Escala en Porto Torres (Cerdeña) del Costa NeoRiviera

Foto: Basílica di San Gavino.

París, 7 de agosto de 2019.

Querida Ofelia:

Alrededor de las 5 y 30 a.m., del miércoles 17 de julio de 2019, se podían ver las costas occidentales de Cerdeña, luego comenzamos a pasar frente a la isla de Asinara y, una vez en la travesía de Punta dello Scorno, comenzamos nuestro descenso por un mar sereno hacia el sur, hacia el puerto ubicado en el Golfo de Asinara.

Anclamos en Porto Torres es a las 9 a.m. bajo un cielo un poco nublado y +26°c. La ciudad, que forma parte de la provincia de Sassari, es una de las más pobladas de Cerdeña y tiene una importancia considerable dada su posición estratégica en relación con España y Francia.

Subimos a bordo de nuestro autocar y recorrimos la costa septentrional de Cerdeña, un litoral salvaje moldeado por los vientos. Hicimos una parada para admirar, junto a la carretera, la curiosa roca del elefante, llamada así por su forma, que recuerda a la cabeza y la trompa de un elefante. Se trata de un objeto que ha suscitado gran interés desde tiempos remotos, y en su interior se han excavado dos estructuras sepulcrales del neolítico.

Seguidamente llegamos a Castelsardo, una ciudad fortificada que se remonta al siglo XII, cuando fue fundada por la República Marinera de Génova. Se encuentra sobre un promontorio y ofrece unas espectaculares vistas del Golfo de Asinara a occidente y de las cumbres de los montes de la Gallura a oriente. Nos adentramos en el centro histórico de esta encantadora ciudad medieval que aún conserva la estructura militar defensiva inicial, con la poderosa muralla conservada en parte y las típicas callejuelas con escalinatas. Pudimos admirar la catedral de estilo gótico del siglo XVI, situada en la parte alta de una roca y flanqueada por un campanario construido directamente a partir de una torre de las antiguas murallas. Durante nuestra visita a la ciudad, pudimos apreciar la artesanía tradicional de Castelsardo, famosa por la producción de cestos fabricados con hojas de palmera enana y otros muchos productos locales que nos llamaron la atención.

Fue una agradable excursión para descubrir una sugestiva aldea medieval que se levanta sobre el mar, adentrados en la atmósfera de un glorioso pasado.

Al regreso a Porto Torres, fuimos a pie desde La Torre Argonese, por il Corso Vittorio Emanuele hasta la espléndida Basílica di San Gavino.

La Basílica de San Gavino, erigida entre 1030 y 1080 por obreros pisanos llamados por Comita, Rey y Juez de Torres y Arborea, está situada en el área monumental de Monte Agellu, que la Pontificia Academia de Arqueología Cristiana ha definido como uno de los más importantes sitios en la historia religiosa. En efecto, las piedras monumentales y arqueológicas, de un lugar que una vez fue una colina, cuentan en una área muy limitada una historia de dos mil años.

La Basílica románica es solo el último edificio de culto en Monte Agellu, donde se encuentran los restos de una serie de edificios eclesiásticos construidos a partir del siglo IV y de una necrópolis monumental pagana y paleocristiana de la colonia romana di Turris Libisonis. En las dos plazas cerca de la Basílica, llamadas Atrio Metropoli y Atrio Comita, se hallan preciosas tumbas con mosaicos y frescos, una cisterna romana y otros importantes monumentos arqueológicos.

La Basílica es la más grande y la más antigua de las Basílicas románicas en Cerdeña. Mide 58,26 metros de largo y 17,36 metros de ancho. La iglesia fue catedral del Arzobispo de Torres hasta 1441, cuando la sede episcopal se trasladó a Sassari.

Su originalidad consiste en la presencia de dos ábsides, una frente a la otra, probablemente incluidas en el proyecto original. Tiene tres naves separadas por dos columnatas de veintidós columnas y seis pilares cruciformes. Las columnas y los capiteles proceden de los edificios de     las ruinas de Turris Libisonis; la colonia romana (la única en Cerdeña) probablemente fundada por Julio César en 46 a.C. Estos elementos arquitectónicos pertenecían por ello a templos romanos y a otros edificios de aquella gran ciudad.

En la basílica se guardan preciosas pinturas, estatuas y una inscripción bizantina. (VII — VIII siglo).

La basílica es dedicada a los Santos Gavino, Proto y Gianuario, los que sufrieron el martirio en 303 d.C., en Turris Libisonis, bajo el gobierno de los emperadores Diocleciano y Maximiano El texto más antiguo de su condena y martirio es la Passio Sanctorum Martyrum Gavini Proti et Jianuarii del siglo XII, que procede de la Abadía de Clairvaux, en Francia, fundada por San Bemardo en 1115.

Es interesante visitar la cripta del siglo XVII, tan larga como la nave principal, construida después de una imponente excavación, empezada en 1614, para buscar las reliquias de los tres mártires, de los que se había olvidado el lugar de sepultura. Después del hallazgo de las reliquias, fue realizada una larga galería para custodiarlas adecuadamente.

La galería contiene también cinco sarcófagos del siglo III-IV que proceden de Turris Libisonis, un sarcófago medieval, los restos de una capilla funeraria del siglo IV, cinco estatuas de mármol de Carrara del siglo XVIII, tres de las cuales se atribuyen al escultor Giacomo Antonio Ponzanelli, y otras doce estatuas de terracota esmaltada. Cerca de la Basílica se encuentran las cumbessias, o sea casas para peregrinos, construidas en los siglos XVI-XVII y utilizadas para hospedar a la gente que quería ir a la Basílica durante las numerosas fiestas en honor de los tres mártires.

La historia de los Mártires de Porto Torres se desarrolló en Cerdeña en el 303 d.C, el mismo período en el que los emperadores Diocleciano y Maximiano publicaron algunos edictos contra los cristianos. Según esas leyes, quienquiera hubiera sido cristiano habría tenido que ofrecer sacrificios a los dioses y renunciar a la misma religión, pena la muerte.

En la colonia de Turris Libisonis, en el Monte Agellu, Proto y Gianuario predicaban la fe cristiana y fueron capturados por Bárbaro, el Gobernador de Córcega y Cerdeña. Bárbaro condenó a Proto al destierro en la isla Cornicularia, quizá la isla de La Maddalena, mientras que Gianuario fue detenido por el Gobernador, cuya intención era hacerle cambiar de ideapero los dos no aceptaron la religión pagana. El Gobernador ordenó que fuesen torturados para obligarles a renegar su religión. El soldado Gavino, que era el carcelero de los dos presos, cada día les escuchaba mientras rezaban a Dios, se conmovió y les pidió que  contasen algo sobre su Dios. Escuchando sus palabras, entendió que eran inocentes y los liberó.

 Al día siguiente Bárbaro quería hablar con los dos prisioneros, pero Gavino le dijo que había librado a los dos cristianos, que se había convertido e intentó convencer a Bárbaro que hiciese lo mismo y que cesase las persecuciones contra a los cristianos. De todas formas estaba listo a recibir el martirio.

Bárbaro ordenó su decapitación en un lugar lejos de la colonia para que los cristianos no lo venerasen como santo. San Gavino murió el 25 de octubre de 303 d.C. Mientras que caminaba hacia el lugar de la decapitación, se encontró con una mujer que le ofreció su pañuelo para que se cubriese los ojos durante la decapitación.

Después de su muerte, San Gavino apareció al esposo de la mujer y le dijo que diera las gracias a su mujer y le devolvió el pañuelo. El hombre volvió a casa y vio algunas gotas de sangre en el pañuelo, su mujer le contó todo y entendieron que habían asistido a un milagro.

Mientras tanto Gavino encontró a Proto y Gianuario en la cueva donde se habían refugiado y les dijo que se fuesen a la ciudad para recibir el martirio. Así hicieron y murieron el 27 de octubre de 303 en el mismo lugar de su compañero. Por la noche, sus cuerpos fueron enterrados cerca de la que hoy en día es la Iglesia de Balai Vicino.

Le doy las gracias a las señoritas del servicio cultural y turístico de la Basílica que me ofrecieron gran cantidad de información sobre la Basílica y sobre el Área Monumental del Monte Agellu.

Esa noche el Ristorante Club Saint-Tropez ofreció platos típicos de Cerdeña.

En Cerdeña los higos chumbos flanquean los huertos y los campos de árboles frutales como guardianes espinosos que protegen el Jardín de las Maravillas, en donde el agua del pozo nutre esa tierra que de no ser así estaría seca. El pastor, bajo el alcornoque, toca las «launeddas» y evoca, con sus notas, los tiempos remotos de su juventud. El perro, fiel, está a sus pies, con un ojo siempre atento al rebaño. El olor del mirto, mezclado con el intenso aroma del azafrán en
flor, nos recuerda el sabor antiguo de Cerdeña.

Nuestra cena consistió en:

Carpaccio de bacalao, hinojo, salsa de apio y aceite tibio

Ñoquis de ricotta de oveja y remolacha, sopa de calamares

Cordero en costra de parmesano, con verduras y mermelada de tomate

Tarta de chocolate sin harina, con crema y compota de fresa

Vino Cannonau di Sardegna I Fiori Pala.

Il Teatro Ravello ofreció esa noche el espectáculo “Music, Body and Soul”, con la espléndida voz de Giovanna Russo y la elegancia acrobática de Mickael Brest.

En el Grand Bar Saint Paul de Vence se celebró el concurso “Miss Costa Riviera”, mientras que en la Disco Club Portofino se festejaba la “Sexy Night” con el equipo de animación y los bailarines del barco.

El Costa NeoRiviera zarpó a las 8 p.m. hacia Propriano en Córcega. Sobre esa escala te contaré en mi carta de mañana.

Un gran abrazo desde La Ciudad Luz,

Félix José Hernández.

Salir de la versión móvil