Cuba siempre en el punto de mira

Hay que reconocer que el mundo capitalista, los inventores de los paraísos fiscales, juntamente con los inventores del otro gran paraíso, religiones como la agresiva católica, tienen ambos estamentos en común, al margen de que no generan una sola sonrisa o alegría a los pueblos, a las gentes, y sí y muchas a los accionistas y elegidos por la paloma, que no cesan ni día ni noche, ni se paran ante desestabilización social alguna.

El capitalismo, a diferencia del clero católico, el que nos está salvando de nuestros pecados a todos los hispano parlantes, despliega, en vez de los más que rentables misioneros, los latigueros del propio país; y aunque resulte muy difícil discernir cual de los dos grupos o avanzadillas mercenarias son más rentables para sus sistemas o bases, hasta el momento tienen a su favor un ferviente celo en el logro de los objetivos que le trazan sus amos sin dilación ni desmayo.

En Cuba, la gente, el pueblo llano lo está pasando mal, muy mal en todo lo que concierne a la calidad de vida de los cubanos, que tienen un día a día con una maldad que no se la salta un galgo. Pero, como es natural, ni los desestabilizadores capitalistas latigueros, ni los misioneros o curas, tienen ninguna culpa ni mueven un dedo en la línea de que Cuba, como cualquier país tiene un derecho natural a ser en política y en economía lo que le de la gana siempre y cuando no moleste o ensucie a sus vecinos.

Y es curioso que los dos grupos sociales menos demócratas del planeta, EE.UU y el estado Ciudad del Vaticano, izan, en su continuado reportorio, la bandera de que son gente que defiende con su sangre si fuese de menester, la democracia, la justicia, la paz y la igualdad entre los seres humanos, cuando son los grandes gestores de todos los conflictos armados y revueltas, y los más racistas del planeta tierra, superando con creces a los Chamorros de las islas Guajan, que obligaban a los esclavos a caminar a cuatro patas, utilizando las manos y los pies delante de sus amos.

Nos vienen, gracias al santo capitalismo y los paraísos fiscales creados por sus santones con ayuda religiosa que algunos de ellos los amparan y han creado con sus hábitos, años inmediatos, que según todos los entendidos, vamos a entrar en un “decreciente infértil de carencias” provocado por el egoísmo insolidario de un sistema económico hipotecado por los poderosos, que, por más dinero que amontonen nunca se cansan de amontonar más. Y, en la medida que van aumentando sus caudales, pierden cualquier gramo de solidaridad.

La gente cubana, como otras muchas gentes planetarias, no se merecen, se mire desde donde se mire, que un cumulo de mentiras diarias que nacen en el horno capitalista y religioso, sea recogido el insolidario mandato por latigueros y misioneros y lo agiten sin desmayo a diario, sin importarles no ya que los niños tengan que hacer un tremendo esfuerzo para jugar, correr y reírse, sino que ya mucha gente ha pasado por la vida sin saber lo que es un solo día, sumando los golpes de risa, de felicidad.

Tenemos delante una prueba palpable de hasta donde llega la insolidaridad de los amos del mundo, que ellos no van al baile pero mandan a sus latigueros y misioneros, que, según todos los indicadores, la vacuna preventiva del covid, tiene una efectividad ante la pandemia y la muerte; pero, a pesar de eso, los que no se cansan de almacenar dinero, están haciendo un negocio que, en su ignorancia, creen que el dinero acumulado detiene al virus; pero en realidad estamos, por culpa de sus almacenamientos y leyes en su beneficio económico, ellos incluidos, en una disyuntiva que no tenemos capacidad de predecir su alcance.

Si hubiera dignidad global, la desobediencia al mandato de la ONU de que se acabe con el bloqueo económico de Cuba, que siguen ejercitando los EE.UU e Israel, tendría otra repuesta mundial diferente a la que tiene, porque Cuba no necesita políticos ni ideólogos, lo que necesita es que la dejen en paz.

Salud y Felicidad sin covid. Juan Eladio Palmis.

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