-Por Alberto Buela (*)
Con motivo de un curso que vamos a dictar próximamente en la Universidad de Salta nos pusimos a leer y releer todo lo que tenemos al alcance de la mano. Internet en este sentido ayuda muchísimo. Y así pudimos leer, entre otros, los trabajos de Franco Volpi,[1], de Mario González Porta[2], de Sergio Sánchez Migallón[3], Ángel Xolocotzi[4] et alii.
Para hablar sobre Brentano y su Dissertatio primero tenemos que ubicar al personaje hasta el momento que lee su tesis en la universidad de Tubinga.
Nace en el seno de una familia llegada desde el Lago di Cuomo a Alemania hace un siglo y medio. Dicha familia se transforma en una referencia cultural para el romanticismo alemán a través de su relación estrecha con Goethe a partir de una tía abuela que regentea un salón literario en Berlín. Su hermano Lujo es uno de los primeros alemanes que estudia la economía social de mercado, su tío Clemens María entrevista en 1818 a Santa Catalina de Emmerich, de donde surge uno de los mejores tratados sobre la Virgen María. En fin, proviene de una familia culta donde el estudio tiene un lugar preponderante.
Nace en 1848 y recibe durante su niñez y adolescencia una formación similar a la de Leibniz (en literatura: griego, latín, francés, inglés e italiano. En ciencias: matemática, física y biología). Sostenemos que ningún filósofo moderno hasta el presente manejó el griego ático como él. Lo lee de corrido y posee mejor manejo que muchos de los reconocidos filólogos de su tiempo. Se sabe que su segunda mujer, Emile Rueprecht, su lectora y escriba, cuando Brentano comenzó su ceguera (1903) aprendió griego antiguo a fin de leerle a su esposo.
A los 18 años, en 1856, comienza sus estudios de filosofía en Múnich. En 1858 se traslada a Wurzburgo y al año siguiente a Berlín donde dictaba clases Trendelemburg, el promotor de Aristóteles en la segunda mitad del siglo XIX. Tiene como condiscípulos a Eucken, Ueberweg, Prantl, Cohen, Dilthey[5] y otros. No conforme se traslada a Münster donde sigue los cursos de filosofía escolástica con Franz Clemens y de teología con el gran Ignatius Döllinger, quien estudió y enseñó también en Wurzburgo y es líder de los Altkatholiken que desde el Vaticano I se separaron por un tiempo de la Iglesia. Al respecto cabe señalar que Brentano fue ordenado sacerdote dominico en 1864 y dejó los hábitos en 1873.
A los 24 años, en 1862, presenta su disertación de doctorado dedicada a Trendelemburg Sobre los múltiples significados del ente en Aristóteles. Tesis que fue publicada por la editorial Herder en Friburgo ese mismo año. Trabajo que leyó Heidegger en sus años de estudiante (1907) y que luego gracias a sus comentarios tuviera tanta repercusión. No obstante la segunda edición se realizó en forma anastática recién en 1960. Llama mucho la atención como sostiene su traductor al castellano (2007) “que el mundo editorial alemán tan generoso a la hora de levantar panteones de papel no haya realizado nunca unas obras completas”[6]
Estamos hablando de un joven casi postadolescente que reconoce su estado cuando afirma que: “allí donde se descubra algo imperfecto y afectado por errores y carencias, téngase a bien reparar en mi juventud e inexperiencia”[7]. Pero que realizó el primer trabajo científico y moderno sobre el ente en Aristóteles, trabajo que conmovió incluso a Trendelemburg, quien a partir de su lectura modificó varios puntos de vista y que a sus futuros doctorandos recomendó estudios sobre Tomás de Aquino. Autor éste, sobre el que Brentano afirma luego de una larguísima citación hablando de la división de las categorías que tiene al on como principio: “En verdad, se trata de un comentario que no necesita, a su vez, comentario alguno, pues las explicaciones se dan con admirable claridad y precisión.”[8] Cita allí la frase de Pico de la Mirándola: sine Thoma mutus esset Aristoteles; frase que encabezará el famoso libro de Pierre Aubenque Le probleme d´etre chez Aristote cien años después (1962). Aubenque tenía listo el libro en 1959 pero demoró tres años su publicación para homenajear a Brentano.
Vayamos ahora a la exposición de la Dissertatio que lleva por lema To on legetai pollacwV, donde pollacwV debe ser traducido no por muchos sino por múltiples significados y estos son los que le otorgan las diferentes categorías. El texto de Aristóteles al comienzo del libro Z de la Metafísica dice así: “El ente se dice de múltiples maneras, pues uno significa una sustancia y una entidad individual, lo otro una cualidad, o una cantidad, o cualquier otra de las cosas que se predican así”[9]
El escrito se divide en dos partes muy desiguales. La primera, que abarca solo un tercio, contiene los cuatro primeros capítulos y la segunda, el capítulo quinto, que ocupa los dos tercios restantes.
Comienza a hablar de los sentidos del on y sostiene que pueden reducirse a cuatro:
1) to on kata sumbebhkoV= ens per accidens (Brentano escribe y cita en griego sin traducción)[10]. El ente que tiene su ser en otro y se opone al to on kaq´auto, El ente que es por sí mismo.
Al ser por accidente, Brentano lo llama también lo fortuito = to on kata tuchV, y no puede ser considerado objeto de la metafísica ni de las ciencias, porque puede ser siempre de una manera o de otra.
2) to on wV alhqeV= ens tanquam verum. Como el lugar de la verdad es el juicio que radica en el entendimiento, el sentido de la verdad no expresa ninguna naturaleza particular del ente que está existente fuera de la mente ouk exw ousan tina fusin tou ontoV dhloisin. Y como tiene su fundamento en las operaciones del entendimiento humano y no en los principios reales supremos de la metafísica debe ser excluido al igual que el on kata sumbebhkoV.
Y adelanta ahí, tempranamente, lo que ha ser la tesis de la Dissertatio cuando afirma: “Al igual que el término ente… también verdadero es una palabra equívoca, que se dice de unas y otras cosas homónimamente. Se habla de verdad a) en cuanto al entendimiento que juzga, b) en las definiciones y representaciones y c) de las cosas en sí mismas. En todos estos casos no se trata de uno y lo mismo, aunque sí se da una relación a una misma cosa; no se llaman verdaderos de la misma manera, sino de manera análoga= kaq´analogian (Cfr. E.N. 1096 b 25)”[11]
3) to on dunamei kai energeia= ens tanquam potentia et actus. El ente en tanto que potencia y acto es objeto de la metafísica pues es un ente por sí fuera del pensamiento, to on kaq´auto exw thV dianoiaV. La potencia está vinculada a la prote ulh=materia prima y el acto a la eidoV= forma. El ente abarca tanto lo perfecto, el acto; como lo imperfecto, la potencia. Así podemos afirmar que el ente es lo que es, más lo que puede ser. Pero como la potencia no tiene límite, Brentano reserva los múltiples sentidos del ente solo al cuarto sentido.
4) to on kata schmata twn kathgoriwn= el ente según el esquema de las categorías. Es aquí donde comienza, propiamente, la tesis de Brentano, que como dijimos ocupa dos tercios de la Dissertatio.
Empieza diciendo que Aristóteles no tomó en serio el número de las categorías ni de diez ni ningún otro número y que él se inclina por ocho: ousia, poson, poion, poiein, pascein, pou, pote y proV ti= sustancia, cantidad, cualidad, hacer, padecer, donde (lugar), cuando (tiempo) y relación.
La primera distinción que realiza es entre sunbebhkoV y ousia, afirmando siguiendo a Spinoza, omne quod est, aut in se aut in alio est. Establece así una clara distinción entre la sustancia y los accidentes.
Luego agrega que de la sustancia podemos predicar algo que está en ella, a través de las categorías de cantidad y cualidad que son inherentes a la prote ousia. O de algo que está fuera de ella- lugar y tiempo-, que son las circunstancias de la sustancia. O de algo que está parcialmente en ella- hacer y padecer- que son operaciones o kinhsiV, donde el principio o término del predicado está, o bien dentro o bien fuera del sujeto, pues la operación es algo intermedio entre lo que opera y lo que sufre la operación. Queda la relación “que es un tipo de ser accidental que consiste en una remisión a algo.”[12] La llama la sombra de un ente.
Después de esta distinción sigue luego con cada uno de los accidentes y de dónde surgen.
El quantum se da a partir de la materia de la sustancia y así se denomina un poson aquello que puede ser dividido en lo que existe en él y es capaz de ser un todo por sí y una sustancia individual.
El quale está vinculada a la forma. Al poion “pertenece el carácter determinante y diferenciante y por lo tanto su parentesco con la forma”[13] Así es preciso reconocer la prioridad de poion sobre el poson.
A la clase de los accidentes inherentes a la sustancia siguen, según su relevancia ontológica la clase de los kinhsiV u operaciones como son los accidentes de hacer y padecer= poiein y pascein. Acá el predicado se añade al sujeto, no por inherencia sino por causalidad: “el golpear está en el que golpea según su principio y en el golpeado según su término”[14]
La última clase de accidentes absolutos, los menos inherentes a su sujeto pues el predicado proviene de fuera de la ousia se denominan circunstanciales y son el pou y el pote; el donde y el cuando, el lugar y el tiempo. En el espacio hay un topoV y en el tiempo cronoV. ”la situación no es otra cosa que lo que posee partes respecto del lugar.”[15] A su vez, estar en el tiempo significa que su ser sea medido por el tiempo, que es lo mismo que decir “estar en el número”. Pero si este número estuviera limitado a la extensión la categoría de pote quedaría limitada al pasado y el futuro, sin embargo incluye también el presente mentado en el nun= ahora; el hdh= inmediatamente; el arti= hace poco y el palai= hace mucho. El pou se presenta como significando lo mismo que en topw, mientras que el pote= corresponde al en cronw.
Resumiendo, el on, excluidos los entes por accidente o fortuitos de los que no se puede hacer ni ciencia ni metafísica; los entes como verdaderos, que solo existen en el entendimiento y los entes en potencia, que carecen de actualidad y plenitud. Restan entonces solo los entes según las categorías, que no son otra cosa que los múltiples significados del to on.
Pasa luego a la explicación metafísica sobre la relación de las categorías con el ente y para ello recurre a la teoría de la analogía, que se encuentra en Aristóteles como analogia proportionis, pero que fue la máxima creación del genio filosófico del teólogo Tomás de Aquino (1225-1274) cuando la profundiza a través de la analogia atributionis ya extrinseca ya intrinseca.
La idea de analogía como proV en legomena, está en Aristóteles pero solo como analogía de proporcionalidad, idea que toma de la matemática, en tanto que de Aquino desarrolla la de atribución, según la cual un mismo término expresa relaciones diversas a él. Así el concepto de análogo, propiamente o formalmente, corresponde al primero de los analogados. Un ejemplo histórico es el de sano, que se predica de la medicina, de la orina y del animal. Pero el concepto no es el mismo ni tampoco completamente diferente sino que indica diferentes relaciones, pues la medicina es causa, la orina es signo y el animal es sujeto de la sanidad. El analogado principal analogatum primum es el sujeto=animal; el analogado medio analogatum medium es la causa= medicina y el analogado último analogatum ultimum es el efecto= orina.
Esto lo aplica Brentano para explicar la relación entre los accidentes, la sustancia y el ente, donde el analogado principal es el to ontwV on, el ipsum ens[16]; el analogado medio es la h prwth ousia, la substantia y el analogado último la h ousia deutera, la sustancia segunda o accidente.
La teoría de la analogía tuvo en la Edad Media y entrada la moderna infinidad de variantes en Cayetano, de Aquino, Escoto, Suárez, Wolf, etc. Fue un esfuerzo extraordinario de la teología para explicar la relación Creador-creatura, pero terminó en algo confuso y abstruso como afirma Nimio de Anquín[17]. Esta confusión y los prejuicios antiescolástios explican los errores mayúsculos de los comentaristas actuales de Brentano, que nos hablan como Volpi de univocitá dell´essere y otros como González Porta de equivocidad de ser. Cuando lo que sostienen tanto Aristóteles como Brentano con total claridad y en forma reiterada es la unidad analógica, de cómo el ente se relaciona con las categorías[18].
Así, to on es una expresión indeterminada que adquiere su determinación a través de las categorías. “A este on, afirma Brentano, Aristóteles le atribuye no la unidad estricta del género sino la unidad de analogía que es la más amplia y abarcadora”[19]
Aclaremos que los conceptos o términos son de tres clases: 1) unívocos, cuando una misma palabra se atribuye a diversos sujetos con significación idéntica v.gr.: animal a hombre, caballo o vaca. 2) equívocos, cuando un mismo término se aplica a distintos objetos con significado distinto v.gr.: vela a vela de barco y a vela de cebo. 3) análogos, cuando un mismo término se aplica a diversos sujetos con un significado en parte diferente y en parte idéntico v.gr.: sanos según las relaciones a él son el clima, el alimento y el animal. Es algo intermedio entre la univocidad y la equivocidad.
Telegráficamente decimos que la analogía encierra cuatro conceptos: 1) el de pluralidad porque nada es análogo respecto de sí, sino de otro. 2) el de semejanza, porque tiene que haber un término común de comparación, y en esto se acerca a la univocidad. 3) el de diversidad, donde se acerca a la equivocidad. Y 4) el de relación, porque en sí toda proporción es relación.
Si las categorías se distinguen según la forma de remisión a la sustancia, así “el hombre se comporta respecto a su ousia de la misma manera que lo blanco respecto poion que es su correspondiente on, o el número respecto del poson.[20] ellas no pueden provenir como pretenden Brandis y Trendelemburg de las relaciones gramaticales, donde la sustancia sería el sujeto upokeimenon y los accidentes sus predicados. “Los traductores antiguos eran favorables a este planteamiento, pues vertieron kathgorai como praedicamenta”[21] pero él piensa como Bonitz que lo traduce por enunciados. Hay que reiterar que para Brentano las categorías son diversos modos de predicar, pero que expresan los diversos modos en que se manifiesta el ente. Las categorías nacen desde la estructura metafísica del ente como son sustancia-accidentes; materia-forma; potencia-acto y movimiento y a partir de ellas se desarrollan.
Las categorías no son un entramado clasificatorio de conceptos sino ellas mismas conceptos reales: onta kaq´auto exwn dianoiaV, más allá del pensamiento, por lo que acabamos de decir.
Y concluye la Dissertatio afirmando que de entre los cuatro significados del on en que se distribuyó inicialmente, el más noble resultó ser el on que se divide según las categorías, y todas se denominan así en referencia a un ser, en referencia al ser de la sustancia primera. De ello resulta que la sustancia es el ente por antonomasia. La sustancia es así la primera de todos los entes en todos los sentidos. “El filósofo primero debe investigar los principios y causas de la sustancia”[22]
Como pudimos apreciar Brentano en ningún momento distingue entre ser y ente y tampoco los mezcla como hacen sus comentadores contemporáneos. Solo llega a hablar del ente al igual que Aristóteles. Fue Martín Heidegger, su principal lector, el que se da cuenta y realiza la distinción clara y terminante entre ser y ente. Pero lo que no nos dijo es qué es el ser dejándolo en una indeterminación absoluta, afirmando que es Anwessen=presencia.
Heidegger tiene razón cuando afirma el ocultamiento del ser del ente desde Aristóteles para acá y que toda la filosofía moderna, desde Suárez para acá es una ontología, lo mismo que toda la filosofía medieval y antigua. Lo que sucede es que con su generalización no realiza la excepción de Tomás de Aquino quien distingue claramente el esse del ens, determinando al ser como actus essendi.
Esto lo vislumbraron muchos. El primero fue Cornelio Fabro en su libro liminar La nozione metafisica di partecipazione secondo S. Tommaso, Milán 1939; entre nosotros el rosarino Raúl Echauri, quien le dedicó un libro Heidegger y la metafísica tomista, Ed. Eudeba, Buenos Aires, 1971 con el prólogo de Etienne Gilson.
Hablando de estos filósofos conviene recordar el apotegma del filósofo materialista español Gustavo Bueno quien afirmaba, paradójicamente en una analogía de proporcionalidad, que “la escolástica es a la filosofía lo que el solfeo a la música”. Pues el estudio, al menos de su terminología, permite al futuro filósofo claridad de conceptos y de expresión. La claridad es la cortesía del filósofo, enseña Ortega. Y la cortesía, agregamos nosotros, es darle el lugar al otro.
Hemos pretendido resumir la Dissertatio en un afán de dar a conocer un texto difícil pero memorable, que en estos últimos años ha producido una gran confusión en los actuales profesores, sobre todo por carecer, ellos mismos, de una formación clásica adecuada. Formación aquilatada que tuvieron entre otros Heidegger y Brentano y que es forzoso que los profesores de filosofía adquieran para evitar deambular por las tintas tratando de inventar el paraguas.
(*) arkegueta, aprendiz constante
[1] Volpi, Franco: Heidegger e Brentano, il problema de la univocitá dell´essere nella formazione filosófica del giovane Martin Heidegger, Ed. Cedam, Padova, 1976
[2] González Porta, Mario: Franz Brentano: equivocidad del ser y objeto intencional, revista Kriterion, Bello Horizonte, n° 105, junio 2002, pp.97 a 118
[3] Sánchez Migallón, Sergio: Bases gnoseológicas de las pruebas sobre la existencia de Dios, revista Scripta Theologia, n° 35, Unv. De Navarra, Pamplona, 2003-2005, pp. 485 a 504
[4] Xolocotzi, Ángel: Actualidad de Franz Brentano, Ed. Univ. Iberoamericana, México, 2006,”Mi Brentano es el de Aristóteles”
[5] Dilthey, que lo conoció en Berlín, siempre habló mal de él. Claro está que tanto Dilthey como Zeller sabían de historia pera carecían de una metafísica.
[6] Brentano, Franz: Sobre los múltiples significados del ente según Aristóteles, Ed. Encuentro, Madrid, 2007.
[7] Brentano, Franz: Op. cit.: prefacio, p. 39
[8] Op.cit. ut supra, p.212
[9] Aristóteles: Metafísica, 1028 a 10
[10] Yo pude ver en 1971, gracias a algunas fotocopias que me regaló el profesor Abel Orlando Pugliese, argentino de La Plata, desconocido acá, quien realizó toda su carrera en Europa y allá dejó sus huesos, la versión fotocopiada de la edición de la Dissertatio realizada por Olms en 1960, que está escrita en gran parte en griego.
[11][11] Brentano, Franz: Op. cit.: p. 66
[12] Op. cit.: p. 183
[13] Op. cit.: p. 188
[14] Op. cit.: p. 189
[15] Op. cit.: p. 198
[16] El to ontwV on es traducido por Franco Volpi, ipsum esse. Traduce el on el einai. Gravísimo error en un autor tan valorado.
[17] Anquín, Nimio de: De las dos inhabitaciones en el hombre, Univ.Nac. Córdoba, 1971. “La teoría tomista de la analogía es oscura, y temerosa de la univocidad; por ello engendra especulaciones complicadas en el orden lógico, que se esfuerzan inútilmente por llegar la Dios creador y su relación con la creatura” p. 48
[18] La teoría de la analogía, como afirma Pierre Aubenque, es una creación debida al genio de Santo Tomás. Pero en definitiva es un esfuerzo de la teología por explicar la relación del Dios creador con la creatura. Y esto no está en Aristóteles.
[19] Op. cit.: p. 134
[20] Op. cit.: p. 138
[21] Op. cit.: p. 125
[22] Op. cit.: p. 245