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¡Ay, nuestra América!

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Viví seis años en la América Hispana y definitivamente me acriollé. No voy a dejar nunca de ser un indiano. Una parte de mí se quedó para siempre allá, así como una parte de allá se quedará siempre en mí. No voy a ser hipócrita: Me chocaron muchas cosas e incluso puedo decir que viviendo seis años en Perú, hice más amigos y compañeros brasileños que peruanos. Pero incluso en eso, se conoce que América siempre me ha rondado desde pequeño, como siempre ha rondado especialmente a esta parte de Andalucía. Y por algo me especialicé en Historia de América. No en vano de mi pueblo salió Fray Juan Calero, el fundador de Tequila, venerado como un santo en Jalisco. Y no en vano cada vez que podía iba a callejear al centro de Lima, cuya grandeza virreinal me transportaba al centro de Sevilla.

Ya en España, recuerdo que desayunando con los compañeros de trabajo, como entre una cosa y otra podemos formar una pequeña ONU, una de las compañeras es mexicana. Antes habíamos hablado otras veces de las similitudes entre México y Perú. Y aquel día tocó hablar de que en verdad, no somos tan diferentes de un lado al otro del océano, máxime si nos situamos en Andalucía, cosa que también nota mi limeña señora. Con todo, la conversación se dispersó por otros derroteros, y en total libertad y desparpajo, cayeron temas como:

-La absoluta y burda ignorancia sobre geografía que tenemos en España, creyendo que México es «Sudamérica». Asimismo, el absurdo complejo de superioridad que entró en España desde que entramos en una Unión Europea que no está haciendo sino cavar nuestra tumba después del pan para hoy y el hambre para mañana. 

-La hipocresía de la droga, tal y como dice Juan Pablo Escobar -hijo del famoso Pablo-, instrumento de dominio estadounidense sobre sus vecinos. Colombia no es el principal productor del mundo, sino Perú, y eso nunca sale en las noticias porque en especial desde el fujimorato en adelante, los políticos peruanos han sido bien sumisos a los dictados yanquis. Desde el Amazonas peruano salen diariamente kilos y kilos de cocaína con destino a Estados Unidos. Lo que pasó en Colombia fue que, especialmente con Pablo Escobar, los narcos fueron más chulos y competitivos y había un dinero que escapaba a la CIA y la DEA.

Hablando de la droga, la compañera mexicana me hacía notar cómo en España la gente está tan alelada que ni nos damos cuenta de que somos la principal puerta de la droga en Europa y el destino apetecido por mafias de más de medio mundo. 

-Los mitos de la leyenda negra contra España, en verdad, azuzados por las oligarquías para disculpar doscientos años de errores, y que especialmente la gente joven empieza a cuestionar hasta con beligerancia. 

Se empieza a conocer y valorar más no sólo la influencia española en América, sino también la influencia americana en España. Por más que joda a ciertos «puristas», no se entiende el flamenco sin los ritmos cubanos, así como no se entienden muchas tradiciones mexicanas sin el origen español (1).

-Y al final, concluimos que en Hispanoamérica hay mucha más libertad y sosiego para hablar de todo tipo de temas que en España. Salvando Venezuela, Cuba y todos los otros secuestrados por esos corruptos criminales de los que tanto gustan (y de los que tanto provecho han sacado) nuestros pijoprogres. Hasta en las redes sociales se ve. Según mi compañera, es muy fuerte el control social que los medios ejercen sobre los españoles de a pie. En Perú, así como en otros muchos países de nuestra América, se opina con total libertad de la ideología de género, el animalismo, el aborto, la leyenda negra y muchos otros temas más o menos polémicos que en España están vedados por mor de una tiranía hippie-progre cultural cada vez más totalitaria y asfixiante. 

Y en fin, después de una conversación de este tipo, me acordé de tantas cosas… Y siempre llego a la misma conclusión: ¡Cómo se equivocó la mediocre, rastrera y cobarde generación de nuestros padres con la mierda del europeísmo!

¡Ay, nuestra América! ¿Qué será de nosotros? Quién sabe si algún día nos tendremos que volver a ver… ¡Que Dios nos coja confesados! 

(1) Siempre insistimos en este tema. Y lo que nos queda…

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