Caminos y cruces

El Camino de la Autonomía para Puerto Rico

Primer paso

 
Hacer cristalizar en la conciencia colectiva de los simpatizantes una ideología común, una filosofía compartida, parece más difícil, que el convencer a los detractores. No es cosa fácil pues cada quien viene con creencias de las cuales  parecieran no querer desprenderse.
Adoptar una ideología política diferente, o nueva, es algo completamente transformador. Te da una visión de la vida diferente, no solo en lo político, también en lo cultural, lo he visto en algunos.

Otros tristemente siguen arrastrando sus viejos conceptos que su léxico refleja de forma inmediata. Por eso, muchas veces refuto, increpo y condeno cuando el resto solo filosofa. La  razón es simple, un converso necesita ser una criatura nueva, todo lo que sabía hasta ayer, ya de nada le sirve de ahora en adelante.

Este es el primer paso en el camino de la Autonomía para Puerto Rico. Los conceptos que el estado adoctrinó en beneficio del propio estado, para nada le sirven al autonomista y para cualquier otro que crea en la descolonización de Puerto Rico. Para el autonomista los conceptos raciales y los folklóricos, son opio para la razón.
Al gobierno colonial del ELA le conviene que los puertorriqueños nos sintamos como un pueblo ‘elegido’, diferenciado por gracia divina del resto del mundo, así nos sentiríamos realizados y conformes. Pero del sentir a lo tangible existe una abismal diferencia. No somos un pueblo diferenciado políticamente de los Estados Unidos, y no somos un pueblo diferenciado culturalmente de Hispanoamérica, ni mucho menos de España.
Conocer la diferencia entre el folclor y la cultura es esencial, repito, es esencial. Si usted le concede diferencia cultural a un español de un puertorriqueño entonces también tiene que concederle una nacionalidad diferenciada a un ponceño, un sanjuanero y un lareño.

¿Qué no? El sanjuanero con sus cabezudos, el ponceño con sus vejigantes y el lareño con su acento que cambia las E por las I, cada uno con sus cosas únicas, pero con una misma cultura, igual que todos los hispanos alrededor del mundo.

Los conceptos culturales, políticos y sobre todo raciales que dicta el oficialismo gubernamental solo sirven para legitimar el estatus colonial y subordinado hacia los Estados Unidos. Quien lea esto, y todavía esté arrastrando esas ideas disparatadas tiene que desecharlas, de nada sirven que no sea para crear división. «Somos lo que somos», NO hablamos algún dialecto africano, NI tampoco hablamos alguna lengua de aquellos invasores que llegaron desde el Amazona Venezolano mal llamados taínos por nuestros ancestros, los españoles. De nuevo, somos lo que somos, nuestra fe es el cristianismo que llegó desde España, nuestro idioma es el español, nuestros apellidos son españoles… Nuestra esencia y cultura es España, todo lo demás, TODO, es igual de relevante y ejerce menos influencia que el merengue dominicano o el guacamole mexicano, porque honestamente estamos más expuestos con regularidad a escuchar una bachata y comernos un taco o un burrito que a presenciar un cacique en un areito. Así de absurdo es reclamar lo que NO somos.

Y este, distinguidos lectores, es el primer paso hacía el Autonomismo Puertorriqueño y la descolonización de Puerto Rico: un cambio en la conciencia colectiva.

Una idea clara de lo que defendemos y combatimos es el primer paso, y quien no dé ese primer paso continuará resbalando en todos los demás. Por ahí los veremos creyéndose una nacionalidad que no tiene pasaporte o agradeciéndole a los yanquis la quiebra de Puerto Rico. Arrastrará rencores de cosas que no vivió y que tampoco sucedieron nunca jamás, reverenciará una bandera con una estrella masónica que no tiene nuestro escudo.
Y así seguirá. Elucubrando fantasías. Perdido, sufriendo la esclavitud como africano, con el colesterol por las nubes por los McDonald’s americanos, y endrogado por la cohoba taína. Simplemente, porque todavía no ha comprendido que un aguadillo es puertorriqueño, igual que un puertorriqueño es un español.
El resto, además de no importar tampoco aporta absolutamente nada.

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