Donan al Museo del Prado la primera obra documentada de Goya

Ilustración: Aníbal vencedor que por primera vez mira a Italia desde los Alpes Francisco de Goya Óleo sobre lienzo, 131,5 x 87 cm 1771, Museo del Prado.

Madrid, 15 de abril de 2021.

Querida Ofelia:

Gracias a la donación de la Fundación Amigos del Museo del Prado, que celebra ahora su 40 aniversario, la obra entra a formar parte del patrimonio de la institución que ya custodia el Cuaderno italiano, cuaderno de dibujo adquirido por el pintor durante su estancia en Italia (1769-1771) que contiene, entre otros numerosos dibujos y anotaciones personales, apuntes para la idea compositiva del Aníbal vencedor y estudios para sus figuras principales, Aníbal o la cabeza de toro de la alegoría del río Po, que atravesó el general cartaginés. Aníbal vencedor es un cuadro de indudable perfección técnica, que se pone de manifiesto en el armonioso orden compositivo, en el excelente tratamiento lumínico y en la seguridad y firmeza de la pincelada para modelar las figuras con color y luz.

Aníbal vencedor, que por primera vez mira Italia desde los Alpes

La obra Aníbal vencedor, que por primera vez mira Italia desde los Alpes de Francisco de Goya representa el célebre cruce de los Alpes por el general cartaginés Aníbal y su ejército en su vía de España a Italia en 218 a. C., para lanzar un ataque contra Roma.

Es cronológicamente la primera pintura documentada de Goya. El artista la realizó en 1771 en Roma, durante su estancia de dos años en Italia, para participar en el concurso celebrado por la prestigiosa Reale Accademia di Belle Arti de Parma. Aunque el premio fue concedido a Paolo Borroni, discípulo de esa Academia, Goya obtuvo seis votos y una mención, y se citó su nombre en la edición de enero de 1772 de la acreditada revista literario Le Mercure de France, en la que se daban noticias de los resultados de ese concurso.

La obra es un ejemplo importante de los primeros contactos de su autor con el mundo académico, en este caso italiano, para abrirse camino profesional. Es también ejemplo de su capacidad para adaptarse a la estética y las convenciones narrativas del mundo académico. Se trata de una de las primeras ocasiones, de las que nos queda testimonio, en las que Goya tuvo que enfrentarse a una composición narrativamente tan compleja, y de un ejemplo tempranísimo de su pintura de Historia basada en repertorios narrativos y no religiosos.

Goya preparó su cuadro en una serie de dibujos en el denominado Cuaderno Italiano, así como, en al menos, dos bocetos al óleo conservados en el Museo de Zaragoza y en una colección particular neoyorkina, lo que confirma la importancia que dio a este proyecto. Refleja, además, varias fuentes de inspiración, de las que Goya se sirvió en Roma, como las obras de Giaquinto o esculturas clásicas como el Apolo Belvedere y el Galo moribundo.

La obra es fundamental para el conocimiento de Goya. Muestra la manera del artista de concebir las figuras en sus futuras pinturas de género o de historia, de organizar el espacio pictórico a través de efectos de luz y de colorido y de definir con perfección las anatomías y las distintas superficies de los objetos. Además, también en la técnica 3 3 marcada de economía, fuerza y precisión se revela ya la maestría y singularidad del artista.

La reciente donación de esta obra al Museo del Prado por la Fundación Amigos del Museo del Prado resulta especialmente significativa, ya que también el Cuaderno Italiano es propiedad del Museo desde 1993, año en el que Jesús Urrea descubrió e identificó en la Fundación Selgas-Fagalde el cuadro de Aníbal, entonces atribuido a Giaquinto. La obra juega un papel importante en las colecciones del Prado. Esos años tempranos constituyen la época de su carrera de la que la institución posee una colección más limitada. De ese papel es prueba que desde el año 2011 cuelga en sus salas, previo acuerdo entre la institución y sus anteriores propietarios.

La Fundación Amigos del Museo del Prado y su relación con Goya

 Desde su creación, hace ahora 40 años, la Fundación ha ligado muchas de sus actividades a la figura de Francisco de Goya.

Enrique Lafuente Ferrari, primer presidente de la Fundación, era una autoridad en Goya. Inició el estudio en profundidad de este artista gracias al encargo que le hizo Elías Tormo para preparar el catálogo de la exposición del primer centenario de la muerte del pintor, celebrada en el Museo del Prado en 1928. Un camino que cerró comisariando la exposición “Goya en las colecciones madrileñas”, organizada en 1983 por la Fundación Amigos del Museo del Prado. En esa exposición se mostraron obras como La última comunión de san José de Calasanz que ahora está como obra invitada en el Museo, programa patrocinado por la Fundación, o la Duquesa de Abrantes o la Condesa de Chinchón que posteriormente ingresaron en las colecciones del Museo.

En 1994 Fundación Amigos del Museo del Prado financió la edición facsímil del Cuaderno italiano, recién adquirido por el Museo, en el que se conservan dibujos preparatorios para el Aníbal.

La Fundación ha patrocinado igualmente la exposición “El Cuaderno italiano (1770- 1786). Los orígenes del arte de Goya”, con la que, bajo la dirección de Francisco Calvo Serraller, comienzan las celebraciones del 175 aniversario del Museo. En esa exposición, junto al Cuaderno, se muestra por primera vez el Aníbal después de ser redescubierto por Jesús Urrea tras ser considerado desaparecido durante más de doscientos años.

En 1987, la Fundación editó el libro “Goya, nuevas visiones. Homenaje a don Enrique Lafuente Ferrari”, junto con una reedición facsimilar de la monografía clásica de Lafuente “Antecedentes, coincidencias e influencias del arte de Goya” marcada de economía, fuerza y precisión se revela ya la maestría y singularidad del artista.

La reciente donación de esta obra al Museo del Prado por la Fundación Amigos del Museo del Prado resulta especialmente significativa, ya que también el Cuaderno Italiano es propiedad del Museo desde 1993, año en el que Jesús Urrea descubrió e identificó en la Fundación Selgas-Fagalde el cuadro de Aníbal, entonces atribuido a Giaquinto. La obra juega un papel importante en las colecciones del Prado. Esos años tempranos constituyen la época de su carrera de la que la institución posee una colección más limitada. De ese papel es prueba que desde el año 2011 cuelga en sus salas, previo acuerdo entre la institución y sus anteriores propietarios.

 La Fundación Amigos del Museo del Prado y su relación con Goya

 Desde su creación, hace ahora 40 años, la Fundación ha ligado muchas de sus actividades a la figura de Francisco de Goya.

Enrique Lafuente Ferrari, primer presidente de la Fundación, era una autoridad en Goya. Inició el estudio en profundidad de este artista gracias al encargo que le hizo Elías Tormo para preparar el catálogo de la exposición del primer centenario de la muerte del pintor, celebrada en el Museo del Prado en 1928. Un camino que cerró comisariando la exposición “Goya en las colecciones madrileñas”, organizada en 1983 por la Fundación Amigos del Museo del Prado. En esa exposición se mostraron obras como La última comunión de san José de Calasanz que ahora está como obra invitada en el Museo, programa patrocinado por la Fundación, o la Duquesa de Abrantes o la Condesa de Chinchón que posteriormente ingresaron en las colecciones del Museo.

En 1994 Fundación Amigos del Museo del Prado financió la edición facsímil del Cuaderno italiano, recién adquirido por el Museo, en el que se conservan dibujos preparatorios para el Aníbal.

La Fundación ha patrocinado igualmente la exposición “El Cuaderno italiano (1770- 1786). Los orígenes del arte de Goya”, con la que, bajo la dirección de Francisco Calvo Serraller, comienzan las celebraciones del 175 aniversario del Museo. En esa exposición, junto al Cuaderno, se muestra por primera vez el Aníbal después de ser redescubierto por Jesús Urrea tras ser considerado desaparecido durante más de doscientos años.

En 1987, la Fundación editó el libro “Goya, nuevas visiones. Homenaje a don Enrique Lafuente Ferrari”, junto con una reedición facsimilar de la monografía clásica de Lafuente “Antecedentes, coincidencias e influencias del arte de Goya”

En 2001, la Fundación organizó la exposición “Goya. La imagen de la mujer”, comisariada por Francisco Calvo Serraller y celebrada con motivo del vigésimo aniversario de dicha institución.

Entre las donaciones realizadas por la Fundación, además del Aníbal, destacan piezas de Goya como Cabeza de agonizante, dibujo preparatorio para La última comunión de san José de Calasanz o una carta de Goya a su amigo Martín Zapater. Esta última es una de las obras donadas por la Comisión de Dibujos y Estampas del Círculo Velázquez, creada por la Fundación en 2018 para acrecentar y enriquecer las colecciones sobre papel, en especial en todo lo relacionado con Goya.

Asimismo, ha realizado 23 cursos dedicados la figura del autor y publicado, junto con Crítica-Círculo de Lectores en 2002 el libro Goya, monográfico sobre la obra del artista.

La Fundación considera que hacer que esta pintura se conserve para siempre en el Museo es la mejor aportación que puede hacer al Prado con ocasión de su 40 aniversario y agradece el generoso y constante apoyo de los Amigos del Museo que lo hace posible a cuyo homenaje están dedicados todos estos actos de conmemoración.

Un gran abrazo desde nuestra querida y culta España,

Félix José Hernández.

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