España ya está en lo diferente

Un porcentaje elevadísimo de su conjunto urbano heredado, excepto el amplio eclesial, ha sido derribado, tirado al suelo, y la identidad o la posible personalidad de las localidades, especialmente en las zonas turísticas, ya son todas iguales: Casas para ricos y casas para muchísimo menos ricos o sus sirvientes.

La España de los palacios; y se sabe que un palacio sirve, es útil, exactamente igual que un comité de investigación de lo que sea, está funcionando a pleno con los mismos ocupantes de la que denominamos como Edad Media, con la sola incorporación de los Palacios de la Justicia sin vara alguna.

Y todo arranca de una misma fuente; de un mismo chorro que está emanando sin cesar un caño cada vez más grueso de una incultura líquida, que se mete por debajo de todas las puertas de las casas españolas y nos ha inundado de saberes previamente ensayados y programados que colmatan de felicidad no solamente las terrazas de los bares y cafeterías actuales, sino las próximas, que por una transformación comercial lógica, a poco todas las librerías y escasas bibliotecas, se van a convertir en la necesidad nacional del bar.

España se ha convertido en un país que “desprende”; tiene una capacidad grandiosa de ser un escaparate enorme hacia el postureo y la sonsera, y los que nos visitan nos dicen sonriendo que debemos de seguir así como vamos, porque vamos muy bien, exactamente igual a como van muchos de los países o territorios que, entre la violencia y la injusticia, sus gentes, tienen que buscarse la vida en la maleta y la nunca vuelta donde le hubiese gustado y gastado vivir su única vida.

Pero, la diferencia de España con relación a los abundantes países que sus gentes han preferido la maleta a mirarle a los ojos a los causantes de sus injusticias y desgracias, es que en España, en semejanza a las grandes bandadas de pájaros que todos van volando y aparentan que no llevan directores de vuelo, aquí la bandada funciona perfectamente, y piando nos vamos todos junticos, estamos volando sin parar, camino y vuelo entre trago y trago, del gran carajo.

Y el gran carajo, es un extenso territorio, con una sola bandera y con una sola condición social que se puede acentuar hasta lo que no tienen ni una chabola para refugiarse, que la única defensa que les queda es que se les vaya totalmente hasta la lucidez inyectada, y se conviertan en ese montón de carne que tanto juego dan en los programas de viajeros.

Como siempre, vamos saliendo y pudiendo levantar la olla, porque entre la gente de la chabola y el piso cucarachero, se llenan cada día los tajos de la ignominia, a juicio de las lentes de la poderosas observadoras que son las máquinas de retratar actuales. Porque todavía estar por ver lo del maná y demás promesas, ante la realidad de los vagones diarios repletos de necesitados del jornal, y las furgonetas llenas de esclavos madrugadores.

Y lo diferente español que está rigiendo y haciendo espacio, a ciertos y pocos países que lo han detectado y lo tienen en cuenta, es que por cada semana que se pierde de asistir a un centro docente laico y estatal, se adelanta un año de cazurrismo.

Salud y Felicidad. Juan Eladio Palmis

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