Íñigo Errejón y Pablo Iglesias, entre otros, en su época de gimnasia revolucionaria universitaria, hacían escraches a Rosa Díez, política izquierdista de toda la vida; impidiendo la libertad de expresión. Cuando se hicieron políticos, «jarabe democrático» defendían. Manuela Carmena, luego de defender la liberación de terroristas, hizo tres cuartos de lo mismo al defender los escraches. En nuestro tiempo vemos cómo el separatismo y la extrema izquierda en simbiosis hacen escraches y no tienen pudor ninguno en insultar y agredir mujeres. Ya se sabe que para ellos la «mujer» es un sujeto político de conveniencia y cuando una mujer se declara contraria a sus ideas, pierde su «condición de clase» según la burguesía dictatorial neomarxista.
Hace pocos días, luego del escrache a Begoña Villacís, candidata a la alcaldía de Madrid por el partido Ciudadanos y que estaba a punto de dar a luz, Manuela Carmena dijo que lo condenaba y que los suyos no tienen nada que ver… Coño, pero es que la memoria histórica en este caso es muy reciente.
Están provocando desde hace años que ocurra una desgracia. Estaban buscando un «mártir de los suyos» y como sigan así va a ser al revés. Y luego vendrán las consecuencias… Pero el caso es que la gente no se va a dejar matar como corderos en el matadero. Téngase en cuenta; porque ahora que los bolivarianos ibéricos han perdido bastantes alcaldías, sabrá Dios qué «estrategia» y qué escraches andarán preparando. O se acabarán peleando entre ellos, como ocurrió en el Frente Popular.
