Cuba se está desangrando de a poco
¿Por qué siguen emigrando los cubanos?
Por Rosa Martínez
HAVANA TIMES — Si pudiéramos contabilizar con exactitud la cantidad de cubanos que salen del país, podríamos decir, sin temor a equivocarnos, que Cuba se está desangrando de a poco. Se está yendo la fuerza joven, los que deberían ser el futuro de la nación.
El pasado 19 de octubre algunas noticias daban cuenta que en Guatemala 139 cubanos (88 hombres y 51 mujeres) habían sido encontrados sin documentos y expulsados de esa nación centroamericana. Y en México, más de 350 habían arribado a las fronteras del sur de Chiapas; según Movilidad Humana, organismo encargado de proteger a los inmigrantes, 200 personas provenientes de la Mayor de las Antillas llegan allí diariamente.
Solo en 2013, 2 mil 129 cubanos intentaron llegar ilegalmente por vía marítima a Estados Unidos; esa cifra incluye a los que lograron pisar tierra, los que fueron interceptados en el mar y devueltos a su Patria, y los que murieron en el intento.
Al año siguiente la cantidad aumentó a 3 mil 722, según la Guardia Costera. Hasta el primero de octubre del corriente, que concluyó el año fiscal 2015, y en medio de la actualización del modelo económico socialista, ascendió a 4 mil 462, el doble y un poco más de los que salieron hace solo 24 meses.
Evidentemente esos números no incluyen a los decenas de miles que viajaron legalmente a Ecuador y luego realizaron la peligrosa travesía a través de varias naciones para arribar a la tierra de la libertad; tampoco contabilizan a los deportistas, artistas, médicos, científicos que desertaron mientras trabajaban, daban conferencias o simplemente estudiaban en el exterior; igualmente no enumeran a los cientos que viajaron por invitación, como turistas o por matrimonios a diferentes regiones del mundo, para no regresar jamás.
Independientemente de la migración en todos los sentidos de la geografía mundial, es aterrador el actual incremento de cubanos que se arriesga a abandonar su país rumbo al norte. Eso se debe simple y llanamente al temor que tiene la población de este lado del estrecho de la Florida de que se cumpla lo que han augurado no pocos políticos, la modificación o eliminación definitiva de la Ley de Ajuste que da facilidades a los de la Isla que pongan pie en territorio estadounidense.
Pero a pesar de ese lógico recelo, son muchas otras las razones que determinan por qué los nacionales, a pesar de las reformas y la actualización del modelo económico, y de la reconciliación con los yumas, continúan emigrando, fundamentalmente hacia EE.UU.
Havana Times dialogó con algunos guantanameros para conocer su opinión sobre el tema y aquí la compartimos con nuestros lectores.
La primera persona con quien conversamos es una mujer de 73 años, Candita, que tiene la desdicha de estar casi sin familia, pues sus dos hijos mayores, ayudados por dos de sus hermanos, emigraron a Estados Unidos hace casi 20 años y poco a poco sacaron a sus otros hijos y a casi todos sus nietos.
“Los primeros fueron mis dos hermanos mayores, que se fueron por cuestiones políticas. Ellos nunca estuvieron de acuerdo con el Gobierno revolucionario, y después de los primeros 15 años de Revolución lucharon por salir hasta que lo lograron. Mucho tiempo después sacaron a uno de mis hijos y otro se casó con una muchacha a quien le llegó el sorteo, y a partir de ahí fue como una fuerza de tracción que haló a toda la gente que amo, hasta que quedó la casa vacía. Una morada grande y con todas las comodidades que alguien pueda imaginar, pero vacía.
“Solo mi hermanos odian todo lo que tiene que ver con la Revolución y su gentuza, como dicen ellos; mis hijos emigraron porque la vida estaba muy dura en Cuba, eso fue en medio del periodo especial, y los nietos, pues porque querían estar con sus padres lógicamente”.
Pero no todas las historias son simples como la de Candita, hay otras más difíciles de contar, relacionadas con persecución, asedio, y de eso dan cuenta los presos de conciencia que se han visto obligados a dejar la Patria, porque aquí no les era permitido criticar o enjuiciar lo que consideraban mal hecho, y los que lo hacían, perdían su tranquilidad ciudadana.
Así le ocurrió a Alberto, ingeniero mecánico, quien dice que la causa principal de la emigración cubana es por cuestiones políticas. Según él, es política no estar de acuerdo con un gobierno de más de 50 años (dice que en ningún otro lugar una dictador ha durado tanto tiempo). También es política que después de medio siglo el Estado no resuelva las necesidades básicas de la población, que a estas alturas del siglo 21 no haya Internet en los hogares y que al cubano común le resulte imposible no solo viajar al extranjero, sino conocer su propio país.
Yamila, estudiante de Medicina de tercer año, cuenta otra cosa. “En mi familia no hay nadie fuera de Cuba. No creo que sea porque seamos muy patriotas ni nada parecido, es que no hemos tenido la oportunidad ¿cómo podríamos ir a otro país si somos unos negros pobretones? Yo tengo la esperanza de quedarme en la primera misión que me caiga, así sea en Haití. Mis padres saben eso y lo respetan. ¿Qué si les causa sufrimiento?, pues claro que sí, y mucho, pero nadie me detendrá. Somos una familia unida, demasiado diría yo, estamos juntos en las buenas y en las malas, pero estamos muy necesitados y mi sueño es cambiar eso, al menos un poco”.
La joven dice también: “Creo que eso mismo le sucede al resto de los jóvenes que, como yo, no quieren pasar la vida entera cobrando un mísero salario que no alcanza ni para comer, no esperarán a ser viejos para seguir la moda, para darse los gustos que quieran, eso lo queremos hacer mientras seamos jóvenes. ¿Ayudar a nuestros padres?, pues claro, porque a ellos les tocó la etapa más dura de la Revolución y han hecho tantos sacrificios”.
“La generación nuestra, dice una profesora universitaria de 43 años, experimentó el periodo especial en carne propia y lo sobrevivió, se acostumbró a la escasez, a carecer de esto, a que sea difícil aquello, a no tener condiciones elementales ni en casa ni en el trabajo ni en la calle… Hemos soportado todos estos años con la esperanza de que un día mejoraría la situación del país, mas eso nunca llegó.
“Pero la generación que viene detrás es diferente. No quieren esperar para ver la recuperación económica que nosotros hemos esperado pacientemente, tampoco tienen miedo a experimentar, prefieren pasar trabajo en lugar desconocido, que se los coma un tiburón o que sé yo, antes que seguir viviendo en una nación donde no son ni entendidos ni escuchados”.
Rafael, chofer particular, piensa que son varios los motivos por los que los cubanos siguen marchándose. La principal es la económica, señala él; a pesar de las transformaciones que se han experimentado en la sociedad en los últimos cinco a siete años, la gente tiene mismos problemas: los salarios no alcanzan en el 90 por ciento de los casos; los más jóvenes no tienen formas de independizarse de hogares en los que conviven juntas tres generaciones o más; el transporte sigue siendo un gran problema social; aunque no se puede hablar de hambruna como en otros países pobres, llevar un buen alimento a la mesa es un dolor de cabeza; cada vez los precios de todos los productos básicos están más elevados; la juventud tiene pocas posibilidades de esparcimiento y las que existen son caras. Esas son solo algunas de las dificultades que hacen que la sociedad cubana no funcione, al menos para los de a pie.
Para Olaidis Revé, veterinaria jubilada, la economía deficiente es la principal causante del éxodo de cubanos, aunque no se puede dejar de mencionar el aspecto político. Cuba no es el único país donde se puede ir a prisión por estar en contra del Gobierno, pero sí está entre los pocos en que pensar diferente a la mayoría es un pecado.
“Desde antes del triunfo revolucionario, expresa, Estados Unidos siempre fue el principal receptor de cubanos. Antes del 1959 la gente salía para estudiar en una universidad de prestigio o para escapar de la persecución política (los independentistas) o huir de un caos de país (durante la neocolonia), ahora no es diferente.
“Los cubanos siguen escapando del sistema social que los hizo soñar con las ideas y aspiraciones de Fidel y la efervescencia revolucionaria de los años 70 y 80. Pero durante los 90 ese entusiasmo se fue al diablo, Fidel está más muerto que vivo y Cuba ha cambiado, pero en esencia sigue igual”.
El antes enemigo, ahora buen vecino, sigue siendo la mejor opción, ¿por qué?, la interpelo.
“Pues claro, responde, primero porque es el país más poderoso del mundo, con una de las economías más avanzadas; segundo, está cerca, tanto así que se puede ir en balsa o hasta en una tabla de surfing, y tercero, en qué otro país los cubanos tienen ventajas con respecto al resto de los inmigrantes (Ley de pies secos pies mojados)”. ¡Y hay que correr!, porque cuando se caiga esa ley, estaremos tan jodidos allá como acá…”