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El Imperio

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Por: Juan Eladio Palmis

Existe una tremenda similitud en miseria, mentira y grandilocuencia entre el viejo imperio español, que terminó todo su elenco imperial de a pie con el rosario y el  escapulario puesto, y piojos bullendo en cualquier lugar con pelos, exactamente igual al actual de los EE.UU, país de países, donde una corta, en número de gente, élite blanca, mantiene a cojones la sonrisa en la gran masa de la América Morena, para que sean publicitados en ese grado aparente de felicidad de vida.

Para un español de los de a pie de la época imperial, el imperio solo significaba más miseria, más esfuerzo y un cúmulo mayor de posibilidades de no llegar a viejo y morir despanzurrado en tierras que no sabía ni su nombre original, ni aquel mote posterior adjudicado a capricho y gusto de escribano.

Para un norteamericano que esté viviendo en los Estados Unidos de Norte América, su único consuelo es saber que lo único que realmente funciona y funciona muy bien es la propaganda de que su sistema es inmejorable, donde todo el mundo es feliz, vive de puta madre, y por eso la gente se mata por ir a vivir a los territorios gringos, antesala de todo lo bueno.

Pero los imperios, aunque solo son la suma de gente dirigida a control remoto por los poderosos, y no los disfrutan los individuos porque un imperio es el fruto de un empujón constante donde intervienen tres estamentos, cualquiera de ellos más vulgar e inhumano: El capital, el clero y la prensa, quieren aparentar lo que no son.   

Cuando el español cacereño Francisco de Sande, que murió en el año segundo del mil seiscientos, después de haber pasado por casi todas las escalas de puestos de mando en Las Indias y en Las Filipinas de las gentes que dominan los imperios, en este caso el español, efectuó arreones al mismo estilo de los que se realizan ahora al servicio privado y particular de algún grupo, y ponen a todo el imperio de pantalla, como si en realidad la demanda de expansión viniera del seno del mando imperial.

El extremeño Sande, cuando era Capitán General de las Filipinas, al objeto de implantar una sucursal privada suya en la gran isla de Borneo, por su cuenta y riesgo le declaró la guerra al rey que gobernaba en aquellos parajes, en los que esperaba poder hacerse más rico de lo que ya era con el comercio de esclavos sin papeles, de los que no tenía que repartir ni con el clero ni con el rey.

En este caso, le salieron las cuentas mal, y los nativos norteños de Borneo, despanzurraron a los españolitos de a pie que, en lo que suele denominar obediencia de vida para dejar de trabajar, acompañaron en la empresa comercial al conquistador extremeño, que murió rico podrido, y después de muerto, como suele acontecer, su fortuna siguió haciendo de las suyas. Y eso que los españoles de entonces tuvieron la suerte de que don Felipe II no le hizo ni puñetero caso al incansable peleador extremeño, que no contento con el fracaso de Borneo,  pidió permiso real para atacar al poderoso imperio chino, y liarla a tope.

Para la época que estamos haciendo referencia y nos produce cierta sonrisa el comprobar tamaña osadía y despropósitos continuados, los conceptos que retumbaban en el tambor de los motivos propagandísticos, era la propagación de la fe necesaria  del cristianismo vaticano, y llevar a una vida próspera a los pueblos que no conocían las ventajas culturales de España.

Pero todos sabemos que por fuera de la propaganda mentirosa, el imperio Usa, tal y como lo fue el español, consta esencialmente de dos niveles: Uno, reducido, de gente que nada en dinero y poder. Y, otro, muy abundante en gente, que se mueren literalmente de hambre, injusticia y necesidad, dirigidos con mano férrea desde el grupo dominante que los lleva y los trae como zombis peliculeros.

El imperio español en la América Morena, en lo que fue muy efectivo, fue en adelantarle su muerte a la mayoría de la gente. El imperio gringo actual, que está pasando por los mismos lugares por los que ya pasó el imperio español, está logrando con creces lo mismo.

Pero haciéndolo de un modo que parezca más simpático, especialmente a los ojos del ya imperio moderno chino, y siempre del agrado del Vaticano.

Salud y Felicidad. Juan Eladio Palmis.

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Firmas

  1. Todo el artículo es de una mentalidad hispanófoba. La América morena sobtevivió y existe es porque los españoles quisieron que sobreviviera y exista. Porque no eran genocidas como los ingleses…
    Otra cosa… no es «obediencia de vida» sino «obediencia debida»

  2. VACACIONES
    Nos estamos uniendo mala gente,
    Para,
    entre todos
    acabar con el planeta
    Tierra.
    Suenan guitarras
    por algunas esquinas,
    pero en la calle ancha
    por donde discurre
    la vida,
    las bombas atruenan
    con más fuerza,
    y ahogan toda música.
    Y si alguna voz
    habla de paz,
    es una voz
    que siempre viene
    de abajo,
    del lugar donde vivimos
    todos los que muchos
    llaman gente vulgar,
    y nadie hace caso
    a lo que digamos.
    Y lo más dramático
    está
    en que esa misma voz,
    cuando sube desde abajo
    y se coloca en el escalón,
    donde dicen
    que viven
    los encumbrados,
    ya no habla de paz,
    habla de bombas,
    de sacrificios patrios,
    y se marcha después,
    junto a todos los dioses
    verdaderos o falsos
    de vacaciones al Caribe.

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