Cuando los EE.UU. autorizaron a que se podía crear la Unión Europea, y nos asignaron el valor de la moneda, publicitando la Cia. que se habían fijado en los valores del marco alemán, sus primos de Inglaterra, los ingleses, no quisieron entrar, porque entre familia, lo amasaron todo y lo proyectaron en la intimidad para que el sajonismo siguiera viviendo de la explotación del resto de todos los países del mundo.
Porque a guerra mensual provocada por los EE.UU. y, de los 200 países que existen en el mundo, 171 de ellos le han chupado la sangre y los recursos los ingleses, no son aptitudes políticas como dejarlas caer de la noche a la mañana y que las elites sajonas se tengan que ganar la vida dentro de una lucha competencial comercial de calidad de producto y estudios de verdad de los mercados, sin que esté de por medio el cañón de las armas de fuego.
Inglaterra, sin abandonar su bandera y su moneda, y siguiendo directrices de sus primos los EE.UU, impidió, cuando años más tarde de la constitución de la Unión Europea entró a formar parte de ella con una idea programada clara de reventarla; de joderla y expoliarla, pero no ayudarla. Y no estaba haciendo sino cumplir con una tradición antigua de que Europa tiene que estar al servicio, como el resto del mundo, del simpático pueblo inglés y de los EE.UU.
Por tanto, siguiendo con el programa trazado, Inglaterra, tanto monta, monta tanto en absolutismo, racismo y mala leche como los EE.UU. estos días atrás, según se publica en alguna prensa, que ya acusan directamente algunos gobiernos a Inglaterra como la organizadora de joder a Europa rompiendo los gaseoductos del Mar Báltico, que, desde Rusia, según, conectan y servían para el trasporte de gas natural para que los fieros alemanes y los chauvinistas franceses, las dos “locomotoras europeas” se pudieran calentar este invierno y no estar en las casas con los abrigos y las bufandas puestas.
Pero, claro, en especial la prensa subvencionada del independiente y democrático estilo español, lo deja todo en el aire. Y aunque resulte muy raro que el gaseoducto que une Noruega con Inglaterra no le ha pasado absolutamente nada; y el que se rompa es el gaseoducto que traía el gas hacia la soberana Unión Europea, que, al decir comemieldas de la prensa subvencionada, se ha roto solito, porque, al decir los gaseoductos, como todas las cosas, también se rompen, un silencio social cargado de servidumbre y cobardía, recorre la resignación cristiana europea.
Hay cosas claras, evidentes, que por rabia han arrastrado tradicionalmente a las gentes a no solucionar nada por la vía de la guerra; pero lo que sí pone de muy mal humor y llena de rabia, es el hecho que actos tan sumamente evidentes como pertenecer a Europa a medias, que tener una economía que se puede perfectamente calificar como economía parásita mundial, caso sajón: Inglaterra y EE.UU. deberían dar pie a un reacción por parte de Europa muy diferente de la que están obteniendo los dos grandes parásitos de las armas de guerra a nivel mundial.
Y ya lo que pone triste del todo, es que encima, los que están jodiendo a Europa, EE.UU. e Inglaterra, nos echen el aliento en la nuca y digan que son vientos incontrolables que viajan por el universo mundo.
Y si este invierno Europa pasa frío, o recurre a comprarle el gas por la vía inglesa a los noruegos, mi parte alícuota de europeo que me la devuelvan; porque uno, conforme que vive en un país, España, que desde que entró en Europa, ni está en su sitio, ni nadie la ha saludado ni le ha preguntado ni cómo está; pero eso no quita que no nos sintamos algunos españoles y de otros lugares avergonzados con una Europa con mucha menos plumas de las que se alisaba cuando cacareaba como gallo de gallinero.
Un gallo, que cacarea cuando Inglaterra y los EE.UU. lo dejan.
Salud y Felicidad sin Otan. Juan Eladio Palmis.