Criollismo musical

Fandangos, jácaras, folías,
zarabandas, canarios, romanescas,
maracumbés, cachuchas…
Y más músicas que, de
la Andalucía atlántica a
las islas Canarias
araron el mar,
en el Nuevo Mundo
se recrearon y se reinventaron
al calor de coplas y décimas,
con lenguas de ron y chicha,
y olfato de madera de guitarra,
y salieron tangos, chacareras,
zambas, joropos…

Las jotas de Navarra, Castilla y Aragón,
expandidas hasta Tarifa,
parecen reproducirse en América.

Asimismo, seguidillas llegan
hasta la isla de Chiloé. 

Otrosí, los negros curros,
llegados de Sevilla y Cádiz,
fueron agentes de transmisión
musical en La Habana.

Hay mezclas equilibradas,
porque lo mismo que hay
flautas y gaitas,
también hay quenas. 

Pero no sólo hay influencia
de la Piel de Toro:
También hay influencia 
americana en España. 

¡Españas Americanas!

América siempre fue creativa,
siempre culta y popular,
y pronto su música
fue imitada en las cortes europeas.

Música hispana, sí,
pero de hispanidad propia,
modelada con autoctonía. 

Cada festejo se hizo
un fenómeno antropológico. 
Revoltijos culturales
fueron aliñados
con destreza.

Y una línea musical criolla
reconocible desde 
México a Argentina,
existe. 

México con su sabor de corridos y rancheras.
Argentina con su sabor gauchesco. 
Cuba como sempiterno puente
moldeador de Andalucía.
Puerto Rico, Venezuela, Uruguay…
Hogares canarios. 

De México a Andalucía y Valencia,
brotó la petenera. 

El tanguillo de Cádiz,
tiene aire de festejo peruano
y de Cuba.

La marinera peruana
tiene volantes de sevillanas.

El pacasito peruano
tiene aires danzarines,
de verdiales. 

Y del Perú vino el cajón
que implementó el flamenco. 

Del punto cubano,
nació la guajira flamenca,
y la rumba flamenca
brotó de la guaracha antigua.

Las trovas cubanas,
hacen furor en Canarias.

De Argentina, la vidalita
y la milonga llegaron
para quedarse en el
repertorio flamenco. 

Y hay colombianas 
y habaneras por toda
la Piel de Toro. 

Influencias mutuas y ricas,
formaron este gran acervo,
este gran calderón 
que es el criollismo musical.

Ahora se reencuentra
en su máxima extensión
y capacidad.

Es una realidad.

Nunca ha dejado de ser.

Vivámosla.

Sintámosla.

Disfrutémosla.

Y así, nos comprenderemos.

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