Hay quien se piensa que el realismo mágico es un producto literario típicamente hispanoamericano. No obstante, nada más lejos de la verdad; en verdad el realismo mágico no es más que la estética que refleja cosas que son tan reales como la vida misma. Aparte que en la literatura ibérico, Valle-Inclán y Cunqueiro no están tan alejados, como decimos, es mucho más real de lo que pensamos. Y dentro de ese realismo mágico está el hecho de que toda España esté llena de estatuas a Bolívar. Desde la época del general Primo de Rivera (el padre del fundador de la Falange, pasando por la II República, el franquismo y el setentayochismo, se han sucedido las estatuas a quien declaró la guerra muerte no ya a “España”, sino a todo aquel que fuera partidario del rey; es decir, la gran mayoría, paisanos suyos hispanoamericanos.
Nunca he entendido por qué los realistas, se reitera, la gran mayoría hispanoamericanos, apenas (por no decir nada) tienen recuerdos en España mientras que a Bolívar en especial (también San Martín) se le rinden tantos honores, con todo el mal que hizo; y es más, con todo lo solo y arrepentido que murió.
Pero claro, el Bolívar histórico no interesa. Interesa el Bolívar de ficción, como escribíamos hace poco:
Con todo, con el pana Emilio Acosta Ramos de Venezuela Provincial nos planteamos el injusto porqué de este realismo mágico:
Frente a aquellos que intentan presentar la historia hispánica como una dicotomía de europeos contra americanos, hablamos acerca de la profusión de estatuas que Bolívar tiene en España, en donde se ha seguido tal cual el relato idolátrico en pro de los llamados «libertadores». Y ya está bien la cosa. Porque con documentos y argumentos, esto no se sostiene desde ninguna lógica. Y el realismo mágico está mejor en la literatura, aunque la vida misma no deje de sorprendernos.
¡Pasen y vean!
*Sobre Emilio Acosta Ramos y Venezuela Provincial:
