legitimarse, ni justificarse argumentando que se actúa así para lograr un bien común superior a la democracia. A esto debemos añadir que no hacer nada para restablecer el equilibrio, puede suponer en un futuro próximo graves cambios contrarios a la Constitución y al bien común, no deseados por la mayoría de los españoles. Dicho de otra manera, la no acción puede representar un coste político y social muy superior al que supondría terminar con esta situación y celebrar elecciones anticipadas, cayéndose, por la no acción, en el delito de desproporción.
Aún estamos a tiempo de recuperar los valores y espíritu democráticos en el respeto a la Constitución y a la ley, tanto nacional como comunitaria (U.E.).
Dicho esto, merece la pena analizar cómo se ha llegado a esta situación, pues
se habla mucho del nacionalismo o separatismo periférico, como si fuese consustancial a nuestra historia y a nuestro ser (lo es al menos desde el XIX), sin embargo, la exacerbación de estos movimientos tiene una mano política actual que no debemos obviar, si queremos comprender qué está pasando y como hacer frente a los retos de la transformación social que se está produciendo tanto en España como en Europa e Iberoamérica.
La segunda parte de este artículo, se titula “Detrás del Conflicto catalán”, donde veremos cómo se orquesta la caída de un gobierno y se prepara una artera modificación constitucional.

SIN COMENTARIOS

  1. Muy sesgado este artículo… Primero, es por demás demostrado que España es, aparte de una cultura, una nación multicultural, valga la redundancia. Está hecha de «labriegos», artesanos, escribas, «funcionarios», catalanes, vascos, andaluces, madrileños, galegos, canarios, en fin, todo un «menjunje» de «artes», «oficios», «culturas» y «naciones»…. Lo primero: Rajoy no se va por mal gobernar…, se va por toda la trama de corrupción que él mismo no pudo atajar, en parte por omisión y, en parte, por pura «acción», al demostrar simpatías por personas involucradas en fraudes, blaquéo,… bueno, más no puedo escribir. La derecha española nunca quiso aprobar el Statut que propuso Catalunya, ahí mismo está el error… De aquellos polvos, estos lodos… No hay más. El pueblo o nación catalana sólo quiere que miren sus derechos, que los respeten, dentro de un entorno constitucional, y que no venga un madrileño con la perspectiva de que «la tengo más larga»… Eso mismo podría pasar con los demás actores de esta vieja España…: Canarias, Galicia, Andalucía, Valencia…etc., etc., etc.,…

  2. Los separatistas catalanes y sus palmeros pagados en toda España han perdido el sentido de la realidad, y esta respuesta a un artículo brillante es un buen ejemplo. Pero a medio plazo, España volverá a recuperar la unidad perdida y el separatismo se irá al sitio de donde nunca debió salir: el basurero de la Historia

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