Españoles de Cuba: María Antonia Puyol

Es la dueña de un latifundio que nunca fue expropiado

En Cuba nunca se ha respetado la ley

Los trabajadores reciben su salario directamente de la dueña y no del gobierno.

Lo que muy pocos conocen es que en las estribaciones de la Sierra Maestra se asienta un extenso y próspero rancho llamado El Alcázar, cuya propietaria, María Antonia Puyol Bravo, es la única terrateniente privada que hay en Cuba, cuyas tierras no fueron confiscadas por la Ley de Reforma Agraria, aprobada en 1959.
«El Alcazar» puede parecer un reflejo del pasado o una mirada al futuro.
Dicen que hay excepciones que prueban cada regla. Quizá por eso al final de este camino en una esquina remota en el este de Cuba, hay una granja que la revolución aparentemente olvido.
Mientras que otros ranchos o cualquier cosa similar de este tamaño fueron confiscados hace mucho tiempo por la revolución, «El Alcazar» permanece como siempre fue.
Aquí a los trabajadores no les paga el gobierno, sino la dueña de la granja. Ella puede cabalgar en una dirección durante dos días en su caballo y aún así seguiría en su tierra. Esto ocurre en el único país comunista en el hemisferio occidental.
María Antonia Puyol no se disculpa por ser una gran terrateniente en Cuba. La tierra, insiste, necesita un dueño.

Dueña: «Si es suya, uno la cuida y la valora. Pero si no es suya y sólo se la dieron, a usted no le importa».

Indudablemente ella tiene amigos en lugares muy altos. Antes de la revolución su familia tenía dos granjas en Cuba, una junto al rancho del padre de Fidel Castro.
Esa fue confiscada por el gobierno, pero «El Alcazar» quedó en manos de su familia. La razón oficial es que era vista como un ejemplo de excelencia en agricultura.
Éstos valdrían decenas de miles de dólares afuera de Cuba.
Reportero: El hecho de que esta inmensa granja permanezca en manos privadas la hace única en Cuba. La pregunta es si es un destello del pasado o quizá un vistazo al futuro aquí.

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