España, todo a una banda

A pesar de que somos geográficamente una península rodeada de agua de mar por todas partes, menos por una porción de tierra totalmente desconocida que dicen llamar Portugal, en España no hemos aprendido que cuando la carga de un barco se escora en mayoría hacia una banda, el barco, sea del tamaño que sea, entra en un peligro muy serio de hundimiento.

No sé, porque se guardan muy bien de publicitarlo desde la eficiente oficina de información de la Cia Estadounidense de Norte América, la cuota que es necesario pagar para “entrar en la Otan” y ser miembro preferente de primera, nuestro caso; pero tiene que ser muy alta porque si los EE.UU. están ahora aconsejados por el clero católico vaticano, y cuando ellos expedían los títulos de Emperador, el precio a pagar por ser un emperador del sagrado imperio romano germánico, la Otan de entonces, había que depositar constantes y sonantes veinte millones de ducados de oro de la época, de más de tres gramos de oro por pieza de moneda, semejante dineral, por motivo de la llamada inflación, no lo publicitan para que no nos caigamos de culo.

Aquella millonada en ducados de oro, cuyo peso rondaba según ley del metal los siete mil kilos de oro a entregar en mano al clero católico, fue uno de los motivos económicos básicos por los cuales los españoles imperiales, empezando por la época del nieto de la reina de Castilla, Carlitos, tuvieron que aumentar sus estrecheces y penalidades para poder estar a cubierto de la Otan del momento, el citado Sagrado Imperio Romano Germánico.

La España actual, que el abundante fascismo beato existente entre la población jornalera española, además del correspondiente por el que desde pequeño es señalado para serlo porque vienen sus antepasados de ganar todas las guerras, o disponer de muchos látigos, a la vista tenemos, pese a lo que nos ocultan, que un país, nosotros, que disponíamos de proveedores habituales de toda clase de recursos de Rusia, Federación Rusa, Argelia, Libia, América del Sur y todo un largo etcétera de intercambios comerciales, el ser un miembro privilegiado del paraguas imperial Otan, está haciendo que un pedazo de sandia, cueste nueve euros si te quieres refrescar la boca.

Y han llegado las elecciones, y puede que más de media España o España entera en algunos asuntos, se ha ido, corriendo, sin escuchar la voz del navegante experto, sino de un caza recompensas, o recogedor de barcos hundidos, hacia una banda del buque para escorarlo, cuando todos sabemos por nefasta experiencia que las mayorías, vengan de donde vengan, son rodillos perjudiciales para la mayoría, y muy beneficiosas para la granujería y la estafa de unos muy pocos, que, generalmente no necesitan milongas camperas para vivir a cuerpo de rey demérito, con o sin mayorías.

En España existe la experiencia en hambres y miserias de catorce quiebras económicas del erario público nacional por los mismos motes que ahora estamos padeciendo, al margen de que los mismos miedos, exactamente los mismos conceptos medievales que incidían, según las crónicas, en las poblaciones de entonces, están condicionando las mentiras, las ocultaciones, y las granujerías que campean ahora al mejor estilo.

El ir a la cabeza de las quiebras nacionales como país, si otra cosa no, en virtud de las hambres y miserias pasadas, aunque no se sepa uno la lista de quienes fueron los Reyes Godos, si tenía que habernos servido para entender que si no hemos tenido hasta el día de hoy ningún buen gobernante ¿Por qué razón o cojones lo vamos a tener ahora?

Puede que todo radique que salvo en muy breves espacio de tiempo, los verdaderos dueños de su propio destino, nosotros las gentes, no podemos ni debemos confiarnos y dejarlo en maños extrañas.

Salud y Felicidad, sin covid22. Juan Eladio Palmis

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