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Europa mal unida, siempre será vencida

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European Commission President Ursula von der Leyen smiles during a news conference with Spain's Prime Minister Pedro Sanchez (not pictured) in Madrid, Spain, June 16, 2021. Bernat Armangue/Pool via REUTERS

Como está ocurriendo ahora mismo, en la que una cantidad de habitantes próximos a los cuatrocientos cincuenta millones, por no más allá de cinco corporaciones unidas en la fabricación de armas, todas vinculadas a los intereses del sucio capitalismo de EE.UU., mitad civil, mitad religioso de hábitos cristianos, nos tiene preocupados y llenos de inquietud en el mejor de los casos, que no sea llenos de temor y angustia vital.

Y toda esa ingente millonada de personas, a las que diariamente y por temporadas, nos tiene acojonados desde unos medios de propaganda subvencionados por las corporaciones citadas mitad monje mitad capullos prostáticos, no reaccionamos de  un modo coherente y lógico, y, empezando por los peligros anunciados por la escasez provocada de garbanzos, por los peligros de los monos pajilleros, o porque las bolsas bajan o suben, la colectividad vamos donde nos lleva una propaganda que nace, muere, y se renueva en los EE.UU. país que, como una religión, ha nacido para joder el universo entero.

Los, no llega a trescientos treinta millones de habitantes de los espectadores que sufren las “excelencias de la libertad yanqui”, en su convencimiento propagandístico de que una hamburguesa y una piza, es el colmo del logro social culinario, y que el robo y el estupro al débil es seguir las directrices del dios inventado, nos han llevado a que una vez superada la barbarie del hombre, un puñado de emigrantes iluminados a los que todavía se les puede distinguir perfectamente en su aspecto brutal el pelo de la dehesa, siguen anclados en la barbarie desestabilizadora de gentes, países y conceptos.

Si Rusia está en Europa; si los EE.UU. no están en Europa, si la religión tendría que ser eso, un sentimiento privado y particular no un negocio acaparador sin regla ética alguna, lo lógico es que los próximo a los ciento cincuenta millones de habitantes que viven en la europea Rusia, formen parte de una Europa Unida para el bien, no como los Estados Unidos de Norte América, que, desde que se unieron y nacieron van de guerra en guerra y de traición en traición, oculta su sucia trama social de acción con una inversión brutal en propaganda de país piloto de la libertad.

Y resulta humillante que se insista día y noche, y en algunos pocos se logre, que Rusia y los rusos son unos enemigos letales para Europa, mientras que los EE.UU., apartando o sin apartar el pelo de la dehesa, son la meta y meca para una Europa que caminaba hacia la posibilidad de convertirse en un rincón terrestre donde pudieran brotar fórmula de futuro más prometedoras para el porvenir de la especie humana; pero, con su habitual y clásico comportamiento, los Usa, la Otan, sus Cámaras de Comercio, sus Embajadas y Consulados, no tienen más trabajo que ser perros fieles de las empresas vendedoras de armas y desestabilizadoras sociales, con ayuda de muchos medios de comunicación que exhiben la etiqueta de españoles, y, por tanto, europeos.

Con un cansancio social implantado en el hastío que se ha instalado en la inmensa mayoría de las gentes de la calle europea, que estamos hartos y cansados de soportar una manada de políticos estúpidos que han destrozado a la incipiente Europa, la esperanza radica en que ya estamos dentro de la hora y el minuto de dar un giro de ciento ochenta grados y dejar a los EE.UU. con su amasijo, haciendo su pan; pero, para ellos. Y nosotros los europeos sin sonrisas diplomáticas de ninguna clase los mandemos de una vez por todas al quinto carajo que esté más lejos. Y, con ellos a todos sus perros a sueldo de la política y de la información pagada.

Rusia, aunque sea puro egoísmo, que no lo es, tiene recursos y estabilidad social. E.E.UU. solamente tiene armas, destrucción, mentiras y traiciones sangrientas, que estimulan y sirven para que se engorde ese dragón gigantesco destructor que se llama Otan.

Salud y Felicidad sin Otan. Juan Eladio Palmis.

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