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El socialismo marxista es supercapitalismo

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-Por Francisco Núñez Del Arco Proaño

EL SOCIALISMO MARXISTA ES SÚPER CAPITALISMO


¿Cómo es que el Nuevo Orden Mundial ha sido tan exitoso en la creación de un ejército de esclavos serviles –el gil promedio- que perversamente se piensan a sí mismos como «rebeldes»? ¿Y por qué esos esclavos atacan a las mismas personas que los salvarían?
Las respuestas a estas preguntas no se dan hasta que se entiende que el socialismo marxista-comunismo y el supercapitalismo son lo mismo.

El socialismo marxista demanda que todas las funciones económicas y sociales de la sociedad estén al servicio de y controladas por el Estado. Se dice que el «Estado» representa al pueblo.

El supercapitalismo, por su parte, exige que todas las funciones sociales y económicas de la sociedad estén subordinadas y controladas por… la corporación. 

Cuando comprendemos que el Estado no es más que una empresa haciéndose pasar por un gobierno seudo-democrático nos damos cuenta de que los «malvados capitalistas» son de hecho los socialistas que sus esclavos piensan que están protestando en contra… Así se genera una protesta borrega contra el sistema, agitando banderas y repitiendo eslóganes, sin más. La estructura del poder financiero oligárquico a nivel nacional e internacional queda intacta.

El socialismo-marxista es el veneno haciéndose pasar por la cura. El socialismo depende de un monopolio estatal sobre la gente para la financiación de la contra-aristocracia rica que controla el Estado. La contra-élite rica finge que tiene los mejores intereses del pueblo en el corazón. A medida que las personas comienzan a advertir esto, los ricos socialistas tienen que ser cada vez más opresivos con el fin de mantener el poder.

Esto es lo que está sucediendo en nuestro país hoy en día. Los gobiernos son controlados por las contra-élites al servicio de finanza sionista globalista del Nuevo Orden Mundial, y mantienen una ilusión del enfrentamiento entre izquierda y derecha —con minúscula—, entre socialismo-marxista y súper-capitalismo. De esa manera si la libertad y la prosperidad económica comienzan a evaporarse, pueden culpar a la “derecha” (su reflejo) por los desastres creados por sus políticas marxistas. Así la gente, confiando en sus falsas percepciones, nunca apoyarán o recurrirán a las mismas personas que los salvarían de la catástrofe de la política marxista-súpercapitalista, reaccionando hacia la derecha y dando opciones políticas y por tanto poder a los mismos con diferente etiqueta. La “revolución” necesita una burguesía fuerte para triunfar, Marx explicaba que era necesario primero la industrialización y el fortalecimiento de la burguesía, aliada del socialismo-marxista, para que la “revolución social” del proletariado se diera, la fase previa del socialismo necesariamente es el capitalismo, para finalmente alcanzar la “equidad”, palabra irónica en este punto.

No sorprende entonces que el manejo económico se entregue a la derecha y el cultural a la izquierda.

La forma de salir de este círculo vicioso y nefasto es mostrar a la gente que el socialismo marxista y el súpercapitalismo son una y la misma cosa. Los “rebeldes” “anti-sistemas” cuando apoyan al “pensamiento de izquierda”, están apoyando a la misma tiranía monopolística que creen combatir.

El socialismo no es el poder al pueblo, es el poder al Estado-liberal-burgués, y el Estado es una sociedad anónima, una corporación, una empresa de explotación y ganancias para quienes lo controlan, el cual permite que las personas sin libertad comercialicen su trabajo en el mercado internacional en beneficio sólo de los ricos de la contra-élite y anti-aristocracia del poder global. Cara y cruz de la misma moneda.

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