12 de enero de 1869 en Cuba
La tea que ha incendiado el caserío del Dátil y la ciudad de Bayamo y la mano que ha firmado, en la mencionada ciudad, el decreto de 27 de diciembre son las señales del huracán que se viene encima, y que ha de convertir en hambrienta mendiga a la reina de las Antillas.
DLM, 21/01/1869
El Imparcial de Trinidad, en un artículo sobre el incendio de Bayamo, dice lo siguiente en su número del 20:
Cuando el señor conde de Valmaseda, con la nobleza que caracteriza todos sus actos, llegó a Manzanillo y mandó la proclama de indulto a los revolucionarios, tuvieron sus jefes en número de 14, una junta para determinar lo que hacer se debía. Céspedes se reservó el derecho de tener 10 votos en la junta como Generalísimo.
El número de votantes era de 14: 13 tenientes generales y 1 generalísimo. Entre los tenientes generales había dos parientes de Céspedes.
Puesto a votación si se admitía o no el indulto, resultó que 11 de los consultados opinaron o votaron que se admitía y Céspedes y otros dos votos que no.
La mayoría era de Céspedes porque reunió con sus 10 votos 12 y los otros 11; pero como era una derrota manifiesta, determinó prender a los 11 votantes, que sólo consiguieron su libertad después de hacer mil protestas de que no se entregarían o aceptarían el indulto.
Aunque este suceso quedó misterioso, siempre se susurró algo, y entrando su consejo sobre si Bayamo se resistiría, hubo un clamor pidiendo no se hiciera resistencia.
Esto pasaba en la primera quincena de noviembre.
Desde entonces Céspedes que se jactó de contar con 15 000 hombres, salió a campaña; intimó al comercio de Manzanillo a que se separara de la causa del gobierno, y viendo que ni el comercio ni los demás defensores hacían caso de sus amenazas, siguió en su empresa de hacer la guerra al Gobierno, dirigiendo sus fuerzas por el Cauto a las Tunas, Holguín, Puerto Príncipe, etc.