El Niño Jesús de Praga

Foto: Altar del Niño Jesús de Praga. Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria.

París, 9 de julio de 2021.

Querida Ofelia:

Fueron los luteranos alemanes quienes fundaron una iglesia en 1611 consagrada a la Santísima Trinidad; pero después de la Batalla de la Montaña Blanca en 1670, pasó a llamarse Nuestra Señora de la Victoria y fue confiada a las hermanas carmelitas españolas.

La devoción al Niño Jesús, tan viva en los corazones de Santa Teresa de Jesús (+1582) y de San Juan de la Cruz (+1592), es una riqueza permanente del Carmelo Teresiano.

En el Carmelo de Praga se asentó gracias al Padre Cirilo de la Madre de Dios (+1675), quien junto con sus hermanos veneraba la estatuilla de Jesús, de origen español, que recibió como donación de Polyxena de Lobkowic, hija de la noble española María Manrique de Lara en 1628. La estatua original se conserva y venera en la iglesia de Santa María de la Victoria en Praga.

Hasta el presente el Niño Jesús no cesa de hacer milagros y dar extraordinarias gracias. Testigos de esto son numerosos creyentes de todo el mundo. Para ellos Praga será siempre la ciudad del Niño Jesús.
Desde hace 300 años, los fieles se dirigen sus plegarias a la pequeña estatua de cera de sólo 45 centímetros de altura. El Niño de la Misericordia ha recibido numerosos regalos, desde sortijas de diamantes y broches de esmeraldas, hasta numerosos trajes. Las religiosas lo cambian de traje, alternando los 39 que posee y que se pueden ver en la exposición del primer piso, a la izquierda del altar mayor. Allí también se puede ver un documental de algunos minutos, sobre el ritual del cambio de la ropa del Niño Jesús.

Según cuenta la tradición, el Niño salvó a Praga de los ataques del ejército sueco y de la epidemia de peste. La emperatriz María Teresa bordó con hilos de oro un traje que le ofreció al Niño. Hasta el gobierno comunista de Viet Nam del Norte le ofreció un traje.

La venerada estatua se encuentra en un barroco y rico altar al centro de la iglesia en una capilla a la izquierda. Las imágenes doradas de la Virgen María y de San José lo enmarcan desde las dos columnas laterales.

Estuve conversando en italiano con una monja carmelita en la sacristía. Cuando le expliqué que yo había sido alumno de la escuela Carmelo y Praga en San Cristóbal de La Habana y que tenía una tía monja carmelita, se estableció una corriente de simpatía entre nosotros. Me explicó la represión religiosa que habían sufrido los checos durante toda la época del comunismo y me regaló varias estampas del Niño con la oración en español al dorso que aquí te reproduzco:

Oración del Padre Cirilo, OCD.

Oh Niño Jesús, a ti recurro y te pido que,
por la intercesión de tu Madre Santísima,
quieras asistirme en esta necesidad (se expone),
porque creo firmemente
que tu Divinidad la puede socorrer.
Espero con toda confianza
obtener tu santa gracia.
Te quiero con todo mi corazón
y con todas las fuerzas de mi alma.
Me arrepiento sinceramente de todos mis pecados
y te suplico, buen Jesús,
que me des la fuerza para triunfar.
Me propongo no ofenderte más
y me ofrezco a ti dispuesto a sufrirlo todo
antes de darte el menor disgusto.
De ahora en adelante quiero servirte fielmente,
y por amor tuyo, oh divino Jesús,
quiero amar a mi prójimo como a mí mismo.
Niño omnipotente, Señor Jesús,
de nuevo te suplico:
asísteme en esta situación (decirla),
concédeme la gracia de poseerte eternamente
con María y José,
y de adorarte con los santos Ángeles
en la corte del Cielo.
Amén.

Como puedes imaginar, recé por ti y por todos nuestros seres queridos, frente a la bellísima imagen del Niño Jesús de Praga.

Te quiere siempre,

Félix José Hernández.

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