Así lo cree el historiador Hugh Thomas
Su opinión plasmada en un artículo de 2008 es de plena actualidad por esa razón la reproducimos integralmente
La opción de Don Felipe
El Rey podría desempeñar un papel muy importante en Cuba, donde la Monarquía española sigue siendo muy respetada. Todo el mundo conoce la hazaña del Rey Juan Carlos como artífice de la milagrosa transición española a finales de los años setenta (…)
Ahora eso forma parte de la historia (…) Puede que el hijo de Castro sea un buen físico nuclear, pero su futuro como mandatario nunca se ha sacado a colación (…) No bromeo. Cincuenta años después de la más trágica de las revoluciones hispanoamericanas, la Monarquía española todavía es respetada en la isla…».
«Cuba, desde que obtuvo la independencia en 1898, ha sido un fracaso estrepitoso. Sesenta años de dominación estadounidense desembocaron en tres décadas de control comunista ruso. Desde entonces, desde 1990, Cuba ha estado aislada, pero eso tampoco ha sido un éxito. La isla precisa un nuevo padrino, y los europeos y los latinoamericanos deben insistir en que España sea el candidato predilecto y no Estados Unidos, que entre 1898 y 1959 hizo gala de un sorprendente don para cometer errores en Cuba».
«Hace unos años, en La Habana, la «fidelidad» subyacente de Cuba hacia España se vio confirmada en la embajada canadiense. Se celebraba una fiesta y el Gobierno estaba allí, Castro incluido. Algunos diplomáticos occidentales rodearon a Castro y le preguntaron que depararía el futuro a Cuba. «Ah», comento el dictador, «uno de esos caballeros que están sirviéndose tapas será mi Adolfo Suárez». «Es una pena», añadía, «Es una pena que no haya un Rey que ayude a que el proceso saiga adelante como lo hubo en España», comentó hace unos años Fidel Castro en la embajada canadiense».
«Pero podría haberlo: Don Felipe.
En realidad no estoy insinuando que haya que sacar los muebles de la realeza (…) Lo que considero que merecería la pena plantearse es que la influencia de Don Juan Carlos en Cuba podría pasar a Don Felipe, quien podría visitar Cuba, reunirse con personas representativas y conocer a fondo los vestigios de los tesoros de la que en su día fuera una rica colonia española (…) Pero no digo que Don Felipe deba convertirse únicamente en una especie de turista regio. El mensaje para Cuba de un Príncipe español podría traer un anuncio de constitucionalismo democrático: democracia parlamentaria con una Monarquía formal y responsable. Sería de desear que el Príncipe insistiera en que la versión de democracia que parece convenir a España también debería convenir a Cuba. No tengamos más copias de la Constitución estadounidense con un presidente ejecutivo que afecta de manera adversa al resto de Latinoamérica. Dejemos que la Constitución cubana en el futuro refleje la de España, que con su énfasis en el Parlamento se hace eco de la británica y de las demás Monarquías formales de Europa, así como de las presidencias formales que funcionan en Alemania, Italia y Portugal».
«En Cuba, España debería prestar su apoyo a una joya hecha a su imagen y semejanza, y no a otra versión de las conocidas lucubraciones de Jefferson y Adams diseñadas con otros fines.
Una contribución positiva de Don Felipe a un resurgimiento de la democracia cubana con las características de la española ayudaría a que su nombre brillara para siempre en España y en todas partes».
Hugh Thomas, ABC, España
6 de enero de 2008