Ferrán Núñez: "Puertorriqueños y cubanos tienen que organizarse para hacer valer sus derechos a la nacionalidad española"

La aprobación de la propuesta de ley de nacionalidad para descendientes de españoles aprobada esta semana ha generado una gran espectativa en Cuba. Por esa razón el programa de Martí Noticias ha entrevistado a Ferrán Núñez, escritor y bloguero cubano con el fin de aclarar algunas dudas que esta proposición de ley ha generado. Núñez conversó con los periodistas Amado Gil y José Luis Ramos. El programa «Las noticias como son» está producido por Joenie Hilfer y fue transmitido el 19 de junio de 2018.
https://youtu.be/mgEaAJ78HKM
 
Aprovechamos para reproducir una entrevista Angel Espinoza sobre el tema de la reunificación de Cuba con España.

Ferrán Núñez: «España es la patria de todos los cubanos»

Ferrán Núñez es un escritor de origen cubano, residente en Francia. Se gana la vida como profesor de español y dirige desde el año 2012 la asociación Autonomía Concertada para Cuba (ACC), cuyo objetivo es la reunificación de Cuba con España.
P. Hola, Ferrán. Enhorabuena por tu nuevo libro Una guerra española contra los salvajes: 1868, la Guerra Civil olvidada. ¿Por qué lo consideras una guerra civil tratándose de un conflicto entre Cuba y España?
R. Pues muchísimas gracias a ti por interesarte en el tema, de verdad, es un placer responder a tus atentas preguntas. Una guerra española… Es el primero de una serie de 10 en la cual intento repasar los sucesos que tuvieron lugar en Cuba entre 1868 y 1878, de una manera menos dogmática, menos apegada a la leyenda nacionalista, que se originó mucho antes de esa fecha, pero que encontró en aquel conflicto un caldo de cultivo que le permitió prosperar. En realidad no soy yo quien lo considera una guerra civil. Durante el primer año de la conflagración ese fue el tratamiento que tuvo, en la prensa, en los partes oficiales, en las correspondencias privadas… Fue a partir del primer año, una vez que se radicalizó el movimiento y comenzaron a verse más claras las intenciones de unos y otros, cuando el discurso cambió. Hasta convertirse, años después, en un delito tipificado. Decir en 1897 que se trataba de una guerra civil y que los cubanos eran españoles, podía costarte la cárcel. Fue la primera ley mordaza que se inventó en España. Una de sus víctimas famosas fue el célebre Leopoldo Alas, alias Clarín. Así lo cuenta Yvan Lissorgues en su ensayo España ante la guerra colonial de 1895. Para no podrirse en la cárcel. Las razones de esta disputa clasificatoria son variadas y muy largas de explicar, pero creo que un solo argumento bastaría para calificarlo así: durante todo aquel largo conflicto que duró más de 30 años siempre hubo más naturales de Cuba luchando al lado de España que lo contrario. Se trató, más allá de las fronteras políticas, de un conflicto entre cubanos. Entre aquellos que en su gran mayoría querían que Cuba siguiera siendo española y una pequeña parte de nacionalistas que se aliaron a los Estados Unidos para quedarse con todo el pastel…
P. ¿Qué significa la cubanidad para ti? ¿Cómo la diferencias del concepto de cubanía? ¿Cómo se enmarcan ambas realidades dentro de la noción de hispanidad?
R. Es interesante que me hagas esa pregunta, parece que en estos días hay una gran cantidad de personas interesadas en definir el concepto. Hace poco el Instituto Cubano de Ciencias Culturales, que dirige el excelente escritor Ángel Velázquez Callejas, dedicó un número especial al tema. Varios escritores y personalidades venidas de la sociedad civil dieron su opinión. La verdad es que nadie se puso de acuerdo en la definición por una razón muy sencilla: cubanidad y nacionalismo van de la mano. Se casaron en el siglo XIX, y una guerra civil les sirvió de lecho nupcial hasta hoy. Por eso es tan difícil disociarlos y, ya de paso, definir las fronteras entre ambos conceptos. Un murciano vive muy contento su murcianidad, sin llegar por ello a cuestionarse su pertenencia a un conjunto mayor que es España. Sin embargo, esta frontera es menos clara en las regiones en que el discurso nacionalista ha podido prosperar gracias a la nueva Constitución de 1978, y a los errores políticos consentidos por los partidos que gobiernan España desde el siglo pasado. La cubanía es lo que caracteriza a los españoles de Cuba, una manera de hablar, de sentir, de comprender la realidad que les rodea. En ningún caso cubanía y españolidad son antagónicas; estamos acostumbrados a apreciarlas de esa manera tras años de lavado de cerebro a uno y otro lado del Atlántico. Si estamos de acuerdo en lo antes planteado, comprenderás que, dentro de un marco más amplio —el de la Hispanidad—, no habría problemas para sumar todas esas particularidades culturales, que no tienen por qué estar radicalmente reñidas. Un español puede integrarse en una Unión de Países Hispanos, sin perder la españolidad que le caracteriza. Lo mismo ocurre con las culturas de todas esas naciones de pacotilla, creadas a pulso por los enemigos de España en el siglo XIX. No le veo dificultades mayores a esa empresa. De hecho, la identidad cultural es lo que hace viable ese proyecto, mucho más allá de los intereses económicos o de tipo geopolítico.
P. He sabido de la iniciativa de Autonomía Concertada para Cuba que propugnas, a fin de que la isla del Caribe vuelva a formar parte de España. Más allá de lazos históricos, culturales, lingüísticos, sentimentales ¿qué beneficios podría aportar este proyecto a ambos países?
R. Las ventajas serían inmensas para ambos. Desde el punto de vista macroeconómico, la importancia estratégica de Cuba, dada su posición geográfica, sigue siendo la misma de hace 118 años. En la isla España —y Europa— podrían crear una cómoda base logística por la que transitaría todo el comercio del continente destinado a los Estados Unidos y hacia el Pacífico. Desde una escala más humana, la isla necesita ser reconstruida. España tiene competencias en ese sentido y una sólida experiencia en infraestructuras. La cantidad de puestos de trabajo que se crearían sería prácticamente inasumible en ambos territorios, dada la demografía actual. Eso, sumado al desarrollo que ha adquirido la isla en algunos sectores de punta como las biotecnologías, permitiría transferencias de saber beneficiosas para todos. España, con un peso demográfico mayor y una economía dinamizada por la reunificación, podría convertirse en un interlocutor privilegiado de Alemania, en una pieza clave dentro de la arquitectura europea, lo que no es el caso el día de hoy. La verdad es que hay más sectores donde la cooperación nos beneficiaría, pero uno sólo bastaría para demostrarlo: el deporte. Si en las pasadas olimpiadas Cuba y España hubieran sumado juntas sus medallas, habríamos quedado por delante de Francia.

«España, con un peso demográfico mayor y una economía dinamizada por la reunificación, podría convertirse en un interlocutor privilegiado de Alemania, en una pieza clave dentro de la arquitectura europea»

P. En un reciente viaje a Cuba pude observar la proliferación de cuentapropistas (trabajadores por cuenta propia o autónomos). Cerca de medio millón, en un país de unos 10 millones y medio de habitantes. ¿Crees que está cambiando algo en Cuba o simplemente responde a una necesidad de recibir a turistas que el gobierno cubano trata de resolver liberalizando determinadas actividades?
R. Las cosas cambian, bien que lo dice una canción, ¿no? Cuba no es una excepción. Sin embargo, lo que ocurre en la isla sólo beneficia al grupito que la dirige desde hace ya 60 años. El sector privado en Cuba está diseñado para que no adquiera un poder económico que comprometa la rienda con que el Estado lo conduce. En ese sentido todo está muy bien atado para que no se produzcan sorpresas desagradables. Incluso cuando los dirigentes históricos del régimen desaparezcan del planeta por causas biológicas. Esos cambios de los que hablas, dada la actual legislación, son cosméticos, y obedecen a imperativos económicos. Si mañana los gobernantes descubren algún nuevo financiador, como en su tiempo lo fue la Unión soviética, y ahora Venezuela, dejarán de lado la apertura económica como ya ocurrió en el pasado.
P. Hagamos de abogados del diablo, ¿puedes decir algo bueno que el castrismo haya aportado a la sociedad cubana? ¿No ha tenido, por ejemplo, algún beneficio para la población cubana de raza negra con respecto a épocas anteriores? ¿Cuáles son los peores aspectos del régimen cubano?
R. El castrismo no ha hecho nada bueno por la sociedad cubana, que ya en 1959 era una de las más prósperas de Iberoamérica. Cierto que la riqueza estaba mal distribuida, pero ese sigue siendo el caso el día de hoy. Hace 60 años, una clase media próspera arrastraba al resto por las vías del desarrollo. Ahora todos son pobres y, peor aún, incapaces de valerse por sí mismos. El daño que ha hecho el castrismo a la sociedad cubana es antropológico; ninguno de los logros que esgrimen los alabarderos del régimen puede compensar lo que ha ocurrido allí. Te voy a dar un ejemplo. Mira cualquier foto tomada en La Habana antes de 1959, compárala con una de ahora y comprenderás enseguida lo que te quiero decir. Respecto a la población negra, el asunto es todavía peor. Lo mismo que los blancos, con la dictadura, los negros han visto reducidos sus derechos civiles, con una diferencia mayor; a pesar de todos estos años de castrismo donde teóricamente quedaron abolidas las diferencias de razas y sociales, no han emergido personas de color en los ámbitos dirigentes de primer nivel. Eso sin olvidar que los negros son los que peor viven la crisis sistémica, por una razón muy sencilla de comprender: carecen de acceso a las remesas. En consecuencia, tampoco pueden beneficiarse de las tímidas reformas económicas, puesto que no disponen del capital, o del familiar en el exterior que pueda proporcionárselo, para montar un negocio. La gran verdad es que el racismo en Cuba se ha recrudecido en los últimos años. Lo puede ver cualquiera que ponga los pies en los hoteles para extranjeros. El personal de color se encuentra presente en proporciones que nada tienen que ver con la composición social actual de la sociedad cubana, y reducido a posiciones subalternas. El régimen cubano no tiene ‘algunas cosas malas’, sólo tiene cosas peores. El despeñadero no parece tener fin y lo peor es que la falta de esperanza va carcomiendo lo poco que queda. Cuba es una nación fallida, ni más ni menos. Sólo basta mirar lo que está ocurriendo, y concentrarte en las estadísticas de envejecimiento poblacional o los datos económicos…
P. ¿Qué sientes cuando te asomas por España? ¿Es simplemente que hablamos el mismo idioma o sientes una conexión más profunda?
R. España es la patria de todos los cubanos, de hecho es así como la llaman: la Madre Patria. Ese vínculo afectivo no se perdió a pesar de lo que quieren hacernos creer los nacionalistas y los comunistas. Más allá del idioma, el cubano que llega a España comprende que ha llegado a su casa. Mira, existe una conexión subterránea que muy pocos sociólogos han analizado, y que transmite la cultura popular, y en particular las series de televisión. Son clásicos los ejemplos de telenovelas iberoamericanas que han triunfado en España; sin embargo, al revés es poco frecuente que esto ocurra. Mucho más si se trata de series populares que reflejen los problemas de la gente común, alejados de las realidades de un iberoamericano. Pues bien, la serie Aída, que además no transmitió la televisión cubana, fue una de las más vistas y queridas por los cubanos ¿Cómo puede explicarse algo así, sobre todo cuando sabemos que los mecanismos de la comedia y las dinámicas sociales son tan diferentes? Pues porque los cubanos se identifican, se reconocen en esos personajes costumbristas de la España de hoy; lo cual prueba que en el fondo siguen siendo tan españoles como cualquier hijo de vecino, sólo falta darles el empujoncito que necesitan…
P. Entiendo que en Cuba, de un modo más o menos flagrante, la historia ha sido tergiversada, de tal forma que se ha presentado a España como un ogro opresor. Yo me crié y eduqué en Barcelona y creo que en Cataluña y otras regiones españolas existe el mismo problema, no tanto por el idioma vehicular, sino por los contenidos que transmiten y cómo los transmiten no sólo la escuela, sino los medios de comunicación y otras voces institucionales. ¿Cómo reconstruimos los hispanos un relato histórico común, no sólo en España, fragmentada prácticamente en 17 compartimentos educativos estancos, sino en el conjunto de los países hispanohablantes?
R. Esas diferencias son culturales y por tanto nunca podrán ser borradas. No nos une el acento, lo que nos une es el idioma. Si la política nos ha desunido, sólo la política puede volver a reconciliarnos. Con esto quiero decirte que a los hispanos nos hace falta un proyecto político ambicioso, que pueda ser comprendido inmediatamente por todos los que van a llevarlo a cabo, y ese proyecto es la Hispanidad. En Cuba, en 1837, todos se sentían españoles. Diez años después, cuando se produjeron los desembarcos de los mercenarios norteamericanos dirigidos por el felón Narciso López, criollos y peninsulares se unieron para rechazar la invasión. Sin embargo, en 1868 todo había cambiado, criollos y peninsulares dejaron de asumirse como un mismo pueblo, como una misma nación. Algo semejante ocurre en Cataluña hoy. Criollos y peninsulares se desgastaron en una guerra fratricida que nadie creyó posible en aquel contexto de gente seria, responsable y culta. Es lo que les espera al conjunto de los españoles si no son capaces de reaccionar cuando todavía están a tiempo. La Reunificación puede ser un proyecto de esperanza. El primer escalón para la reconstrucción de la nación y de la Hispanidad. Eso lo comprendieron los grandes hispanistas del siglo XX, como Maeztu, pero por desgracia nadie les hizo caso.

«Si la política nos ha desunido, sólo la política puede volver a reconciliarnos (…) a los hispanos nos hace falta un proyecto político ambicioso, que pueda ser comprendido inmediatamente por todos los que van a llevarlo a cabo, y ese proyecto es la Hispanidad»

P. Dentro de ese contexto de reconstrucción de un relato compartido, ¿qué nos aportan libros tuyos como Cuba Española: Un proyecto para el siglo XXI o El Hispanismo: un proyecto español para el siglo XXI: Por una Cuba Española?
R. Todos los libros que he escrito dicen la misma cosa: la Hispanidad no sólo es posible, sino que es la única opción viable para existir en el mundo que se nos viene encima. Más allá de los argumentos históricos, políticos o conceptuales por los que trato de demostrarlo, cualquiera puede comprenderlo si se aleja un poco de los caminos trillados y de sus preocupaciones inmediatas. Un proyecto de Hispanidad cuyo primer peldaño fuera la Reunificación con Cuba sería esperanzador. No sólo para la isla, que sin España terminará cayendo otra vez en manos de los Estados Unidos, sino para toda la humanidad.

Salir de la versión móvil