Cubanos y españoles son una familia

Atahualpa Amerise

La Habana, 9 nov (EFE).- Si hubiera que calificar en las redes sociales el estado de los lazos entre España y Cuba, se podría decir que tras siglos de «es complicado» ha pasado a «relación estable» gracias a los fuertes vínculos familiares, personales y culturales entre ambos pueblos.

«El gol de Fernando Torres en la final de la Eurocopa contra Alemania de 2008 fue el golpe final para enamorarme de España», recuerda Raydel Núñez, que a sus 27 años preside la Peña del Atlético de Madrid en La Habana y el año pasado fue uno de los miles de cubanos que salieron a las calles enfundados en la camiseta roja para animar a la selección española durante el Mundial de Rusia.

Raydel lleva impresa en el pecho una vistosa bandera rojigualda. «Me la tatué como un símbolo de unión, porque me cabrea mucho que algunas comunidades autónomas estén luchando por independizarse», declara. Él se siente tan español como un ciudadano de Albacete, Mérida o Teruel, y asegura conocer a fondo la idiosincrasia del país ibérico aún sin haber puesto un pie en él ni haber conocido a su bisabuelo, un gallego que emigró a Cuba en la primera mitad del siglo XX.

Si a la emigración histórica se suman los matrimonios entre personas de uno y otro país y las decenas de miles de cubanos que han obtenido la nacionalidad española por la Ley de Memoria Histórica, salta a la vista que a España y Cuba les une algo más que la tradición, el idioma o la cultura: les une la familia.

Paula, una estudiante de medicina de 19 años con antepasados españoles a los que tampoco conoció, es una de los más de 120.000 cubanos que adquirieron la segunda nacionalidad en virtud de la Ley de Memoria Histórica, mientras otros 50.000 casos aproximadamente se están tramitando aún.

Su pasaporte español le aporta «una facilidad inmensa, porque en Cuba si no tienes posibilidad de ser ciudadano de otro país es muy complicado viajar. Con la ciudadanía española no tengo que solicitar visa, puedo ir a cualquier destino y solo tengo que comprar el ticket y ya», explica a Efe.

Paula, que pertenece a una familia acomodada de La Habana con ingresos muy superiores a la media cubana, ha viajado a España por placer en varias ocasiones.

«Allí me siento como en mi casa y quiero vivir ahí en el futuro. Lo siento más cercano a Cuba que cualquier otro país. Por todo, por las costumbres, la forma en que viven, cómo te tratan, porque es muy cercano a la manera en que aquí se hace todo», resume.

Cuba es el país con más nacionalizados españoles tras Argentina y Venezuela. Los titulares de esta doble nacionalidad, conocidos en la isla como «cubañoles», incluyen nombres tan célebres como el actor Jorge Perugorría, el escritor Leonardo Padura o el compositor Edesio Alejandro, así como numerosas eminencias médicas y científicas.

Por otro lado, cada año se formalizan unos 4.000 matrimonios entre cubanos y españoles, en su mayoría «cubañoles» nacionalizados.

La visita de los reyes Felipe VI y Letizia la próxima semana, que será el primer viaje de Estado de la monarquía española a Cuba en cinco siglos de historia compartida, ha despertado curiosidad y expectación en la sociedad cubana.

«Para los que vivimos en Cuba el rey es algo diferente, porque en Cuba no hay monarquía. Es una figura bonita, que la gente ama. Los reyes anteriores tenían un gran carisma», declara a Efe María Antonia Rabanillo, presidenta del Consejo de Residentes Españoles (CRE) de Cuba, un organismo con tres décadas de historia que asesora a esta creciente comunidad.

Rabanillo, de 85 años e hija de un emigrante castellano-leonés, explica que «en Cuba todo el mundo tiene por uno u otro lado un vínculo español, la sangre española corre por las venas de los cubanos y España para los cubanos representa una segunda patria».

En Cuba, que alcanzó su independencia más tarde que otros países latinoamericanos, se usa frecuentemente la expresión «la madre patria» para referirse a España.

Algunos cubañoles, incluso, se han aventurado en el farragoso trámite de solicitar el voto de cara a las elecciones generales del 10 de noviembre para poder elegir a un presidente, aunque sea el de su segunda patria.

Sin embargo, la mayoría se topan con la lenta burocracia: «no podemos votar, yo lo he sufrido. Desde que existe el voto rogado solo he podido votar una vez. Solicito el voto y no tengo nunca la respuesta. No me llegan las boletas», lamenta la presidenta del CRE. EFE

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