“España os pide perdón”

El artista Abel Azcona en plena pandemia de Coronavirus se las ha arreglado para hacer un performance en Hispanoamérica titulado “España os pide perdón”. El Diario16 se hace eco de la noticia con un artículo firmado por Beatriz Talegón. La señora Talégón, amante de las hipérboles más atrabiliarias, no duda en afirmar que La Habana, capital de la antigua provincia de España y primera autonomía de la historia había amanecido inundada de carteles de arrepentimiento. Según el mensaje publicado por Azcona en sus redes sociales más de 20 ciudades del continente habían amanecido plagadas de carteles con el mismo lema.

A la hora que estamos redactando esta nota, 650 usuarios de Twiter habían replicado las fotografías que, en lo que respecta La Habana, mostraban un cartel en medio de un bache en plena calle, otro pegado a un muro despintado. Los otros dos carteles eran lo más nuevo en la pared de una frutería vacía, donde en una de sus columnas se distinguía la charretera personal del uniforme que solía llevar Fidel Castro y en la otra un conocido lema revolucionario “Pa’ lo que sea…”. En la última foto, estratégicamente pegada en un muro solitario rodeado de escombros y basuras, pues la casa a la que pertenecía, hace ya mucho tiempo que se derrumbó, tiene de fondo un conjunto de edificios de microbrigadas con los muros deslavados y las aceras y jardines más que descuidados.

Diario 16, cuya línea editorial es la de dar caña a la Hispanidad espera que la “obra viva” de Azcona no deje a nadie indiferente. Lo cual no parece por el momento haberse conseguido, dado que los 1200 comentarios saben a poco cuando se está cuestionando como afirma doña Talegón “el papel que ha jugado España en América Latina» y la opinión que merece por parte de las personas que allí viven.

Lejos de abrir el debate esperado por el autor del performance, el hilo se entretiene en comentar la actualidad peninsular, en concreto el tema de la renta mínima y las criticas a VOX.

No vale la pena refutar con largos discursos al autor de este mensaje que condena de manera tan vehemente la labor de España en América, las razones por las que su performance no ha alcanzado el nivel de polémica esperado. Dejemos que sea un solo comentario que lo resuma el de la escritora cubano española exiliada Zoé Valdes: “¿Y los baches en La Habana hoy son también culpa de España?

Huelgan los comentarios.

Dejamos a nuestros lectores, que no conocen al artista, un par de párrafos de su biografía sacada de Wikipedia para que se hagan una idea de la génesis de su patológico encono contra la malvada sociedad causante de su insoportable sufrir.

Abel Azcona nació el 1 de abril de 1988, fruto de un embarazo no deseado, en la Clínica Montesa de Madrid,​ institución regentada por una congregación religiosa dirigida a personas en situación de riesgo de exclusión social e indigencia.​ De padre desconocido, su madre, una prostituta politoxicómana llamada Victoria Luján Gutiérrez le abandonó en la propia maternidad a los pocos días de nacer.​ Las religiosas entregaron al recién nacido a un hombre vinculado a su madre, que insistió en su paternidad, a pesar de haber conocido a Victoria ya embarazada y haber sido compañero sentimental esporádico. Azcona se crio desde entonces en la ciudad de Pamplona con la familia de este, igualmente desestructurada y vinculada al narcotráfico y la delincuencia, al estar él entrando y saliendo de prisión de forma continuada. ​ A los cuatro años, debido a la intervención de bienestar social, Azcona es dado de alta en el Registro Civil y así consta en su partida de nacimiento de 1992, cuatro años después de nacer.

Los primeros cuatro años de vida de Azcona se contextualizan en situaciones continuadas de maltrato, abuso y abandono​ provocadas por diferentes integrantes del nuevo entorno familiar y el paso por varios domicilios, fruto de diferentes retiradas de custodia por instituciones públicas de protección social.​ En una de estas intervenciones de Bienestar social, Azcona es dado de alta en el Registro civil, en el año 1992 a la edad de cuatro años, de ahí la fecha tardía de su partida de nacimiento.​

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