El nombre de España, a España se lo pusieron los portugueses, afirma el autor.
Ateniéndonos a las suposiciones de la Crónica Oficial Española, supuesto que la documentación “Ibérica” ha desaparecido toda, será para años finales del siglo XII, cuando surge el nombre de España, abarcando territorialmente, según suposiciones, los reinos de Granada, Navarra, Portugal, León y Castilla, y Aragón.
Más tarde entraremos a completar el estudio, indicando que, en origen, los primeros que recibieron el nombre de “españoles” fueron los judíos harineros, panaderos, que ejercían su oficio y comercializaban por la tierra ibérica que se llama todavía Tierra de Campos, que en la actualidad abarca parte de las provincias españolas de Palencia, León, Zamora y Valladolid; una zona productora de grano cereal por excelencia; una tierra, por tanto, de pan llevar.
“Joao de Barros tesoureiro do dinheiro da Casa da India de Portugal, assinava juntamente com o escrivao da mesme casa André da Silveira, um recibo de 220.000 reaes a Joao Rodrigues por os emprestar no éprestimo dos XPAOS (Chistaos) novos.”
En 1.512: “Matheus era hu mercador…indo pella terra dois infeis suas mercadorías…aouberó os mouros como elle era xpao…”
En la lengua portuguesa es sabido que la equis (x) delante de la pe (p) o una consonante, caso de Xpaos, la equis se deriva al sonido de e (e) y se sigue manteniendo el sonido seseante de la ese (s) que no es tan fuerte como el de la equis (X).
Por lo tanto Xpaos, se pronuncia “ESPAOS”.
Y de Espaos, puede, lógicamente derivar el enigmático y desconocido documentalmente hasta ahora mismo, nombre de España.
Porque el lucero que los griegos veían en su rumbo del poniente cada anochecida al que denominaron Hispano, tiene cierta lógica que de su nombre pudiera derivar España. Pero al llevar la hache de prefijo (H), el sonido al pronunciarlo, tiene que aparecer el son de una jota (J) suave al principio de decirlo, porque la hache no es una letra gratuita.
Y ya lo de significar y derivar España de puerto de conejos, o tierra de esparto, puede quedar muy bien a unos niveles frailunos determinados.
En el intento, logrado, de que cambiar la realidad histórica, y lo que fue una intransigencia religiosa de un clero cristiano católico trinitario, una trinidad algo imposible de discernir por lo lógico y comprensible de un dios único, monoteísta, en la totalidad de la Península Ibérica la acepción Arriana, conllevó por parte de los intransigentes cristianos católicos trinitarios una lucha sin cuartel contra los monoteísta arrianos, que duró unos mil años aproximadamente en las tierras ibéricas.
Para poder ocultar una guerra netamente religiosa por una guerra de “conquista territorial” y encima darle el adjetivo erróneo e incorrecto de “RECONQUISTA”, fue necesario destruir todo documento que indicara la realidad de un tiempo; de una época, sobre la cual ni se podía opinar desde tiempo inmemorial hasta hoy, debido precisamente a la intransigencia católica, vigente aún en la actualidad.
Cuando los pueblos o las gentes de procedencia centro europea y orientales a la Península Ibérica, racimados todos con el nombre de Godos, o Visigodos, entran, para años finales del siglo V, tranquilamente en unos territorios casi despoblados al sur de los Montes Pirineos, porque los romanos establecidos en la Ibérica su actividad preferente más lucrativa fue la caza y venta de esclavos; un negocio que lo llevaron a extremos totales hasta esquilmar las poblaciones, uno de los lugares donde con preferencia se establecieron las gentes recién llegadas, que tenían terrenos para elegir, fue las tierras de pan llevar, de abundancia del cultivo de cereales, que se denominaron como Campos Galaicos, y, posteriormente Campos Góticos, correspondiente a la actual zona española denominada como Tierra de Campos.
El desenvolvimiento político administrativo de los pueblos o las gentes que hemos racimado con el nombre de gente Goda, fue lo tradicional de los Condados, o agrupaciones humanas no lo suficiente de abundantes de gentes como para poder subsistir, al mismo tiempo que defenderse durante los veranos de los frecuentes ataques de las gentes vecinas.
Así, con la capital en Oporto, corriendo el año del 806, separándose del Reino de Galicia, surge el Primer Condado de Portugal, que si su cuidad más preeminente y capital fue la de Oporto, El Puerto, es más lógico que de Puerto- Gálico, derive Portugal; por esa realidad de gente encuadrada en tal grupo humano.
Que puede que se vea más lógico y oportuno que, lo que, respetando a sus autores, algunos afirman que el nombre de Portugal deriva y está condicionado y causado porque en Oporto, cargaban los barcos Cal; y de Porto de Cal, deriva Portugal.
Ciento veinte años más tarde de que surja el Primer Condado Portugués; es decir, para el año del 926, lo hace el Primer Condado de Castilla, que fue regido por Fernando de Ansúrez, y que aunque no se ha conservado documento alguno, la crónica frailuna española, con toda claridad establece que la lengua al uso del condado era el latín.
Después, corriendo el año de 1.139, el conde portugués Alonso I, cansado con sus gentes de la influencia, primera, del Reino de Galicia, y después del Reino de León, para el citado año se autoproclama Rey de Portugal independiente.
Cuatro años más tarde este gesto de autoproclamación, es decir, para el año de 1.143, el reino de León, le otorga su reconocimiento de independencia a Reino de Portugal.
Y el papa católico Alejandro III, cuarenta años más tarde de la autoproclamación de reino independiente por Alfonso I, le va a “cobrar” el reconocimiento de su independencia a Portugal, otorgándole la condición de vasallos de la Iglesia Católica a los portugueses.
Sancho II El Fuerte, al criterio documental del monasterio burgalés de San Pedro de Cardeña, se puede considerar como el primer Rey de Castilla. Reinado que ejerció durante siete años, de 1.065 a 1072.
Uno de los trabajos en los que se centró el catolicismo en la Ibérica una vez que consiguió desenvainar el número de espadas suficientes para intentar y lograr ser mayoritariamente la religión dominante de Montes Pirineos hacia el sur, fue que las gentes aprendieran a rezar, pero no leer o escribir por su cuenta y riesgo, al tiempo que otras religiones, caso de los judíos españoles, aunque minoritarios, los supervivientes a las diferentes olas de degüellos patrocinados por los católicos, por lo general eran o constituían comunidades instruidas, desperdigadas por una miríada de centros urbanos, que se dedicaban al comercio, al préstamo y a la medicina.
Si el reino independiente de Portugal se genera precisamente frontera al poniente junto a la Tierra de Campos: junto a los Campos Galaicos o Góticos, y los comerciantes por excelencia solían ser judíos. El comercio de la harina, del pan, descansaría, como la medicina y el mundo del préstamo en manos judías.
Y como a los xpaos, había que generalizarlos y denominarlos desde fronteras adentro del Reino de Portugal, se puede estar en la creencia que muy bien el nombre de España puede derivar de aquellos judíos comerciantes españoles que llevaban sus negocios de harina y pan desde la Tierra de Campos, a Portugal.
Ahora bien, si se emite una teoría como la anterior, incluso en años recientes en España, el autor podía, perfectamente, acabar en la hoguera social por, simplemente emitir una teoría que tiene la validez de cualquier otra.
Juan Eladio Palmis Sánchez. Poeta que también escribe prosa.
VOLAR AL SUR
En un anhelo de volar
al sur,
donde dicen,
y lo he presenciado,
que viven los ricos
en sonrisas
y tiempo libre
para atender lo necesario,
y por allí
me gustaría volar,
estos días de locura
de tanto progreso
merecido
por tanta ausencia
de cordura.
El hombre,
en el sur,
se hace más parte
de aire,
que de metal.
Y al contrario
de lo que muchos
dicen,
el hombre del sur
es más fuerte,
y será el superviviente
a toda esta calamidad
de gentes
absurdas
con los pelos
tintados.
Volar al sur,
es algo tan simple
y corriente
como que abriendo
las palmas de las manos
y contarte
muchas veces
los dedos
que tienes,
es suficiente
para que seas
un hombre del sur
de sonrisa constante,
sin saber
apretar un gatillo,
ni los valores de la bolsa.
Quiero volar
si me dejan
las palmas
de mis manos.