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Carta abierta a Don Antonio Nogueiras

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                        Foto: Bombay, India, 2 de marzo de 2018.

París, 23 de enero de 2021.

Mi querido y viejo Amigo Tony:

Hace unos días publiqué en mi perfil de Facebook la siguiente información:

“Actualmente las 26 personas más ricas del mundo poseen más riquezas que el 50 % de la Humanidad.”

Como periodista honesto, nunca publico nada sin haber comprobado antes sus fuentes y veracidad.

Esto provocó una serie de insultos por parte de esos coprófagos intolerantes, que hogaño siguen viendo comunistas por todas partes. No se percatan que al acusar de comunistas a los que defendemos a los pobres, les hacen una magnífica publicidad a los primeros. Tuve que bloquear a algunos, pues como viven en un  “ghetto” y solo se desinforman por medio de la telebasura hispánica, no son capaces de creer o informarse sobre lo que realmente ocurre en el Mundo.

Leí con mucha atención tu largo comentario sobre mi nota y como suele ser, discrepo en algunos puntos de vista. Por suerte para ambos, vivimos en Estados de Derechos (solo hay 19 en el Mundo actual), en los que existe la Libertad de Expresión. Desgraciadamente hay personas que aparentemente fueron “programadas” para la intolerancia bajo la dictadura cubana bajo la que vivían y ahora en Tierras de Libertad quieren imponernos su punto de vista sea erróneo o no. No te dicen “no comparto su opinión” o “no estoy de acuerdo con Vd.”, sino –“tú ta muy equivocao”, como si fueran monopolizadores de la “verdad”.

Estimo que esas fortunas colosales en manos de 26 personas, mientras millones de seres humanos están en estos momentos muriendo de hambre, es sencillamente indecente. Basta conocer un poco el drama del Cono de África, Sudán, Etiopía, Yemén, etc.

Desde que soy un hombre Libre, he tenido la oportunidad de recorrer 79 países y he visto mucha riqueza y mucha pobreza, así como diferencias sociales abismales. Parte el Alma ver la miseria absoluta en que viven 2 de los 20 millones de habitantes de Bombay (mira la foto con que ilustro la presente), así como en el resto de esa gran Nación, también la he visto en: Cuba, Egipto, Sudán, Tailandia, Camboya, Malasia, Madagascar, Brasil y un largo etcétera.

Incluso en las ricas ciudades como New York, Londres, Roma, París -por sólo mencionar algunas- existe ese llamado Cuarto Mundo, en el que miles de seres humanos viven en las calles. Bajo los bellos puentes parisinos que tanto admiran los turistas duermen cada noche numerosos “sin techos”. Sobreviven gracias a las ONG laicas o religiosas que les dan alimentos, atención médica, etc.

Hay muchos pijos que aspiran a entrar en la célebre Lista Forbes de millonarios, ellos adoran al Rey Midas, no les interesa entrar en las Enciclopedias. Conozco a muchos de ellos que en nuestra querida Patria eran seres normales y que ahora se han convertido hasta en supremacistas blancos. Su aporofobia, xenofobia y estigmatización de las personas por su origen étnico, religión o nivel social, me provoca náuseas, es lo mínimo que te puedo decir de ellos.

Recuerdo a una señora que me dijo: “mi marido y yo aprendimos a tirar con ametralladoras por si los negros nos atacan”. Ella vive en un barrio miamense en el que no hay vecinos de origen subsahariano.

Querido Amigo: soy martiano, mi mentor es el más grande de los seres que ha nacido en nuestra Cuba, el gran José Martí, el que escribió: “estrecho con gozo una mano callosa” y “con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar…” Creo que es por ello que me placía estrechar la mano de tu padre, el inolvidable Ñico, padrino junto con tu madre de mi hijo Giancarlo.

He tenido el gran privilegio de leer las Obras Completas en su casi totalidad del Apóstol de nuestra Independencia y te puedo asegurar que he aprendido mucho al hacerlo.

Por otra parte, soy profundamente cristiano y he podido estudiar las Sagradas Escrituras, otro de los privilegios de los que he podido gozar. Te deseo recordar solamente algunas palabras:

-Cuando Jesús hablaba con un joven rico (Lucas 18:18-30), quedó muy decepcionado de él, pues amaba por sobre todas las cosas sus riquezas. Entonces Jesús dijo: «Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios» (Lucas 18:25). 

Marcos 8:36 Pues, ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su Alma?

Estoy seguro de que mi lugar está al lado de los pobres, de las víctimas, de los explotados hasta el final de mi tiempo, simplemente porque sé de donde vengo y por lo tanto sé también hacia dónde voy.

Los únicos objetos materiales que me interesan son los libros. Mi apartamento parisino es lo más parecido que pueda ser a una biblioteca. Espero que más temprano que tarde puedas visitarnos.

Mi abuelo campesino Félix y mi tío José (de sólo 9 años) fueron asesinados por sicarios  pagados por un latifundista en 1923, para obligar a mi abuela a venderle su finquita “Estancia Vieja”, junto a la carretera que hoy une a Santa Clara con Placetas. Mi abuela María se vio sola con ocho niños y con muy pocos recursos en las calles de Santa Clara. Nunca se aplicó la justicia. Como podrás constatar, en aquella República no todo era negro ni blanco, había muchos matices.

Mi madre y sus cinco hermanas fueron solamente hasta el segundo grado, pues tenían que trabajar en el despalillo de hojas de tabaco en Camajuaní fueron explotadas por la compañía estadounidense. En, aquellos años veinte, preferían  las niñas pobres a las adultas, pues les pagaban menos. Todo con la complicidad de las autoridades locales.

Nací en cuna pobre campesina y fui un niño pobre. Durante mis tres años de Secundaria Básica (1959-1962), al regresar de la escuela, salía a vender por las calles de La Habana, las flores de papel crepé que mi madre hacía.

No siento simpatía por los ricos, si lo son, mejor para ellos: “al que Dios se lo dio, San Pedro se lo bendiga”.

Admiro a las personas por su cultura, educación, honestidad, belleza espiritual, con las que comparto mis valores morales, no por sus cuentas bancarias o lo material que puedan poseer.

Pero cómo no sentir empatía hacia esos infelices pobres, entre los cuales había unos 400 niños, golpeados bestialmente por la soldadesca guatemalteca en la frontera de su país. Cómo no escandalizarse cuando se encierran en jaulas a los niños separados de sus padres que aspiran a huir de los sicarios, del hambre de los gobiernos corrompidos y de la explotación que existe en sus países de origen.

Si algo me enfada es la sensibilidad selectiva de muchos. Recuerdo que mientras navegábamos por el Mediterráneo hace tres años, al llegar a nuestra mesa en el restaurante exclamé: “acabo de ver por la televisión en la cabina, que se hundió una patera de emigrantes que había salido de África y que casi todos se han ahogado, incluyendo a numerosos niños”. Una señora, que en el 1980 había llegado a Tierras de Libertad desde el Puerto de Mariel, con su bebé en brazos de apenas dos semanas de nacido, dijo: “Pues mejor que esos niños se hayan ahogado, pues si llegan vivos a Europa, cuando crecen se convierten en terroristas”. Podrás imaginar mi indignación.

En mi perfil de Facebook, en mi sitio web www.cartasaofelia.com y en los 49 libros de crónicas que he escrito y publicado, mis objetivos han sido siempre el defender Los Derechos Humanos y difundir la Cultura Universal.

También puedes encontrar todos mis libros en el siguiente enlace:

https://drive.google.com/drive/folders/0B2JGTV0Z-vJ5fkwyck1hbENQT2pDWC1ZLUFqZTBqVjZNQUR4aGJWblllT09kYmpWeUhlSGc

No soy miembro de ningún partido político, sindicato, logia, etc. Soy un Hombre Libre y no respondo a los intereses de nadie. No simpatizo con ninguna personalidad política del siglo XXI y del XX sólo admiro a Charles de Gaulle y Ronald Reagan, dos hombres que realmente amaron a sus Patrias e hicieron todo lo posible por engrandecerlas.

Gracias al esfuerzo de mis padres logré graduarme de Lengua Italiana y de Profesor de Geografía en Cuba, recuerda que tus dos hermanos fueron alumnos míos en la ESB Ignacio Agramonte.

Tu querida madre, la inolvidable Cuca, venía cada tarde a mi modesto hogar de Soledad N° 507 en Centro Habana, junto con Esther Vergara a tomar café con mis padres y a conversar. ¡Qué bellos momentos de amistad sincera fueron aquellos!

En París logré crear una gran red de solidaridad con los pobres cubanos gracias a: personalidades francesas, mis colegas profesores universitarios, nuestros estudiantes, azafatas, diplomáticos de tres países de la Unión Europea y monjas francesas. A lo largo de 40 años, innumerables maletas llenas de ropas y zapatos de niños, juguetes, medicinas, etc., han podido así llegar a La Habana y ser repartidas por las monjas cubanas entre las familias pobres.

Recuerdo que durante una cena en casa de amigos cubanos aquí en París, estaba invitado un “disidente” acabado de llegar de Cuba. Le pregunté si le gustaba París y me respondió “Sí, pero lo malo es que hay muchos extranjeros y negros”. Pero lo que provocó que yo perdiera los estribos y lo enviara “lejos”, fue cuando nuestra amiga me dio una bolsa de ropa que ya le quedaba pequeña a su nieta, para que yo la enviase a Cuba. Aquel “disidente” dijo: “Pero así ustedes están ayudando a mantener el régimen de Castro”.

Hace cinco años me jubilé, fui 30 años profesor universitario de “Lengua y Civilización Latinoamericana” al mismo tiempo trabajé en un célebre Instituto en donde tuve como alumnos a parte de la élite de la sociedad francesa.

Puedes encontrar mi CV en el siguiente enlace:

Félix José Hernández Valdés – Wikipedia, la enciclopedia libre

Sigo escribiendo una crónica diaria y aunque desde marzo del año pasado a causa de la pandemia del Covid-19, me he visto impedido de continuar a vivir la vida intensa de enriquecimiento cultural junto a mi esposa, espero volver a vivirla gracias a Dios al final de este drama que está viviendo el Mundo.

Te envío un gran abrazo querido Amigo, también de parte de Marta para toda tu bella familia.

Recuerda que este guajiro camajuanense seguirá al lado de los pobres y que si los coprófagos le acusan de comunista, le importa muy poco.

Considero que solo sabré si triunfé en la vida en el momento en que me encuentre frente a Dios para ser juzgado.

 Félix José Hernández.          

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