«Durante quince años, las tropas realistas cumplieron con su parte en las selvas de Bolivia, en los desiertos de Chile y en las calles de la ciudad de México. Ganaron batallas de todo pelaje a los independentistas, resistieron cercos y marcharon distancias kilométricas. Hasta Simón Bolívar reconoció el valor y resistencia de aquellos «Corteses y Pizarros». España, en cambio, respondió a este esfuerzo hercúleo con olvido, miseria e ingratitud en cuanto los veteranos retornaron. Ni siquiera se mandaron más refuerzos desde la fallida Gran Expedición, que malogró Rafael de Riego en el peor momento. Solos fueron, solos volverían…»