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Cecilia Ansaldo: La hispanidad como fortaleza

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*Informado por el historiador quiteño Francisco Núñez del Arco. Con todos sus matices y desacuerdos que podamos tener, creemos que vale la pena la entrevista:

LA GUAYAQUILEÑA CECILIA ANSALDO ESTUVO EN QUITO PARA DAR UNA CONFERENCIA SOBRE ‘EL QUIJOTE DE LA MANCHA’. DURANTE SU ESTADÍA SE DIO UN TIEMPO PARA CONVERSAR, CON ESTE DIARIO, SOBRE LA HISPANIDAD.

Lo hispánico es una fortaleza

Cecilia Ansaldo

Guayaquil, 1949. Desde marzo del 2015 es Miembro Correspondiente de la Academia Ecuatoriana de la Lengua. Tiene una licenciatura en Lengua Española, Literatura y Ciencias de la Educación por la Universidad Católica Santiago de Guayaquil. Tiene una maestría por la Universidad Casa Grande. Recibió la Medalla al Mérito concedida por la Alcaldía de Guayaquil.

GABRIEL FLORES REDACTOR (O)

gflores@elcomercio.com


La catedrática, ensayista y crítica literaria guayaquileña Cecilia Ansaldo estuvo, hace dos semanas, en Quito. Participó en un conversatorio en la Feria del Libro y dio una conferencia en la Academia Ecuatoriana de la Lengua sobre ‘El Quijote de la Mancha’, su libro favorito y una de las mejores herencias culturales de la hispanidad.

Minutos antes de su intervención, en una de las salas del segundo piso de la Academia, Cecilia Ansaldo desmenuzó, con una voz que a ratos se volvía un vozarrón, sus ideas sobre la hispanidad, un concepto que en algunos sectores de la sociedad quiteña es considerado como alienante.

¿Qué es lo primero en lo que piensa cuando escucha la palabra hispanidad?

Pienso en orígenes, en raíces y en un componente de nuestra cultura y mestizaje. Pienso también en conflicto, porque la hispanidad no llegó en términos pacíficos a nuestro territorio. Supuso un choque de culturas, una devastación, y una conflagración enorme para nuestros aborígenes. Con el paso del tiempo espero que esa palabra nos remita a armonía.

¿Cabe hablar de la hispanidad en un mundo cada vez más globalizado?

El mundo está globalizado pero no creo que por eso pierda sus componentes más privativos. Los países hispanohablantes somos tan numerosos y tenemos 500 años de una historia tan caudalosa y significativa que no se van a diluir en las infinitas conexiones de lo globalizado. Podemos aspirar a unas sintonías culturales de entendimiento donde lo local no se pierda en lo global.

¿La hispanidad nos propone una idea específica de ver el mundo?

Los idiomas traen consigo una manera de ser y una personalidad psicológica. El concepto de hispanidad es más grande que un idioma. Arrastra consigo una manera de ver el mundo que está trazada por las mezclas. Con los españoles llegó un pasado más caudaloso y remoto. Somos latinidad e hispanidad. En esa idea específica de ver el mundo siento que sobresalen nuestros conflictos, nuestra especie de lentitud y de dureza para entendernos y dialogar entre nosotros. Esa especie de tendencia a remarcar las fronteras.

¿Cómo ha influido la hispanidad en la identidad ecuatoriana?

En la Real Audiencia de Quito lo español era lo modélico, era la paternidad, aquello que teníamos que imitar para hacernos dignos de ser tomados en cuenta por la metrópoli. Ese espíritu de imitación se rompe, no lo suficiente, con la Independencia. Cuando el Ecuador se conforma como país, como república, se subvierte el concepto de hispanidad. Hubo un momento de resquemor contra lo hispano. Estábamos demasiado heridos y sojuzgados. En el siglo XXI aspiramos a entendernos con España y a entendernos con nuestras raíces.

¿La contraparte de lo hispano sería lo indio?

Creo que la contraparte de lo hispánico sería lo mestizo, porque lo indígena en estado puro es un sector reducido de nuestra comunidad. Un sector que de todos modos está integrado a la convivencia republicana y que por tanto está contaminado, entre comillas. Para mí lo contrario es lo mestizo.

¿Qué hemos ganado con esta idea de hispanidad en nuestra sociedad?

Hemos ganado ingredientes de identidad. No creo que un latinoamericano se sienta lejos ni divorciado de lo hispano. Nuestra lengua se ha fortalecido al mismo tiempo que es autónoma. La Real Academia de la Lengua admite diferentes usos del español en los países de América Latina y eso es un gran logro para nosotros.


¿Qué hemos perdido con esta idea de hispanidad?

Perdido creo que poquísimo. Si sobrevivieran los complejos de identidad respecto de lo español y si todavía nuestra sociedad estuviera escindida por conceptos de clase, de raza o de fidelidad a los orígenes, allí tendríamos un sesgo negativo. Con el desarrollo del mestizaje eso se quedó atrás.

¿Qué diferencia a la sociedad hispana de la sociedad francófona o anglófona?

La sociedad anglófona nos gana en pragmatismo y la sociedad francófona nos gana en el poder de tradición de una cultura autóctona propia sin transiciones y sin cruces. Creo que el mundo hispánico tiene mucho por desarrollar. Los procesos de emigración de los últimos años nos tienen que haber favorecido. Creo que nuestro migrante que se fue a España regresa con unas dosis de la cultura hispánica renovada y rejuvenecida donde la mezcla es lo primordial.

¿Lo guayaquileño o lo quiteño son formas locales de la hispanidad?

Nuestros apellidos, nuestras tradiciones de mesa y nuestras fechas religiosas, solo por mencionar unos ejemplos, tienen un entronque directo con España. Tal vez Guayaquil, por su condición de puerto, ha sido más proclive a las influencias de otras culturas y de otras lenguas y eso nos ha hecho más abiertos y comunicadores, y a ustedes más interioristas y más cerrados. Muchos gobiernos y estilos políticos han escindido un camino hacia la igualdad y hacia la proximidad. En los últimos años adolecemos de un rebrote regionalista que nos hace daño y que nos separa.

¿Ese imaginario de que el guayaquileño es abierto y de que el quiteño es cerrado no se ha invertido en los últimos años?

No he visto señales suficientes para decir que aquí hay más apertura (Quito) y que Guayaquil se haya cerrado.

¿Qué es lo más atractivo de las adaptaciones latinoamericanas de esta idea de hispanidad?

Que cada uno tiene sus particularidades. Por ejemplo, Colombia está más cerca a Ecuador en sus maneras de ser y de sentir que Argentina y eso tiene explicaciones históricas y sociales muy claras. Chile, por otro lado, es más europeísta y Bolivia es más andino.

¿Por qué la lengua, en este caso el español, marca tanto a una sociedad?

Porque la lengua lo es todo, porque pensamos en un idioma y sentimos en un idioma. Una de las grandes fortalezas de la hispanidad es contar con una lengua común. Cosa que no pasa, por ejemplo, con el europeísmo.

¿Fortaleza que excluye a Brasil?

Brasil se queda un poco al margen por la necesidad de las traducciones para aproximarse a nosotros y nosotros a ellos. Eso los hace ser un poco un país isla. Lo mismo nos pasa con culturas que nos son más distantes.

¿Cree que la hispanidad es alienante?

No. Creo que como en los casos de los árboles familiares, los individuos están obligados a revisar quiénes son sus padres, quiénes fueron sus abuelos y sus generadores. Cada ciudadano lo debería tener claro. España y lo hispánico nos aproxima a otros y por lo tanto es una fortaleza y no una debilidad.

*Entrevista publicada por https://www.elcomercio.com/

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