El "escándalo Dina" explicado para adultos

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EL ESCÁNDALO DEL “CASO DINA” EXPLICADO PARA ADULTOS (por Juan Manuel Jiménez Muñoz)

Como todo el mundo sabe, la marca Podemos está desgajada: infinitas siglas pululan por el país a la espera de un votante. Las principales marcas son: Unidas Podemos, Unidas Pandemia y Unidas Tosemos. Eso sin contar las marcas autonómicas, casi todas En Marea, lo cual llega a marear. Y ahora, para rematar el esperpento, lo único que le faltaba a Pablo Iglesias es el escándalo de Dina. Un escándalo que me ha costado entender incluso a mí, que soy catedrático de Derecho Comparado y estudié en los jesuitas. Eso sin contar que tengo tres títulos de Graduado Escolar y cinco de parvulitos.

El escándalo de Dina es difícil de entender para el profano. Todo empezó cuando Pablo Iglesias era pobre. En esos lejanos tiempos, cuando Pablo se dedicaba a organizar asambleas en la Facultad y en sus ratos libres daba clases de Política, se le matriculó una alumna llamada Dina. Dina era jovencísima, pizpireta, deportista, bastante guapa y, por lo que suponemos hoy, muy inteligente: Pablo Iglesias le puso matrícula de honor. Y de esos polvos, estos lodos.

De aquella matrícula de honor surgió una amistad imperecedera entre alumna y profesor. Dina pasó a ser contratada en Podemos como asesora personal de Iglesias, y durante bastantes años fue figura muy central del Comité Central del centro central de Podemos. Esto es: visitaba con frecuencia el chalé de Galapagar y la Cópula de Podemos, lo cual es sólo posible para los verdaderamente iniciados.

De aquellos tiempos surgió un rumor intensamente desmentido por el Comité Central de Podemos: entre Dina y Pablo había “un algo”. No se sabe. Ni nos interesa tampoco para nuestra historia. Cada uno folla como puede. Yo, de milagro. Eso sí: hay quien sigue insistiendo en que Irene Montero va coronada. Tampoco se sabe. Pero parece seguro que los dinteles de las puertas de Galapagar han tenido que ser remodelados para hacer más espaciosos los huecos.

Hace unos años, a Dina le robaron el teléfono móvil. ¿Quién? No se sabe. En eso está la Justicia. Pero todo apunta a una trama policial corrupta de los tiempos del PP, a unos funcionarios públicos que se dedicaban, por aquel entonces, a sacar los trapos sucios de Podemos para evitar que Iglesias llegase al Gobierno. Y se cree que supusieron que en el teléfono de Dina encontrarían material sensible para herir de muerte a Podemos.

Dina denunció el robo de su móvil pero, días más tarde, un famoso periodista llamó a Pablo Iglesias y lo citó en su despacho: <<Hemos recibido esta tarjeta de un móvil. Nos la envían de forma anónima. No sabemos si alguien ha hecho copias. Hemos visto el contenido, y no nos parece nada relevante para publicar. Como creemos que hay cosas que conciernen a Podemos, te he llamado para que veamos juntos el contenido y te lleves la tarjeta>>.

Periodista y Pablo Iglesias visualizaron juntos la tarjeta robada, y probablemente tuvieron una erección. Resulta que, aparte de asuntillos intrascendentes del Partido, casi todo el contenido era material erótico de alto voltaje: Dina así, Dina asao, Dina de frente y Dina de lao.

Horroroso, lector. Horroroso.

La tarjeta, obviamente, funcionaba. Por eso pudieron ver aquellas tetas magníficas, aquellas nalgas tan prietas y aquel muslamen juvenil rebosante de felicidad. Y Pablo Iglesias salió del despacho del periodista con la tarjeta íntegra. Y decidió quedarse la tarjeta para él solito, sin advertir a la legítima dueña que había aparecido. ¿Por qué hizo eso Pablo? ¿Por qué razón optó por quedarse con una tarjeta robada sin advertir a su dueña? Hay tres teorías:

a-Para matarse a pajas.
b-Para proteger a la pobre e indefensa Dina.
c-Para seguir promoviendo desde Podemos un escándalo contra el Partido Popular, entonces en el Gobierno, y aparecer como víctima.

Ahora que todo ha salido a la luz, ahora que el juez tiene informes precisos de testigos, se sabe que la tercera opción es la correcta. Pablo Iglesias, sin embargo, insiste en la segunda: él, como galante caballero y macho alfa, no quería exponer a una indefensa mujer a más sufrimiento. Porque ya se sabe que la mujer es un ser mermado incapaz de resistir presiones, un ser vulnerable y etéreo que necesita de un hombre a su lado para que la vaya dirigiendo. O al menos eso predica el Ministerio de Igualdad.

Grabaciones de abogados de Podemos han visto la luz estos días, y dejan clara la cuestión. Son conversaciones entre dichos abogados en los meses en que Pablo Iglesias ya tenía secretamente en su poder la tarjeta erótica de Dina: <<dicen en el Partido que van a utilizar el robo del móvil para denunciar acoso policial. Están locos>>. Con eso, queda todo dicho.

Pasados seis meses desde la recepción de la tarjeta robada, viendo que las cosas se le ponían muy cuesta arriba y que la verdad estaba a punto de salir, Pablo Iglesias decidió deshacerse de la tarjeta erótica de Dina y entregársela a su dueña. Eso sí, con martillazos y arañazos diversos que la habían convertido en inservible. Unos martillazos, por cierto, similares a los que el Partido Popular propinó a los ordenadores de Génova que contenían la contabilidad en B del PP. Martillazos, dicho sea de paso, correctamente criticados por Podemos como obstrucción a la Justicia.

Pablo Iglesias admite ahora que recibió la tarjeta en buen estado, y que la retuvo seis meses para “proteger a Dina”. Dina, por su parte, le dijo al juez que ella había recibido la tarjeta ya dañada e inservible. Eso lo dijo en su primera declaración escrita ante la policía, y se ratificó verbalmente ante el juez. Pero semanas más tarde se desdijo Dina: no era verdad que hubiese recibido la tarjeta dañada, sino que estaba en perfecto estado de revista. Y el juez, por supuesto, no se lo cree. Y no sólo no se lo cree, sino que expulsa a Podemos como parte acusatoria y perjudicada de la causa, y le va a meter una investigación a Pablo Iglesias que le va a salir la erótica tarjeta por las orejas: por recepción de material robado y obstrucción a la Justicia.

Horroroso, lector. Horroroso.

Ah. Se me olvidaba un detalle. Una insignificancia. ¿Qué demonios sucedió para que Dina le dijese al juez que la tarjeta la recibió inservible, y que luego mudase de opinión para afirmar que la tarjeta estaba magnífica? No se sabe a ciencia cierta. Y nunca jamás se sabrá. Pero hay que anotar, para conocimiento público, que Podemos le ha montado un periódico a Dina para que se gane la vida escribiendo artículos de opinión sobre la realidad de España. Un periódico, suponemos todos, totalmente independiente del Partido. Un periódico, y esto es lo bueno, para el que Pablo Iglesias ha pedido oficialmente a sus bases de afiliados (entiéndase feligreses) que se suscriban por una módica cantidad mensual que pagarán de sus bolsillos.

Horroroso, lector. Horroroso.

Firmado: Juan Manuel Jimenez Muñoz.
Médico y escritor malagueño.

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