El ciruelo da ciruelas y el árbol sajón, guerras

Y el fascista árbol sajón con sus tres ramas: EE.UU. Inglaterra y Australia, nacidos para vivir a cuenta de otros países y otras gentes, en la triste lógica de las horribles circunstancias, nunca se han conformado con aquellos recursos que puedan haber dentro de sus fronteras, sino que desde que izaron una bandera, que la respetan tanto que hasta la suelen llevar dibujada en su ropa interior, sin la guerra, el depredar por el mundo, el invadir, entran en una profunda depresión colectiva sus gentes.

Y hubo un tiempo, que siguiendo a pie juntillas el cuento de los Tres Cerditos, los españoles, por culpa de un aislamiento colosal del conocimiento de la crónica pasada de tiempos relativamente recientes, no supimos el mal que nos hicieron no para vengar a las gentes originarias de la Indias Orientales o de las Occidentales del daño que les causábamos nosotros, sino para procurarles a ellos y a nosotros el mayor daño posible. Y nosotros, los “Tres Cerditos españoles” ni les exigimos que enseñaran la patita por debajo de la puerta, sino todo lo contrario.

Hemos presenciado como Inglaterra estuvo dentro de la mal llamada Unión Europea, hasta que la preñó del capitalismo sajón, y las empresas españolas y europeas: Transporte, banca, fincas cultivables, aparcerías, empresas energéticas, en la actualidad, sin que el sajonismo aporte ni un euro de solidaridad o ayuda, las pueden operar perfectamente desde los paraísos fiscales de su propiedad como son Gibraltar, Andorra, El Instituto para la Propagación de la Fe Vaticana, Mónaco, Liechtenstein, Luxemburgo, Suiza, y el mismo Londres; y un etcétera de bancos que les llega la indecencia hasta los mismos letreros de los dinteles de sus puertas, generalmente impersonales y horrendas, como corresponde a todo acceso a un muladar.

Sus guerras habituales y necesaria en su sistema político depredador, alimentando políticos europeos y españoles que repiten en sus estómagos día y noche el tragarse tanta corrupción con los dólares abiertos (la moneda más falsificada del mundo), ya lo han hecho una cuestión de estado para nuestros países, que siempre habíamos presumido de ser gente pacifica, amante de la cultura; y todo ha resultado ser como una cubertura de chocolate que se ha derretido al primer lametón.

En aquella crónica casi inmediata en el tiempo pasado que se nos ha ocultado, cuando venía una Flota de Indias, y la benevolencia de los vientos en ocasiones impedía que las naves inglesas se apoderaran del fruto de la rapiña española, la gente de aquel entonces sabia que aunque la flota la compusieran ochenta o cien buques, entre el la cuantía que había que pagar por el alquiler de navíos a los holandeses, entre los pellizcos y trueques de franceses al corso o en puerto habanero; entre que al llegar a Sevilla, después de lo que se había “comercializado” durante la larga subida marinera del rio Guadalquivir, lo que trincaba la iglesia católica y el rey, a nosotros el pueblo, nos quedaba lo mismico que nos queda ahora con el triunvirato EE.UU. Inglaterra y Australia: aumento de precios, inflación, arengas patrias, resignación cristiana (católica), y el consiguiente cabreo de que vemos claramente como la mentirosa maldad más descarada inhumana y cruel, le ha ganado la partida a la verdad y la honestidad.

Dentro de la cruel estupidez que estamos orientados los europeos, que todavía no hemos reaccionado de un modo positivo y normal a la granujería sajona, seguiremos escuchando aclamaciones patrias, mientras que, por ejemplo, el gas natural que hasta hace poco los países productores buscaban hasta con desesperación consumidores, ahora el mundo sajón ya ha logrado que se vendan en las farmacias suyas.

Salud y Felicidad sin Otan. Juan Eladio Palmis.

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